Se prorrogó por 60 días la Ley 26093/06 de Régimen de regulación y promoción para producción y uso sustentable de biocombustibles que venció el pasado 12 de mayo, más allá de la prórroga, las posiciones e intereses que conlleva esta ley, podemos inferir que en estos 12 años de implementación NO han sido debidamente evaluados.
Un informe realizado por el Ingeniero Agrónomo Claudio Demo, de la Universidad Nacional de Río Cuarto, cuestiona que no se cumplieron los postulados que declaraba la Ley, respecto a la sustentabilidad planteada en pos de un supuesto “desarrollo” de las Pymes, de la ruralidad y del sistema empresarial.
Entre los interrogantes que surgen, encontramos:
A nivel técnico científico algunos puntos a destacar serían: lo dificultoso de pensar como “sustentable” la producción de biocombustible basado en el modelo tecnológico agropecuario actual, con un balance dudosamente positivo en emisiones de GEI (gases del efecto invernadero), una acelerada expansión agropecuaria, pérdidas de materia orgánica constante, por sobreuso con monocultivo (soja), el incremento en fertilizantes que terminan eutrofizando lagos y contaminando napas, entre otros. Según el informe los fundamentos técnicos en los cuales se basan los pedidos de prórroga sin modificación de la Ley vigente, son cuestionables técnicamente porque usan criterios poco cuidadosos del ambiente y olvidan explicitar la brutal concentración económica que se generó en el rubro (en lugar de prosperar mayoritariamente las Pymes, tal lo expresaba la Ley). Por lo que cuestiona que deben hacerse modificaciones a la prórroga de tal forma que remedie los problemas generados y evite posibles futuros.
El 100% de las exportaciones y el 60 % de la producción nacional de biodiesel, está en manos de 5 empresas multinacionales que a su vez son las mismas que controlan casi el 70% de las exportaciones de granos: Cargill, Glencore/Vincentín, AGD/Bunge, Dreyfus, Cofco (Que compró Noble-Los Timbúes en 2016). Nada tiene que ver con la promoción ni “fortalecer a las pequeñas y medianas empresas y a los productores agropecuarios”. Dejando a la vista que, en la producción de Biodiesel, Alcohol de caña y de maíz lo que sí prosperó fuertemente son las mega empresas concentradas. Que no garantizan ni la distribución de la riqueza ni la reinversión en nuevos emprendimientos que ocupen más mano de obra.
En el mismo sentido destaca Demo qué el Estado ha “transferido” al Sistema Empresarial de los Biocombustibles cifras millonarias de dólares, supuestamente para desarrollar una estructura económica distinta a la que hoy se ha consolidado. Estas transferencias se realizaron de diversas maneras: Eximiciones y facilidades impositivas en los 3 niveles de Estado, Créditos a tasas negativas, diferencias de retenciones de exportación ampliamente favorables, precios fijos de venta del producto con márgenes superlativos, etc.
Por ello, concluye que es necesario hacer una evaluación más profunda y plural para que el Estado reoriente esa transferencia de recursos con un sentido de mayor democratización de la economía, se mejore en la sustentabilidad ambiental disminuyendo la presión en el uso de los suelos y el abuso de insumos contaminantes, de continuar la promoción de los biocombustibles.
Fuente:
Informe de Claudio DEMO: Chacarero de Villa Reducción-Córdoba, miembro de FAA y FECOFE. Docente de la FAV-UNRC.
https://drive.google.com/file/d/12SASoqW2wXtbYMC2F-rJbT-_Dwqn5XGM/view?usp=sharing
Por Alejandra Passarelli
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