lunes, 7 de febrero de 2022

La Justicia que queremos


 De manera rotunda, la Justicia tuvo un rol protagónico durante la semana pasada. Pero como toda comedia dramática, en Argentina las adaptaciones suelen balancearse entre la “comedy and tragedy”  y la real realidad.

Cómo todos los domingos esperamos la columna de Borensztein, me atrevo a sugerirle, algunos actores con mucho potencial y un intento de borrador, para su próximo guión dominical post vacaciones.

Arrancamos, primer acto #1F: las renombradas actrices Cristina Banegas y Luisa Kuilok leerán una diatriba nacional y popular para “exigir la democratización de la Justicia, el fin de lawfare y el uso de la justicia con fines políticos”. Alguna sugerencia para la escenografía, de fondo un señor que personifica al Juez Ramos Padilla que asentirá con la cabeza cuando se vaya leyendo un mejunje de historia judicial para no aburrir a la platea al son de los bombos. ¡Pum pum! Tal vez, una gigantografía como telón de fondo con mucha gente para demostrar convocatoria.  Ahh me olvidaba, poner extras que lleven tobilleras para ejemplificar lo injusto del accionar de la Justicia, y que hagan un gesto de un frente de abrazo simbólico, que con esa fuerza podrán derribar las columnas de la institución judicial.

El segundo acto #FabiolavsElPresto:  hay un problema técnico, ocurre en el mismo momento que el primer acto, pero se plantea que no se contradigan entre ambos actos. Para ello, los protagonistas tendrán entradas triunfales, por la izquierda el periodista El Presto entrará disfrazado del dictador de Costa Pobre con dos mujeres despampanantes disfrazadas de una Justicia deseada, herida, ultrajada…, repartiendo scones de polenta. La primera dama Fabiola vestida de blanco crema inmaculada lo hará por la derecha, en una camioneta 4 x 4 con sus guardaespaldas rellenitos para imponer presencia. Aclaración: dicen que el youtuber no es periodista y que la primera dama es una concubina presidencial. Chequear la info. Para ello se contrata una fiscal Dupuy que hace tanto de fiscal como de acusadora y que planteará falsas pruebas para que haya si o si, un condenado.  De extras habrá testigos falsos para embarrar la cancha y darle más emoción al acto. Y de vez en cuando, habrá un cuchicheo cual chusma de barrio con rodete entre la Fiscal y la Primera Dama.  En este punto, la producción se agarra a las piñas porque se supone que la Justicia es imparcial. Guiño para el público. También tiene que haber paparazzis que tomen la primera foto del culpable con la cabeza a gachas y esposado. Garpa full.

Como en toda parodia, es importante resaltar aquellos momentos en que el espectador no logra discernir hacia dónde se dirige la obra.

Para ir cerrando la obra, el tercer acto #3F:  acá hacemos uso de la tecnología, en pantalla gigante se mostrarán los miles de convocatorias virtuales:  #Yo voy, # Justicia Independiente, #Yo voy y que con efectos especiales 3D, tipo los caminantes blancos, que salgan de la pantalla cuales paladines de la Justicia y creen un clima de fervor republicano.  Pero no todo es ilusión para salirse de la realidad virtual se contratará a 120 profesores de Derecho y ciudadanos republicanos para develar “la verdad ante todo” y desmentir conceptos como “contramarcha, independencia del Poder Judicial, judicatura, oficialismo y falsa oposición” y tirar la frase que “la Corte fue burda y groseramente atropellada por el gobierno de turno”. Se alerta acá que el público puede entrar en cólera:  o ayuda a los abogados a quemar los libros de derecho o sostener aún más las sólidas columnas del Palacio de Justicia.  Otro punto a debatir con la regie teatral es si los extras en este acto, los llamados “opositores o ventajitas” suman o confunden el mensaje.  

En síntesis, si el público viene a buscar respuestas o certezas de “La Justicia que queremos”, no debemos incitar ni a la horca pública en la plaza del pueblo ni a que la solución sea prender una vela al santo de su devoción.  Tal vez, a la salida del teatro se pueda regalar un ejemplar de la Constitución Nacional. Tiro ideas.

Alejandra Passarelli

p.d.: no existe parámetro de comparación con la pluma de Alejandro Borensztein, pero si hablamos de la “ventajita argentina”, esto podría ser una mala copia.

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