Fuente: wwww.razonyrevolucion.org Agustina Desalvo
¿Y el MOCASE?
Algunos de los entrevistados consultados desconocen la existencia del MOCASE. Organización que, supuestamente, se ocupa de organizar a los “campesinos” de la provincia. ¿Será porque son obreros, como venimos argumentando, que el MOCASE no ha desplegado allí sus redes? ¿Será porque sólo tienen para ofrecer condiciones de vida similares a las ya conocidas por los trabajadores del desflore? Es decir, un pedazo de tierra que de nada sirve para el cultivo, pues ahí “no puede cosecharse ni una papa”; unos pocos animales, en la mayoría de los casos desnutridos, que no alcanzan siquiera para proveer el sustento básico, y viviendas sin los insumos elementales. El motivo poco importa. Lo cierto es que la clase obrera santiagueña vive y trabaja en pésimas condiciones y que los mismos trabajadores asocian las actividades de autosubsistencia con la miseria y el hambre y no, como sostienen los apologistas del MOCASE, con la autonomía y el bienestar. Por lo tanto, los obreros santiagueños requieren organizarse, pero no bajo el programa reformista y pequeño burgués de esa organización sino bajo el de la clase obrera. Lo llamativo es que pareciera ser que dicho movimiento es más conocido en Buenos Aires que en ciertas regiones del propio Santiago. Lo alarmante no es, de todos modos, que el MOCASE se encuentre ausente, sino que esa fracción obrera no se halle ni remotamente organizada. Tarea que seguramente, tarde o temprano, tomarán esos partidos de izquierda tan vilipendiados por la “organización campesina”.
NOTAS
1Gutierrez, M.: “Políticas en genética vegetal”, en Barsky: (ed.): El desarrollo agropecuario pampeano, Indec, INTA, IICA, Buenos Aires, 1991.
2Ver “Duplicarán la producción de maíz híbrido en la Argentina”, en www.asa.org.ar.
3Ídem.
4Según datos proporcionados por Jorge Rossin, Gerente Nacional Rural de Manpower.
5Entrevista a trabajador del desflore en poder de la autora. Las citas subsiguientes corresponden también a entrevistas en poder de la autora.
6Benencia sostiene que en la localidad de Atamisqui, ya en el año 1993-1994, se había incorporado el despanojado mecánico: “Cada máquina puede reemplazar aproximadamente el 50% de los jornales requeridos para el despanojado”, Benencia, Roberto: “Mercado de trabajo rural: posibles cambios”, en Realidad Económica, nº 109, IADE, Buenos Aires, 1992.
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