Marcelo Lugones, quien fuera candidato a gobernador de la provincia en los últimos comicios, cuenta en su haber con una amplia experiencia en materia de servicios públicos, habiendo ocupado distintos cargos en el municipio, entre ellos el de viceintendente y luego concejal de la ciudad, lo que le permitió ser testigo de las distintas etapas del derrotero de ERSA en Santiago del Estero. “Todo esto empieza cuando asume Gerardo Zamora como intendente de la capital, siendo durante su gestión, entre los años 2002 y 2005, que la empresa ERSA hace su ingreso en Santiago del Estero, al principio tímidamente, y luego más explícitamente durante el mandato de Julio Alegre, que es quien termina otorgándole a esa empresa el 80% de las líneas que circulaban” recordó. Para Lugones, la raíz de todos los males es el famoso permiso precario con el que se opera el transporte público capitalino hace más de doce años, siendo “fundamental” para garantizar un servicio de calidad, convocar a licitación pública para distribuir los distintos ramales. “Siendo yo concejal de oposición, y estando Julio Alegre al frente de la municipalidad, habíamos pedido con insistencia un proceso de licitación, hasta que el intendente, en el año 2008, terminó enviando un pliego que nosotros rechazamos porque estaba hecho a medida para que gane ERSA. Desde entonces, nunca más se envió un pliego y las empresas continuaron trabajando con prórrogas de permisos precarios y transitorios” explicó. También recordó el fideicomiso que en esa época constituyó la provincia y el municipio, por decisión de Zamora y Alegre, mediante el cual se adquirió una flota de colectivos marca Pauny Zanello que se habían dejado de fabricar, precisamente, porque tenían problemas de transmisión y no servían para transporte urbano de pasajeros. “Anduvieron un tiempo y, como era previsible, se empezaron a romper, al punto de que al cabo de dos años ya no circulaba ninguno” recordó Lugones. “Desde entonces comenzó un lento deterioro del servicio, que terminó explotando este año con la salida de ERSA” afirmó, para explicar luego que “si no queremos repetir estos errores, la primer medida a implementar es convocar a una licitación pública transparente”. Esa licitación, a juicio del exdiputado radical, en primer término tiene que contemplar una distribución equitativa de las líneas superavitarias y deficitarias: “Hay ramales que son más rentables que otros, y es necesario compensar eso, de manera que cada empresa tome una línea superavitaria y otra no tan rentable”. En segundo lugar, consideró que “no se puede permitir que una misma empresa tenga más del 25% de los corredores a adjudicar, como sucedió con ERSA, que controlaba el 80% del transporte capitalino”. Y, finalmente, propuso que se realice un resideño completo de los distintos ramales: “La municipalidad debe convocar a la UNSE, con quien mantiene convenios, para hacer un estudio de la ciudad y así definir cuales serían las líneas a licitar para que se cubra todo el ejido urbano” propuso.
El Transporte en números
“El sistema en Santiago vende alrededor de 55 millones de boletos anuales, que, en términos económicos, se traducen en aproximadamente $1.000 millones por año” explicó Lugones, para quien las empresas pueden mantener una rentabilidad razonable “vendiendo tres boletos por cada kilómetro que recorre cada unidad, que deberían ser unos doscientos colectivos con doce vueltas diarias a 28 km. cada vuelta”. Sin embargo, sostiene que “hay empresarios que pretenden que el Estado les pague los sueldos de sus choferes y les cubra la parte impositiva, así cualquiera hace negocios” cuestionó. “Sin dudas, si hacemos bien las cosas, el sistema debería funcionar con eficiencia y las empresas podrían obtener sus ganancias sin necesidad de que el Estado les subsidie todos sus costos”.
Fuente: Visión Santiagueña
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