El titular del máximo tribunal del país estuvo en la capital entrerriana para participar de la Jornada de fortalecimiento del Poder Judicial convocada bajo el lema “Hacia La Justicia que queremos”, organizada por la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación (UEJN) y la Universidad de Concepción del Uruguay (UCU).
Entre otros conceptos, ante una nutrida convocatoria, instó: “Sintamos el orgullo de pertenecer a un Poder que lucha todos los días por ser independiente, y lo digo desde una Corte Suprema que se ha mantenido independiente y se va a mantener independiente de cualquier presión. Desde esa perspectiva podemos ser optimistas de poder tener un Poder Judicial mejor”.
Rosatti cerró la jornada en la que estuvo precedido en las exposiciones por el secretario general de la UEJN, Julio Piumato; el vocal en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Concepción del Uruguay, Sebastián Gallino; el rector de la UCU, Héctor Sauret; y la presidenta del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos (STJER); Susana Medina, en ese orden.
“Si quisiéramos concretarnos en algunos de los aspectos que requieren más atención pública en la Justicia federal, por ejemplo, y en materia penal, deberíamos reconocer hoy que la capacidad de respuesta no está a la altura de las demandas”, introdujo, tras tomar conceptos de quienes le precedieron en la palabra. En ese orden, lamentó: “La sociedad se ha hecho más compleja; la conflictividad social se ha judicializado mucho, lo cual revela una cierta incapacidad de la sociedad de resolver sus conflictos sin pisar un tribunal. Desearíamos muchas veces, cuando vemos un expediente, que algunas de las cuestiones que se nos plantean hubiesen sido resueltas antes de pisar el primer tribunal”.
Seguidamente, analizó: “Desde lo geográfico, tenemos un mapa judicial que responde a otra época. El delito, y sobre todo cierto tipo de delito, se moviliza con cierta rapidez. Con un mapa de calor veríamos un desplazamiento geográfico del delito, pero el mapa judicial que tenemos es anquilosado, helado. Y esta intención de que el delito se acomode al mapa y no el mapa al delito sabemos que es una fantasía, es el mapa el que debe acompañar al delito. Por eso la creación de los juzgados debe seguir una lógica de la necesidad, pero también de la flexibilidad”.
“Es cierto que tenemos una estrategia territorial que no está acorde con las necesidades del combate de los delitos; también es cierto que tenemos atrasos tecnológicos, sobre todo respecto de los delitos que realizan los criminales con organizaciones, el narcotráfico, el contrabando. Tenemos una inequivalencia de armas”, evaluó. En ese punto, observó: “Cuando se le piden resoluciones rápidas al Poder Judicial lo primero que debemos decir es que además de tener una estructuración propia de la década del 90, estamos mucho más atrasados con el cubrimiento de las vacantes: 25 % en algunas jurisdicciones, 30 % en otras, 50 % de vacantes sin cubrir en mi provincia, Santa Fe, en la Justicia Federal. Desde esa perspectiva es muy difícil ser eficaz en el combate al delito, y esto no es responsabilidad del Poder Judicial, es responsabilidad de los otros poderes del Estado”.
Acto seguido, señaló: “Esto se suma a un conflicto adicional en materia penal: la coexistencia de dos sistemas procesales diferentes, que no solo expresan normas distintas de procedimientos sino que proyectan responsabilidades fuertemente diferentes entre los actores, fiscal defensor y juez. Si a esto le agregamos que en algunas provincias argentinas, en función de la ley, se aplica el desdoblamiento federal provincial para algunos delitos, dos responsables jurisdiccionales para combatir eficazmente un delito complejo de por sí. Si no articulamos bien esto, tenemos una dificultad adicional allí”.
“La solución a muchos de estos problemas remite a otros poderes del Estado”, marcó en ese punto. Y subrayó: “En mi caso, la Corte no está diciendo que los quiere resolver ella, sino que la Corte quiere participar en la búsqueda de la solución de estos problemas, participar en el mapa judicial, en la distribución de competencias en casos que pueda hacerse por ley, en la capacitación, en el acompañamiento tecnológico para la solución del delito”.
Pero admitió: “No todo depende de los otros poderes. Muchas de las soluciones dependen de nosotros mismo, del Poder Judicial federal y provinciales, esta es una responsabilidad que debemos asumir con mucha vocación. No comprendo por qué históricamente le poder judicial ha sido menos proactivos para asumir las competencias que le son propias, debemos ser muy proactivos, porque conocemos el listado de necesidades, los puntos de fallas del sistema”.
