El índice de Pobreza de los Trabajadores ha mostrado un deterioro del 1,1% promedio mensual desde julio del año pasado, con una caída del 6,2% en todo el semestre.
Según el índice de Pobreza de los Trabajadores (IPT) que elabora la Fundación Libertad y Progreso en base a fuentes oficiales, los salarios han resignado poder adquisitivo. Esto implicó por ejemplo que una familia con ingresos en torno a los 50.000 pesos perdiera 6,2% de poder de compra de la Canasta Básica Total (CBT) y 7,8% respecto a la Canasta Alimentaria (CBA), entre julio y diciembre de 2020.El IPT mide la evolución de los salarios de los trabajadores argentinos, deflactado por la evolución de la canasta básica total, desde abril de 2016, porque durante la gestión de Cristina Fernández se dejó de publicar la CBT. Al ser un índice de variación mensual se puede analizar si desde que se publicó el último dato de pobreza, la situación ha mejorado o ha empeorado.
Natalia Motyl, Economista de la Fundación Libertad y Progreso dijo que “Según los últimos datos del INDEC, la pobreza ha alcanzado al 40,9% de las personas en el primer semestre del año y luego de haber mantenido una de las cuarentenas más restrictivas del mundo que provocó el cierre de empresas, locales y miles de pérdidas de puestos de trabajo, se espera que la situación se haya recrudecido fuertemente en los últimos seis meses del año”.
La situación se ha agravado en el segundo semestre de 2020 según el IPT sólo mide el empobrecimiento sufrido por quienes tienen trabajo y sólo tomando como parámetro su ingreso. Si comparamos finales del año pasado con octubre del 2017, momento en que se registró la mayor recuperación de los salarios en relación a la canasta básica antes de la crisis de 2018, podemos ver una corrosión de más de 20 puntos porcentuales. De no realizarse reformas estructurales para revertir el rumbo que lleva la Argentina lo más probable es que luego de las elecciones de este año, la caída sea estrepitosa.
Muchas veces se responsabiliza a “los grandes formadores de precios” por los aumentos y de esta manera se justifica el establecimiento de precios máximos. Sin embargo, a la hora de cotejar los precios de huevos, leche, carne y otros alimentos entre Argentina, Chile y Uruguay observamos que en nuestro país no son más caros, al contrario, suelen ser más baratos. Un litro de leche en Argentina cuesta USD 0,88; USD 1,12 y USD 0,78 para Chile y Uruguay respectivamente. El kilo de carne USD 5,71 (ARG); USD 9,4(CL) y USD 8,04 (UY). Una docena de huevos de USD 1,69 (ARG); USD 2,86 (CL) y USD 2,32 (UY). Las diferencias residen en realidad en el poder de compra, mientras que un trabajador argentino percibe (al tipo de cambio oficial) USD 506; un trabajador chileno, US D645; y, un uruguayo, USD 514
Sobre este tema Aldo Abram Director Ejecutivo en la Fundación Libertad y Progreso explica: “Nos dicen que los alimentos salen más caros porque los exportamos, lo cual es absurdo. Y se lo demuestro con un sencillo ejemplo: si yo le pregunto a cualquiera en la calle, ¿Quién va a comer una ensalada más barata, el que produce la lechuga o el que la compra en la verdulería o en el supermercado? Sin lugar a dudas me van a decir que quién la produce. Y tiene razón, por el costo de comercialización que hay que sumarle desde que se produce hasta el punto de venta. Lo mismo pasa con los países. El precio del bien al que se vende en la Argentina es el valor del bien puesto en la frontera o el puerto. Después, quien lo importa va a tener que pagar todos los costos de llevarlos a sus góndolas de su país, lo cual obviamente hace que eso sea más caro allá que en Argentina” y agregó que “ahora bien, estamos consumiendo alimentos mucho más barato que los países que los importan y nos parecen caros. El problema es que las políticas que estamos implementando hacen que cada vez se invierta menos en Argentina. Obviamente, eso hace que los trabajadores cobren menos y en definitiva ese empobrecimiento hace que no puedan comprar los alimentos. En contrapartida en los países importadores que tienen más inversión se generan empleos productivos con sueldos más altos que permiten comprar los alimentos aun cuando son más caros que acá”.
