Las distribuidoras de gas informaron que son 180 pymes las que se encuentran en estado “terminal empujadas a la quiebra”, lo que pone en riesgo el abastecimiento de garrafas y más de 3.000 puestos de trabajo.
Ante esta situación, elevaron un reclamo a la Secretaría de Energía para que intervenga en el complejo escenario que transita el sector.
La Cámara Argentina de Distribuidores de Gas Licuado (Cadigas) detalló que “debido a las fuertes pérdidas acumuladas al estar trabajando con márgenes muy inferiores a los necesarios para cubrir los costos de operación, unas 180 empresas Pymes se encuentran en estado terminal, empujadas hacia la quiebra”.
Además, pusieron en alerta a la sociedad ante un posible riesgo de desabastecimiento de un insumo que utilizan unas “10 millones de personas que viven en zonas vulnerables de todo el país”.
“Representamos a numerosas empresas de capitales nacionales que ya no tenemos resto para sobrevivir, con lo cual está en riesgo el abastecimiento del gas y el empleo de 3.000 personas, debido a la acumulación de deudas, que resultan imposibles de afrontar, sin que el Estado tome cartas en el asunto. La realidad es que por cada garrafa vendida perdemos un tercio de su valor, lo cual resulta absolutamente insostenible”, indicó la entidad.
Cadigas infirmó que en los últimos cinco años los costos crecieron por encima del 400% mientras que la actualización del precio final está en el orden del 140 por ciento. “La inflación nos carcome y la pérdida acumulada en el tiempo destruyó no solo la rentabilidad sino la posibilidad de mantenernos en pie ya que estamos muy cerca de la quiebra, por lo que el sector va hacia la extinción”, explicó en la Cámara.
La crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus “agravó” los sobrecostos derivados de las medidas de bioseguridad implementadas en el marco de la Pandemia, aumentando aún más las pérdidas”.
La Cámara pidió la invención de la cartera de Energía de Nación. “ Pedimos a las autoridades que por favor entiendan que la base de nuestros asociados está conformada por empresas de estructura familiar que diariamente realizan una actividad esencial, en plena emergencia sanitaria, entregando un producto crítico para millones de habitantes en estado de necesidad. Será imposible que los hogares humildes del país tengan gas de garrafa si nuestra actividad desaparece”, sostiene el documento.
Fuente: El Economista
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