El desastre para los productores litoraleños por las lluvias, las crecidas del Uruguay y el Paraná podría favorecer en la coyuntura a los consumidores. Debieron desplazar algo más de un millón y medio de cabezas por estar en tierras bajas y por lo tanto se espera que una parte importante de las mismas tengan que ser comercializadas ante el alto costo del alimento o el alquiler de tierras altas. Esto produciría en los próximos días una baja del costo del preciado plato argentino.
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