Este correo va dirigido en particular a militantes o simpatizantes de la Unión Cívica Radical. Pero en general a todos los que me conocen, que también son ciudadanos argentinos y deben saber vernos:
Disculpas a Jorge Wandelow, no está en mi memoria, pertenezco a la clase de 1944 y no sé si esta antes o después a la generación que pertenezco. De todos modos, adhiero puntualmente en cuanto a “Valores y Principios” de la Unión Cívica Radical, expresado en su nota del Informador Público el 20-11-2011.
Si digo, que junto a muchos correligionarios, también hemos militado y activamente desde Santiago del Estero. En este “hoy”, vaciado partido. Gracias a una dirigencia “Falaz y Descreída”, permanentemente compitiendo y no combatiendo a los “regímenes” más conspicuos. Acciones que nos obligaron a militar en la intemperie más absoluta.
Ahora bien, “Principios y Valores” que inspiraron un acta fundacional en hombres comprometidos con una causa, son una cosa y otra muy distinta, son los esgrimidos “dobles discursos” a que hemos estado sometidos desde el 10-12-1983 en la U.C.R. por muchos de los que ahora se desgarran vestiduras.
Me permito, antes de poner a consideración la nota de Jorge Wandelow, en todos los que se molesten atender este correo; una opinión personal vertida oportunamente ante amigos militantes de un cuadro de situación partidaria. “Todavía en este año de 2011, bregando junto a otros amigos por encontrar una salida al desastroso estado institucional de la Unión Cívica Radical en el Distrito de Santiago del Estero, observaba y sobre todo a nivel nacional de esta centenaria U.C.R. la continuación de conductas propias de emular al film WASHINGTON A PUERTAS SERRADAS (que muestra las luchas por el poder en EEUU). Mi juicio era y por decirlo finito, que los muchachos la habían visto demasiadas veces. Posteriormente notaba algo mas vergonzoso, hombres partidarios cerrados y mirándose a sí mismo, preocupados más en que restaurante se encontraban a elucubrar y que micrófono tomar pretendiendo ganar en imagen personal. Tribunas con operadores partidarios levantando el puño izquierdo cerrado hacia adelante y con elocuentes palabras reivindicar la república; pero sus acciones parecían más a una mano derecha hacia abajo y atrás queriendo recibir o recibiendo no sé qué amparo o regalía.
Marcelo Lugones
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20.11.2011 Política Por: Jorge Wandelow
La Convención Radical que yo vi
Por Jorge Wandelow
INFORMADOR PÚBLICO
Desde hace muchos, muchos años, como apasionado militante radical, al igual que algunos otros, vengo bregando por la necesidad de cambios de fondo en el partido al que amo y pertenezco. Partido del que, al igual que muchos, nos sentíamos excluidos. Partido que cerraba las puertas a sus afiliados y a la sociedad en su conjunto. Partido que se vaciaba de contenido ideológico por el capricho, el egoísmo, la ceguera y la soberbia de algunos de sus dirigentes, que negaban toda posibilidad de participación y, mucho más, de discusión.
Ellos preferían un partido pequeñito y mediocre donde perpetuar sus ambiciones personales y sus privilegios. Ellos preferían un partido con gente que escuche a sus ‘dirigentes sordos por voluntad propia’,impedidos de ver y sentir lo que ocurría a su alrededor, olvidados de sus responsabilidades cívicas y radicales.
Fueron años de militancia solitaria, de clamar por la vuelta a los principios, de reclamar que -al menos- nos devuelvan el derecho a decir que los radicales fuimos y somos honestos, sin tener que ponernos colorados por algunos de ellos.
Fueron años de pedir que se abra la discusión de las ideas; todos teníamos y sentíamos que algo podíamos que aportar. Fueron también años de pedir por la inclusión y el respeto a los más jóvenes que, desde la universidad o desde la calle, necesitaban su espacio de lucha y rebeldía, y no de un dedo doblegador de voluntades.
