domingo, 31 de marzo de 2013
La “Carta” de Yayo
Usted seguramente no desconoce que a diferencia de muchos que mandan, se debe ser asertivo en cada decisión, porque cada error, es imperdonable. Y que muchos creen que desde ahora, Usted puede ver al mundo desde otro lugar, quizá un lugar más alto, pero no es así, quien gana altura, no necesariamente tiene una mayor visibilidad. Es difícil que un halcón yerre su presa, pero es fácil que el mancebo lo atrape junto a ella en una jaula para esclavizarlo por siempre.
Confieso a Usted que resulta invalorable regresar cada tanto a nuestras fuentes, romper el cántaro más de una vez, y pasar sed, para recuperar aunque sea en la memoria el sabor del agua. Pero imagino que en Usted eso no es necesario. Sería como olvidar también aquél primer aroma a pan por las mañanas frías. O el olor a humedad oscura de las silenciosas penitencias de las habitaciones eclesiásticas. O como pretender desterrar el dolor propio, tolerable siempre, o los dolores ajenos, inolvidables en el cuerpo, en tanto uno haya crecido lo suficiente.
No sé en su caso, en el mío, siempre me acompañó hasta grande, ese olor a manual de hojas amarillas de primaria, parecido a esos libros pesados de generosos lomos, cuando intentaba saber que contenían dentro. Nunca pude sin embargo invadirlos de tal forma que aquél conocimiento fuera por siempre mío. Escapar con ellos. Supe allí que el saber siempre me vencería. Esa ilusión me desgarraba. Me desguarnece aun.
Por eso hoy no comprendo cómo sin leer, otros se atreven a mas, a jugar vanamente con sus próximos.
Y es que la Pobreza, usted y yo lo sabemos, nunca entiende. Por eso es pobreza. Porque hay quienes la fabrican. Por eso también la han separado del oro. Y para peor confusión, pobreza y oro han convivido desordenadamente en los silencios insobornables de tantos despachos, y por qué negarlo, de tantas iglesias.
La pobreza en cada discurso. El oro, en cada demostración.
Su país, está repleto de pasillos con estos ejemplos. Pero usted eso lo sabe. Perdóneme por atreverme, pero en esta vida, tampoco puedo imaginar dos cosas; poderosos sin robar, y hombres sin mujeres. Quiero decir que la vida sin lo primero es posible, aunque no lo consigamos, pero sin lo segundo, cualquier vida es improbable.
Perdóneme más aun. Usted tiene motivos para ser más infeliz hoy, de lo que pudo haberlo sido antes, si es que alguna vez lo fue. Porque son la conciencia y el conocimiento los que nos hacen infelices. Nos rebelan, y nos obligan a madurar no queriéndolo, viendo lo que estamos obligados a ver, y a cambiar. Contrario a eso, lo superficial no es felicidad, lo superficial es vano. Felicidad en cambio es sentirse bien consigo mismo a partir de lo que el conocimiento y el amor del conocimiento nos otorgan, no los bienes.
No podrá usted aplacar el hambre de tanto hambriento, si quienes deben, lo dejan solo. Ni podrá hacerlo tampoco si le besan la mano y después de cada foto desparecen, porque entre eso y la mentira, los abismos se comparten, son los mismos abismos. El mundo ya no se divide y usted no lo desconoce, entre ricos y pobres, porque esa es la consecuencia, no la causa; el mundo se divide ahora entre poderosos, desinteresados cómodos, y desposeídos. La ignorancia hace el resto.
Los humanos hemos extraviado la divinidad, y permítame dudar de tal existencia en tanto he sido superado por un escepticismo más defensivo que filosófico; sucedió en el mismo momento en que por política y no por raza, dejamos de tocarnos. Sí, cuando resulto eficaz para unos pocos ensayar cada división. Habrá que regresar a lo perdido en medio de tanta tecnología y ciencia actual, digo, no será fácil. Será tan complicado como pretender negar que la mentira es cierta.
Recuerda Usted, quiero creer, y recordará siempre la risa de cualquier chico. No hay nada más grande que la risa musicalmente inocente del humano cachorro. No solo la perdemos con los años, lo peor ocurre cuando la olvidamos, y lo siniestro sucede cuando la desconocemos. Somos crueles, si olvidamos lo inolvidable. Será por eso que imagino y quiero convencerme que usted compartirá conmigo, que es imprescindible Creer En Este Mundo y mantenerlo en Paz, pero no creer en todos, es necesario no creer demasiado en los que mandan, ya que por la salud de cada conciencia propia una dosis de desconfianza podemos permitirnos. Ser bondadosos, no implica ser ingenuos. Es bueno que ellos lo sepan. Y ese es el límite.
No creo en un mundo de Justicia divina si antes no existe una mínima justicia terrenal. Usted entiende. Tampoco creo que no pueda respetarse a quien piense diferente. Y usted que sabe de dolores, acaso múltiples e incomparable, por lo mismo que yo, pero dolores al fin, imaginara que no podemos creer tampoco en una iglesia sin mujeres. Desconozco y hasta dudo si Jesús fue rubio o castaño claro, más bien me lo imagino moro, y de cabello corto y motoso. Pero de lo que no dudo, es que ya existía la política, y que existió una Magdalena, después llegó la Fe. Para que haya amor en el hombre o en la vida, siempre debe haber una mujer. Y salvo el concepto fraternal idealista, nadie puede dar lo que no pasa por su cuerpo.
Ahora que está lejos, de usted se espera lo que pocos están en condiciones de dar. Imagino que a Usted le sucedía algo parecido a lo que me sucede a mí: Y es que nunca voy a poder ser todos los sueños que tuve, pero sin alguno de ellos, jamás hubiera sido esto que soy.
Ahora que Usted es el sueño de millones y ha comenzado este camino sin decepcionar, sepa que está solo, más solo que nunca. Hasta que quienes lo sigan abandonen por un rato lo celestial y comprendan realmente de qué se trata la Fe en la carne y los huesos. A Dios se llega, por los caminos de adentro.
Esté usted en Paz.
Felices Pascuas, páscae, pasja, pésaj. En definitiva; Feliz Paso, Buen Pasaje.
YAYO HOURMILOUGUE.
LA 5PATA
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