Tal como señalan los datos, las consecuencias de la implementación de políticas públicas cortoplacistas en materia económica ha causado un profundo daño a todos los argentinos, provocando una gran pérdida en la calidad y bienestar de vida. La única forma de romper este círculo vicioso de empobrecimiento, que lleva décadas, es haciendo las reformas estructurales para que argentinos y extranjeros vuelvan a querer invertir acá.
(Ver en este link los detalles de las propuestas de la Fundación “Libertad y Progreso” https://www.libertadyprogreso.org/2020/08/25/reformas-estructurales-para-salir-de-la-crisis/ )
Natalia Motyl, Economista de la Fundación Libertad y Progreso dijo que “Según los últimos datos del INDEC, la pobreza ha alcanzado al 40,9% de las personas en el primer semestre del año y luego de haber mantenido una de las cuarentenas más restrictivas del mundo que provocó el cierre de empresas, locales y miles de pérdidas de puestos de trabajo, se espera que la situación se haya recrudecido fuertemente en los últimos seis meses del año”.
La situación se ha agravado en el segundo semestre de 2020 según el IPT sólo mide el empobrecimiento sufrido por quienes tienen trabajo y sólo tomando como parámetro su ingreso. Si comparamos finales del año pasado con octubre del 2017, momento en que se registró la mayor recuperación de los salarios en relación a la canasta básica antes de la crisis de 2018, podemos ver una corrosión de más de 20 puntos porcentuales. De no realizarse reformas estructurales para revertir el rumbo que lleva la Argentina lo más probable es que luego de las elecciones de este año, la caída sea estrepitosa.
Muchas veces se responsabiliza a “los grandes formadores de precios” por los aumentos y de esta manera se justifica el establecimiento de precios máximos. Sin embargo, a la hora de cotejar los precios de huevos, leche, carne y otros alimentos entre Argentina, Chile y Uruguay observamos que en nuestro país no son más caros, al contrario, suelen ser más baratos. Un litro de leche en Argentina cuesta USD 0,88; USD 1,12 y USD 0,78 para Chile y Uruguay respectivamente. El kilo de carne USD 5,71 (ARG); USD 9,4(CL) y USD 8,04 (UY). Una docena de huevos de USD 1,69 (ARG); USD 2,86 (CL) y USD 2,32 (UY). Las diferencias residen en realidad en el poder de compra, mientras que un trabajador argentino percibe (al tipo de cambio oficial) USD 506; un trabajador chileno, US D645; y, un uruguayo, USD 514
Sobre este tema Aldo Abram Director Ejecutivo en la Fundación Libertad y Progreso explica: “Nos dicen que los alimentos salen más caros porque los exportamos, lo cual es absurdo. Y se lo demuestro con un sencillo ejemplo: si yo le pregunto a cualquiera en la calle, ¿Quién va a comer una ensalada más barata, el que produce la lechuga o el que la compra en la verdulería o en el supermercado? Sin lugar a dudas me van a decir que quién la produce. Y tiene razón, por el costo de comercialización que hay que sumarle desde que se produce hasta el punto de venta. Lo mismo pasa con los países. El precio del bien al que se vende en la Argentina es el valor del bien puesto en la frontera o el puerto. Después, quien lo importa va a tener que pagar todos los costos de llevarlos a sus góndolas de su país, lo cual obviamente hace que eso sea más caro allá que en Argentina” y agregó que “ahora bien, estamos consumiendo alimentos mucho más barato que los países que los importan y nos parecen caros. El problema es que las políticas que estamos implementando hacen que cada vez se invierta menos en Argentina. Obviamente, eso hace que los trabajadores cobren menos y en definitiva ese empobrecimiento hace que no puedan comprar los alimentos. En contrapartida en los países importadores que tienen más inversión se generan empleos productivos con sueldos más altos que permiten comprar los alimentos aun cuando son más caros que acá”.
Tal como señalan los datos, las consecuencias de la implementación de políticas públicas cortoplacistas en materia económica ha causado un profundo daño a todos los argentinos, provocando una gran pérdida en la calidad y bienestar de vida. La única forma de romper este círculo vicioso de empobrecimiento, que lleva décadas, es haciendo las reformas estructurales para que argentinos y extranjeros vuelvan a querer invertir acá.
(Ver en este link los detalles de las propuestas de la Fundación “Libertad y Progreso” https://www.libertadyprogreso.org/2020/08/25/reformas-estructurales-para-salir-de-la-crisis/ )
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