“Creo que estamos en condiciones de proponer y de realizar, cuando sea el caso, un plan estratégico para la justicia que congregue los problemas, las variables y posibilidades, con criterios realistas, con plazos, con responsables. No podemos esperar soluciones de afuera cuando está en nuestra responsabilidad poder hacerlo”, sentenció.
Seguidamente, expresó que una de las “enseñanzas” que la pandemia dejó al Poder Judicial fue: “Pensar por qué no hicimos antes algunas cosas que empezamos a hacer a partir de la imposibilidad de la presencialidad”, como la firma digital. Y planteó un desafío: “Ahora debemos preguntarnos qué cosas que deberíamos estar haciendo ahora no estamos haciendo. No es posible generar el avance a partir de una desgracia solamente. Y también debemos buscar un nuevo punto de equilibrio entre lo presencial y lo virtual. Discernir con inteligencia para optimizar los resultados para ver cuánto de lo virtual y presencial requiere nuestro trabajo”, dijo, retomando la ponencia de Gallino sobre la virtualidad en los procesos judiciales.
También instó a abordar otras cuestiones, como las de competencia. “Hay conflictos de competencias que duran años, mientras a veces el delito que tramita en esa actuación avanza”, advirtió. Pidió, en ese punto, “tomar al federalismo como un aliado y no como un obstáculo para el análisis de la competencia material”.
Haciendo un adelanto de la exposición que dará este viernes, también en Paraná, instó a los jueces al lenguaje claro en las sentencias. Y convocó a “la necesidad de que los jueces, sabedores del lenguaje en que se expresan, que es en parte técnico y natural, puedan reflexionar y reformularse hasta qué punto son necesarios ciertos tecnicismos, que muchas veces lo que hacen es oscurecer el mensaje de la sentencia, hacerlo menos comprensible el lenguaje. No debe ser un saber elitista, debemos lograr que el derecho sea entendido por toda la comunidad. Creo que también va a a contribuir a generar una nueva percepción de la justicia la forma en que hablemos a la sociedad”.
También reforzó el trabajo a realizar en la Justicia “desde la perspectiva de género; avanzar a una verdadera igualdad de posibilidades, es una aspiración que todos tenemos”, afirmó.
Sobre el final, retomando la intención de ser convocados para debatir los temas que atañen al Poder Judicial, Rosatti reflejó: “Trabajaremos en el corto, mediano y largo plazo, como corresponde. Soy muy optimista, y lo soy fundando en los recursos humanos que tenemos, en la vocación, en el aporte responsable de las universidades. Creo que vamos a poder recobrar el orgullo de ser judicial”.
En ese punto, hizo una reflexión en torno al conflicto armado, sin mencionarlo, en Ucrania. “Hoy, mirando las noticias, es inexorable hacer una referencia a la importancia de la vigencia del derecho, de las instituciones, de los modelos republicanos libres versus los modelos que implementan las decisiones a partir de la fuerza”, sostuvo.
“El rol del abogado, del juez, es fundamental en la sociedad. Tenemos que sentirnos orgullosos y privilegiados, en el buen sentido del término, de contribuir de alguna forma a que haya menos injusticias en nuestra sociedad. Sintamos el orgullo de pertenecer a un poder que lucha todos los días por ser independiente, y lo digo desde una Corte Suprema que se ha mantenido independiente y se va a mantener independiente de cualquier presión. Desde esa perspectiva podemos ser optimistas de poder tener un Poder Judicial mejor”, cerró.
Las palabras de MedinaPreviamente, la presidenta del STJ se refirió a su visión de la justicia. “La pienso y sueño como una justicia independiente, incorruptible, transparente, transversal. Una justicia eficaz, eficiente, cercana a la gente y con perspectiva de género. De tener una mirada amplia, generosa, no estereotipada, no sexista. Una mirada que incluya, abarcativa y que vaya más allá de lo que dice la letra de la ley”, reflexionó.
Y puso en valor: “Los jueces y las juezas que ejercemos una cuota importante de poder somos doblemente responsables: por nosotros y por los otros; sobre todo por los más pobres, por los que más sufren. La vida, la libertad, el nombre, la identidad, eso es lo que hacemos los jueces y juezas”.
“¿Y cómo podemos lograr esta justicia que parece ideal?”, se preguntó, a lo que respondió: “Con la capacitación y perfeccionamiento continuo. Capacitarse en los saberes técnicos, pero también en cultivar las virtudes. Queremos jueces y juezas técnicos que sepan derecho, queremos una judicatura que cultive las virtudes. Esa es la justicia que espero anhelo y por la que trabajo todos los días”, cerró.
