miércoles, 23 de diciembre de 2020

Nacho Viale contó detalles sobre el ataque de una patota sindical que quiso entrar a la casa de Mirtha Legrand


Mirtha Legrand vivió ayer una situación angustiante e insólita para un Estado de derecho. Un grupo de personas intentó ingresar a su domicilio para realizar una “inspección sindical” en el marco de un presunto reclamo de aportes adeudados. El supuesto procedimiento no solo no había sido ordenado por la Justicia, sino que ni siquiera existe un expediente abierto por la cuestión.

Ignacio Viale, productor y nieto de Legrand, contó más detalles de la situación compleja que atravesó toda la familia. Según relató, la visita de estas personas a la casa de la diva de los almuerzos está vinculada a una extorsión y a un enfrentamiento histórico entre dos gremios que se disputan la representación de choferes y otros trabajadores vinculados a diversas figuras de televisión.

“Mirtha aporta hace muchos años al Sindicato Único de la Publicidad. Cuando contrató a su chofer, lo dio de alta en ese mismo sindicato porque es lo que correspondía. Ahora lo que surge es una guerra entre sindicatos que es un problema de ellos, pero de la que muchos ciudadanos somos víctimas, como sucedió ayer”, explicó Nacho en diálogo con Diego Leuco en radio Mitre.

En medio de ese conflicto, una patota sindical con 30 autos se presentó ayer al edificio ubicado en Avenida del Libertador en el que reside su abuela para hostigarla y presionarla. Según contó, para que se les permitiera el ingreso al departamento presentaron una fotocopia de un gremio que ni siquiera tiene personería gremial.

“Llegaron y dijeron que eran del sindicato tal y querían entrar a la casa. Hablaban de hacer una inspección y mencionaban a un inspector verificador propio del sindicato, llamado Mario González”, repasó Viale.

En la Argentina, la propiedad es privada y solo puede ser vulnerada con razones fundadas con una orden de allanamiento dictada por una autoridad judicial competente. En este caso, nada de eso existía: solo la intención de un grupo de sindicalistas de querer perturbar y hostigar a Mirtha Legrand, pocos días después de su regreso a la televisión.

“Acá no existe orden judicial, el sindicato no tiene personería gremial como para pedirla, no hay causa, no hay juzgado, no hay denuncia, no hay juez, no hay fiscal, no hay nada que esté dando lugar a esto. Esto es un acto de cuatro vándalos en una mesa, entre ellos la secretaria general de ese sindicato, Elba Andrea Aranda, que creo que tiene una relación sentimental con el ex secretario general, Luis D’Angelo”, declaró Viale.

Aranda es líder del Sindicato de Choferes Particulares, el mismo que hace unos meses había realizado un ataque similar a Susana Giménez. El propio Viale fue víctima de un incidente similar. Hace seis meses, la patota llegó a su productora para reclamarle una deuda por $4 millones. “Yo nunca tuve chofer, ando en moto y en monopatín, pero fui a mi sindicato que es el Satsaid y les pregunté a quién tenía que aportar. Ellos me explicaron que el convenio colectivo de trabajo del Satsaid incluye la figura del chofer y a partir de ahí no me molestaron más”, recordó.

“Yo le quiero sacar al tema los nombres de Mirtha Legrand o de Susana Giménez. ¡No puede ser que vivamos en un país donde cualquiera crea que puede entrar a tu casa! Dejémonos de joder. No podemos estar todo el día pensando en que te pueden pasar este tipo de cosas que están por fuera de la ley”, reflexionó Viale visiblemente enojado.

Y analizó: “Tanto que hablan de la pandemia, mi abuela es una mujer de 93 años que la estuvimos cuidando durante nueve meses, que gastó una fortuna para poder hacer su programa porque se lo merecía, para que vengan 30 estúpidos a querer entrar a la casa”.

Viale agradeció especialmente al secretario de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, Marcelo D’Alessandro, quien se interiorizó en el caso y envió a efectivos de la Policía para que intervinieran frente al avance de la patota sindical.

“Esto me hace seguir pensando que vamos a seguir adelante con la grieta y en el medio caemos todos los boludos de turno. Yo pienso que la Argentina va a salir adelante cuando yo diga blanco, vos digas negro y terminemos aceptando que hay un gris. Empecemos a fortalecer instituciones, así no va, no va salir de la economía si las instituciones no están claras. No va. No va si existen senadores que están metidos en el Congreso para no presentarse en la justicia. No va, es un papelón. Eso no se puede hacer”, completó.

La denuncia

Frente a esta situación, la doctora Mariana Gallego, apoderada de Chiquita, realizó una denuncia penal contra estos individuos, alegando “la posible comisión de los delitos de hostigamiento, extorsión y amenazas” contra la diva. La misma fue radicada en Unidad de Intervención Temprana a cargo de la Dra. Amil Martín, donde se le asignó el legajo DEN00700769. Y, por lo que se supo, la conductora estaría dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias por lo que considera que fue un verdadero atropello.

“Resulta del caso aclarar que el domicilio de una persona es inviolable, siendo un derecho reconocido por la Constitución Nacional, por lo que el intento de acceder al mismo, y pretender requisarlo sin orden judicial ni derecho alguno, constituye un grave delito”, decía el comunicado que la productora STORYLAB, propiedad de Nacho Viale y responsable de los ciclos Almorzando con Mirtha Legrand y La Noche de Mirtha, envió a los medios de comunicación minutos después de ocurrido el hecho.

Por otra parte, dado que Mirtha es una persona de riesgo frente al coronavirus y que, por su edad, se encuentra aislada desde hace nueve meses, resulta impensado que alguien quisiera ingresar a su vivienda sin tomar las precauciones pertinentes. Cabe recordar que, para que la diva pudiera despedirse de sus programas de El Trece, el sábado pasado debieron montarle una burbuja sanitaria que, entre otras cosas, incluyó el hisopado de todas las personas que tuvieron contacto directo con ella durante la grabación.

Marcelo Campos, el chofer de confianza de la diva, trabaja junto a ella desde hace veinticinco años y nunca ha manifestado ningún tipo de descontento. Las cargas impositivas y sociales vinculadas a su actividad laboral se encuentran al día. Sin embargo, al igual que le ocurrió a Susana Giménez a mediados de año con Marcelo Ahumada, Mirtha se vio involucrada en un reclamo iniciado de oficio por el gremio de conductores particulares. Y terminó con una manifestación en la puerta de su casa.
Fuente: Contexto Tucumán - Infobae

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