martes, 20 de abril de 2021

Nota de opinión: Cómo será mi Santiago después de la pandemia?

 Por Patricia Núñez*

Digo mi Santiago y me apropio de él como cualquiera de nosotros, sintiendo que el lugar que ocupo en este pequeño universo es fruto de mi existencia. La pandemia por el Covid 19 está obligándonos a andar un camino que no elegimos. Quedarnos en casa cuando lo que queremos es salir y entrar en ella con libertad sin restricciones, abandonar hábitos tan queridos por nosotros que, tener que dejarlos, nos produce tremenda angustia.

Nuestra mente resiste a caer en el hastío que puede llegar a ser peligroso y agobiante. Hacemos el ejercicio de buscar distraerla de todo aquello que nos recuerde que caminamos el camino que la pandemia nos impone y que no elegimos. Este pareciera ser el escenario donde se monta nuestra vida hoy.

La pandemia hizo que a muchos santiagueños les cayera el velo de la cara. Las medidas adoptadas por el Estado con duras consecuencias en materia de salud, economía, educación, convivencia ciudadana, le quitó romanticismo a la imagen de los gobernantes que, muchos santiagueños tenían.

El caso Abigail mostró, en primer lugar, la crueldad e inmoralidad de la orden emanada del gobernante y, en segundo lugar, la ejecución a cargo de la fuerza publica policial con fallas tremendas de formación para actuar en circunstancias de conflicto social a partir de un estado de cuasi derecho impuesto por una decisión gubernamental.

¿Qué será de mi pequeño universo cuando todo esto acabe? ¿Qué será de mi Santiago cuando la pandemia pase? Me imagino hablando con distancia social, pero sin barbijo, llevando el alcohol en gel como un accesorio más en mi bolso. ¿Cuánto falta para esto? No falta nada porque ya lo hacemos en esta nueva cotidianeidad impuesta y que no elegimos. El santiagueño es amiguero, abrazador y muy cariñoso. Nos ofendemos cuando nos desaíran o ignoran. Somos dóciles hasta que la confianza se rompe. En este tiempo pandémico, somos como una nueva versión de los indignados.

Mi mente resiste y resiste. Se niega a abandonar la libertad, la igualdad y la vida en un Estado de derecho pleno, sin autoritarismos ni cuasi democracias. El velo se cayó y hoy se ve lo que siempre estuvo ahí, disfrazado, romantizado vaya a saber por qué tipo de amor que experimentamos, pero que de seguro no es el amor libre. El Poder se apoderó de nuestra existencia, hace lo que quiere con ella, domina, obtura, oprime y mata.

Si mi Santiago está así en este presente pandémico y cuarentenal, ¿Cómo será después que pase la pandemia? Creo que podemos hacer que el arcoíris aparezca, apoyarnos mutuamente, ayudar al otro a descubrir que otra forma de vivir es posible cuando todo esto acabe. Que es posible poder vivir en libertad y justicia, sabiendo que aun tenemos capacidad para elegir.

*diputada provincial de Juntos por el Cambio

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