Entre otros conceptos, ante una nutrida convocatoria, instó: “Sintamos el orgullo de pertenecer a un Poder que lucha todos los días por ser independiente, y lo digo desde una Corte Suprema que se ha mantenido independiente y se va a mantener independiente de cualquier presión. Desde esa perspectiva podemos ser optimistas de poder tener un Poder Judicial mejor”.
Rosatti cerró la jornada en la que estuvo precedido en las exposiciones por el secretario general de la UEJN, Julio Piumato; el vocal en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Concepción del Uruguay, Sebastián Gallino; el rector de la UCU, Héctor Sauret; y la presidenta del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos (STJER); Susana Medina, en ese orden.
“Si quisiéramos concretarnos en algunos de los aspectos que requieren más atención pública en la Justicia federal, por ejemplo, y en materia penal, deberíamos reconocer hoy que la capacidad de respuesta no está a la altura de las demandas”, introdujo, tras tomar conceptos de quienes le precedieron en la palabra. En ese orden, lamentó: “La sociedad se ha hecho más compleja; la conflictividad social se ha judicializado mucho, lo cual revela una cierta incapacidad de la sociedad de resolver sus conflictos sin pisar un tribunal. Desearíamos muchas veces, cuando vemos un expediente, que algunas de las cuestiones que se nos plantean hubiesen sido resueltas antes de pisar el primer tribunal”.
Seguidamente, analizó: “Desde lo geográfico, tenemos un mapa judicial que responde a otra época. El delito, y sobre todo cierto tipo de delito, se moviliza con cierta rapidez. Con un mapa de calor veríamos un desplazamiento geográfico del delito, pero el mapa judicial que tenemos es anquilosado, helado. Y esta intención de que el delito se acomode al mapa y no el mapa al delito sabemos que es una fantasía, es el mapa el que debe acompañar al delito. Por eso la creación de los juzgados debe seguir una lógica de la necesidad, pero también de la flexibilidad”.
“Es cierto que tenemos una estrategia territorial que no está acorde con las necesidades del combate de los delitos; también es cierto que tenemos atrasos tecnológicos, sobre todo respecto de los delitos que realizan los criminales con organizaciones, el narcotráfico, el contrabando. Tenemos una inequivalencia de armas”, evaluó. En ese punto, observó: “Cuando se le piden resoluciones rápidas al Poder Judicial lo primero que debemos decir es que además de tener una estructuración propia de la década del 90, estamos mucho más atrasados con el cubrimiento de las vacantes: 25 % en algunas jurisdicciones, 30 % en otras, 50 % de vacantes sin cubrir en mi provincia, Santa Fe, en la Justicia Federal. Desde esa perspectiva es muy difícil ser eficaz en el combate al delito, y esto no es responsabilidad del Poder Judicial, es responsabilidad de los otros poderes del Estado”.
Acto seguido, señaló: “Esto se suma a un conflicto adicional en materia penal: la coexistencia de dos sistemas procesales diferentes, que no solo expresan normas distintas de procedimientos sino que proyectan responsabilidades fuertemente diferentes entre los actores, fiscal defensor y juez. Si a esto le agregamos que en algunas provincias argentinas, en función de la ley, se aplica el desdoblamiento federal provincial para algunos delitos, dos responsables jurisdiccionales para combatir eficazmente un delito complejo de por sí. Si no articulamos bien esto, tenemos una dificultad adicional allí”.
“La solución a muchos de estos problemas remite a otros poderes del Estado”, marcó en ese punto. Y subrayó: “En mi caso, la Corte no está diciendo que los quiere resolver ella, sino que la Corte quiere participar en la búsqueda de la solución de estos problemas, participar en el mapa judicial, en la distribución de competencias en casos que pueda hacerse por ley, en la capacitación, en el acompañamiento tecnológico para la solución del delito”.
Pero admitió: “No todo depende de los otros poderes. Muchas de las soluciones dependen de nosotros mismo, del Poder Judicial federal y provinciales, esta es una responsabilidad que debemos asumir con mucha vocación. No comprendo por qué históricamente le poder judicial ha sido menos proactivos para asumir las competencias que le son propias, debemos ser muy proactivos, porque conocemos el listado de necesidades, los puntos de fallas del sistema”.
