domingo, 21 de julio de 2019

La pregunta del millón: ¿Conseguirá Pichetto las reformas económicas que necesita Macri?

El presidente Mauricio Macri eligió a Miguel Pichetto como su candidato a vicepresidente no porque le sume votos para las elecciones, sino porque le puede conseguir votos en el Congreso. El macrismo tiene pendientes en el Legislativo leyes económicas y principalmente la reforma laboral. La tarea de Pichetto será hacer un recuento de senadores que aún le responden y negociar con los gobernadores. Claro que antes Juntos Somos el Cambio deberá ganar las elecciones, hasta entonces será imposible para el oficialismo en minoría y con un peronismo expectante de los resultados electorales.
Los mercados recibieron favorablemente la novedad de que Mauricio Macri le ofreció la precandidatura a vicepresidente a Miguel Ángel Pichetto. Motivó esa bienvenida las opiniones públicas que tuvo el senador rionegrino en su gira por los Estados Unidos, donde les prometió a banqueros e inversionistas que la Argentina cumplirá sus compromisos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y no se caerá en default.
Además, los mercados sintieron alivio por la recuperación de la iniciativa por parte del Gobierno nacional en el plano electoral, aunque la figura de Pichetto no le suma votos a Macri.
Es que Juntos por el Cambio espera de Miguel Ángel Pichetto otra clase de votos, los del Congreso. Si el oficialismo logra la reelección en octubre (o noviembre en balotaje) renovará su ofensiva parlamentaria para sacar las leyes económicas que en estos cuatro años no pudo conseguir, como la reforma laboral.
Macri y Pichetto comparten su fascinación por el ‘modelo Vaca Muerta’, donde existe un acuerdo entre los gremios petroleros y los empresarios que terminó con los paros. Es una metodología que también impusieron las mineras.
Tras su gira por Estados Unidos, Pichetto (cuando todavía integraba Alternativa Federal) tuvo un breve momento en que llegó a impulsar la candidatura de Roberto Lavagna e incluso hicieron una presentación conjunta donde trascendió que el senador podía ser el vice del ex ministro de Economía. Tras ese acto porteño, Pichetto llevó al economista a un viaje al Sur donde visitaron el Invap y Vaca Muerta.
Pero los empresarios siempre quieren más. Insisten en reformas en materia previsional, tributaria y laboral. Por lo visto no les alcanzó con la reforma previsional de diciembre de 2017 que hizo tambalear a Macri.
El oficialismo sabe que no hay margen este año para semejantes demandas. Por eso intenta aplicarlas en cuotas empezando con el blanqueo laboral. Para endulzar a los sindicatos exhibe el proyecto de creación de la Agencia de Evaluación Tecnológica que le daría un freno a los amparos que ponen en jaque las finanzas de las obras sociales sindicales.
Sobre la reforma laboral el propio Pichetto ya viene agitando el tema: «la reforma del trabajo es imprescindible. Hay que ir a una construcción de consensos básicos y de acuerdos económicos-sociales entre el empresarios y los sindicatos».
En el nuevo Cambiemos confían en que Pichetto pondrá a su servicio su expertise legislativa pero, especialmente, la relación que cimentó durante años con muchos legisladores y gobernadores. En esa tarea se sumaría Rogelio Frigerio, con quien en varios momentos el senador peronista tuvo que competir y disputarse votos en el Senado en pulseadas memorables como la ley antitarifas.
Para preparar el terreno, se armó una gira entre Frigerio y Pichetto por el Interior cuyas primeras escalas eran Río Negro y Neuquén. Seguirán la estratégica Córdoba –donde se palpará el nivel de respaldo de Juan Schiaretti con la fórmula oficialista aunque ya optó por boleta corta- y Entre Ríos.
El problema será Diputados, donde la influencia de Pichetto y de los mandatarios provinciales es relativa y Cambiemos está en clara desventaja numérica con los opositores.
En ese ala legislativa el Gobierno pierde a su principal espada: Emilio Monzó. Aunque ahora se duda sobre la partida anunciada del titular de Diputados desde la incorporación de Pichetto a Cambiemos, que es más de lo que siempre reclamó a la Casa Rosada: convocar a peronistas al frente con la UCR y la CC de Carrió. Le dieron la razón, pero tardíamente.
Pero ya hay reemplazo para Monzó. Sería Cristián Ritondo, manteniendo la tradición de reservar ese sillón para un bonaerense.
Eso significa que la UCR quedó otra vez desairada.
(Columna publicada en el periódico Gazeta Legislativa el 20 de junio de 2019)
Fuente: 4 Semanas

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