lunes, 2 de junio de 2014

La familia santiagueña Aranda vive en la extrema pobreza cerca de Loreto, pero el Estado le debe $ 2.000.000 y no le paga

En 1989, Juan Aranda, un peón rural de Santiago del Estero, fue arrasado por un camión del Ejército. Falleció en el acto. En ese momento, Aranda tenía siete hijos y esperaba otro más. Ese bebé, que nunca llegó a conocer, vivió junto a su familia en un rancho sin luz ni agua durante los 25 años de proceso judicial. Hoy, los Aranda deberían ser indemnizados por más de 2 millones de pesos aunque, según denunció el abogado defensor, "el Estado hace todo tipo de maniobras para no pagarles". En un cuarto de siglo se comprobó que el sargento Ferreyra, quien conducía ese día el camión por la ruta provincial nº18, estaba alcoholizado. El juicio, por daños y perjuicios, terminó en 2008, cuando la Justicia determinó que el Estado debe resarcir a la familia por una cifra millonaria: al monto original de 630 mil pesos se le suma un 6% anual de intereses que, en 25 años, da por encima de los 2 millones de pesos. Pero las múltiples apelaciones hacen que la posibilidad de cobrar la indemnización sea cada vez más lejana. La repentina muerte del padre, y sostén de la familia, no fue el único drama que sufrieron los hermanos: cuando Jesús, el último hijo del matrimonio, tenía dos años, su mamá falleció y los Aranda quedaron totalmente huérfanos, con cuatro paredes de barro como único refugio en medio de un rancho llamado Canalito, cerca de Loreto. Los años pasaron, resistieron los embates con changas y trabajo rural, pero su realidad no cambió demasiado: viven en el mismo rancho, en condiciones de hacinamiento, con un cuarto por hermano, donde crían a sus 20 hijos. Más info en: Perfil.com

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