“Creo que estamos en condiciones de proponer y de realizar, cuando sea el caso, un plan estratégico para la justicia que congregue los problemas, las variables y posibilidades, con criterios realistas, con plazos, con responsables. No podemos esperar soluciones de afuera cuando está en nuestra responsabilidad poder hacerlo”, sentenció.
Seguidamente, expresó que una de las “enseñanzas” que la pandemia dejó al Poder Judicial fue: “Pensar por qué no hicimos antes algunas cosas que empezamos a hacer a partir de la imposibilidad de la presencialidad”, como la firma digital. Y planteó un desafío: “Ahora debemos preguntarnos qué cosas que deberíamos estar haciendo ahora no estamos haciendo. No es posible generar el avance a partir de una desgracia solamente. Y también debemos buscar un nuevo punto de equilibrio entre lo presencial y lo virtual. Discernir con inteligencia para optimizar los resultados para ver cuánto de lo virtual y presencial requiere nuestro trabajo”, dijo, retomando la ponencia de Gallino sobre la virtualidad en los procesos judiciales.
También instó a abordar otras cuestiones, como las de competencia. “Hay conflictos de competencias que duran años, mientras a veces el delito que tramita en esa actuación avanza”, advirtió. Pidió, en ese punto, “tomar al federalismo como un aliado y no como un obstáculo para el análisis de la competencia material”.
Haciendo un adelanto de la exposición que dará este viernes, también en Paraná, instó a los jueces al lenguaje claro en las sentencias. Y convocó a “la necesidad de que los jueces, sabedores del lenguaje en que se expresan, que es en parte técnico y natural, puedan reflexionar y reformularse hasta qué punto son necesarios ciertos tecnicismos, que muchas veces lo que hacen es oscurecer el mensaje de la sentencia, hacerlo menos comprensible el lenguaje. No debe ser un saber elitista, debemos lograr que el derecho sea entendido por toda la comunidad. Creo que también va a a contribuir a generar una nueva percepción de la justicia la forma en que hablemos a la sociedad”.
También reforzó el trabajo a realizar en la Justicia “desde la perspectiva de género; avanzar a una verdadera igualdad de posibilidades, es una aspiración que todos tenemos”, afirmó.
Sobre el final, retomando la intención de ser convocados para debatir los temas que atañen al Poder Judicial, Rosatti reflejó: “Trabajaremos en el corto, mediano y largo plazo, como corresponde. Soy muy optimista, y lo soy fundando en los recursos humanos que tenemos, en la vocación, en el aporte responsable de las universidades. Creo que vamos a poder recobrar el orgullo de ser judicial”.
En ese punto, hizo una reflexión en torno al conflicto armado, sin mencionarlo, en Ucrania. “Hoy, mirando las noticias, es inexorable hacer una referencia a la importancia de la vigencia del derecho, de las instituciones, de los modelos republicanos libres versus los modelos que implementan las decisiones a partir de la fuerza”, sostuvo.
“El rol del abogado, del juez, es fundamental en la sociedad. Tenemos que sentirnos orgullosos y privilegiados, en el buen sentido del término, de contribuir de alguna forma a que haya menos injusticias en nuestra sociedad. Sintamos el orgullo de pertenecer a un poder que lucha todos los días por ser independiente, y lo digo desde una Corte Suprema que se ha mantenido independiente y se va a mantener independiente de cualquier presión. Desde esa perspectiva podemos ser optimistas de poder tener un Poder Judicial mejor”, cerró.
Las palabras de MedinaPreviamente, la presidenta del STJ se refirió a su visión de la justicia. “La pienso y sueño como una justicia independiente, incorruptible, transparente, transversal. Una justicia eficaz, eficiente, cercana a la gente y con perspectiva de género. De tener una mirada amplia, generosa, no estereotipada, no sexista. Una mirada que incluya, abarcativa y que vaya más allá de lo que dice la letra de la ley”, reflexionó.
Y puso en valor: “Los jueces y las juezas que ejercemos una cuota importante de poder somos doblemente responsables: por nosotros y por los otros; sobre todo por los más pobres, por los que más sufren. La vida, la libertad, el nombre, la identidad, eso es lo que hacemos los jueces y juezas”.
“¿Y cómo podemos lograr esta justicia que parece ideal?”, se preguntó, a lo que respondió: “Con la capacitación y perfeccionamiento continuo. Capacitarse en los saberes técnicos, pero también en cultivar las virtudes. Queremos jueces y juezas técnicos que sepan derecho, queremos una judicatura que cultive las virtudes. Esa es la justicia que espero anhelo y por la que trabajo todos los días”, cerró.
Fuente: Análisis Digital
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