Estos reclamos nacieron mucho antes de los recientes resultados electorales. Nacieron cuando algunos correligionarios se creían dueños del mundo y de las personas por ‘ser gobierno’. Nacieron cuando una Internet incipiente aún no daba las posibilidades de hacer conocer emociones y pensamientos, ni un medio que hiciera conocer esos reclamos.
Todo eso apareció muchísimo después y los utilizamos. Al principio recibíamos insultos y descalificaciones, luego, poco a poco, fuimos viendo cómo, muy en privado, aparecían voces que casi en susurros nos decían que compartían muchas de nuestras ideas. Que era indispensable esa democratización del radicalismo, que era indispensable el debate, que no era hora de capangas totalmente alejados de la gente, de sus necesidades, de sus angustias.
Poco a poco nos fuimos encontrando quienes, aun teniendo algunas diferencias, coincidíamos en esa necesidad de modernizar a nuestro partido y mantener los principios, a la vez que replantear las ideologías y las estrategias, para transformar esa exclusión en una inclusión permanente.
Que nadie piense que estos reclamos son productos de una derrota electoral. Las victorias y las derrotas en política son simples circunstancias.
Pero esa lenta y paulatina suma de voluntades permitió que llegáramos de una manera distinta a esta Convención Nacional. En mi partido, la Convención nacional es la autoridad superior.
En todo el país se fueron produciendo reuniones previas, conformándose distintas vías y caminos en el mismo sentido de reclamos. La Juventud Radical, reclamando mayores espacios de participación; Franja Morada y la Organización de Trabajadores Radicales (OTR) igual.
Los Intendentes y Concejales de todo el País conformaron un Foro Nacional de Intendentes Radicales, exigiendo esas reformas que permitan que sean escuchados.
Y así, el día viernes tuvieron la gentileza de permitirme asistir y participar, manifestando mi apoyo a su declaración, en la reunión que realizaron en el Comité Nacional.
Es decir, una gran construcción colectiva, proveniente de distintos sectores de la UCR, donde por fin pudimos confluir y hacer llegar nuestras exigencias de cambio a la Convención.
Una Convención que presencié desde el comienzo hasta el fin. Una Convención que no tiene nada que ver con lo que veo y leo en los diarios. Una Convención más que necesaria, indispensable para los radicales. Una Convención donde por fin se debatieron ideas y políticas. Una Convención donde no hubo más violencia que dos minutos, donde después de un brillante discurso de Leopoldo Moreau, le contestó de manera agraviante y descalificadora el Senador Morales, y Moreau reaccionó acercándose para increparlo duramente. No hubo otra violencia, hubo apasionamiento en los discursos y en las barras al igual que ocurre en todos los partidos políticos. Es cierto que no hubo el quórum para votar las propuestas porque, primero Sanz y Rozas, y luego el resto de quienes debían dar respuestas a los cuestionamientos y quedarse a votar, se fueron, tal vez por cobardía, tal vez como una artimaña política. Y cuando Hipólito Solari Irigoyen, Presidente de la Convención, debió llamar a votar -agotada la lista de oradores- ellos no estaban, pero nosotros sí, al igual que los convencionales que nos representaban y un nutrido grupo de jóvenes que se quedaron con las ganas.
Y no tiene tanta importancia política el que no haya habido quórum para votar, como tampoco la tendrá nada de lo que haga esta conducción que no tiene representación dentro de la UCR. Esta Convención fue un éxito porque, al fin, desde los distintos sectores internos de la UCR se plantearon las cosas por su nombre.
A partir de ahora, si las autoridades constituidas no escuchan la firmeza de los reclamos internos ni perciben, tal como reiteradamente lo manifestaron, el repudio que siente por ellos la ciudadanía en general, ellos se quedarán por un tiempo con los sellos, pero la UCR marchará por el camino de los principios, de la lucha y las ideas que nunca debió abandonar.
La UCR es un partido auténticamente progresista y humanista, profundamente democrático y republicano. Tengan la seguridad los afiliados y la ciudadanía en general que nunca más permitiremos que se abandone ese rumbo.
Esa es la Convención Nacional que yo vi. Esa es la Convención nacional que yo viví.
Jorge Wandelow
Chaco Mundo
wandelow@gmail.com
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