Grindetti no se cortó solo en la búsqueda de esos consensos que, entre el fin del año pasado y lo que va de 2022, insinuaron avances sustanciales para la aprobación de leyes en la Legislatura y la negociación por los cargos que le corresponden a la oposición. Contó para ello con la venia de la mesa provincial de Juntos, que le aprobó esa interlocución, compartida de alguna manera con el presidente del radicalismo bonaerense y jefe de bloque de diputados de Juntos, Maximiliano Abad.
En ese contexto, el jefe comunal lanusense había avanzado en el consenso para que en la Legislatura se aprobara la modificación a la ley que regula el régimen previsional de los empleados del Banco Provincia, con algunos cambios en la redacción del proyecto original elaborado por el Ejecutivo.
Pero el lunes, Mauricio Macri dio la orden de que los legisladores provinciales del Pro no aprobaran nada que modifique el cambio en el régimen jubilatorio promulgado durante el gobierno de María Eugenia Vidal. “Ahí se pudrió todo”, coincidieron ante la pregunta de La Tecla un senador, un diputado y un jefe comunal bonaerense.
Fuentes del partido amarillo le confirmaron a este medio que “Néstor avisó que no va a ser más el interlocutor con el Gobierno. Se cansó de ser el que se sienta, acuerda una cosa y después lo cagan los propios”. Desde el espacio político que acompaña a Grindetti aseguraron que “cada cosa que se define no se cumple, entonces para qué va a seguir gastando tiempo y desgastando una relación”.
En el mismo sector aseguran que ellos vienen haciendo bien las cosas para avanzar con temas que son necesarios para la Provincia y los municipios, y desde la cúpula nacional del PRO se boicotean esos acuerdos. Aducen, además, una responsabilidad en esas negociaciones que va más allá del actual gobierno.
Puntualmente, con respecto a la ley previsional del Banco Provincia, argumentan que la cadena de juicios iniciada es una bola de nieve cada vez más grande que le caerá a este o al próximo responsable del Ejecutivo provincial. No debe soslayarse, en este sentido, que el juez de la Corte Sergio Torres (propuesto por Cambiemos) fue uno de los que avisó que debía buscarse, entre la Provincia y el sindicato de los bancarios, una solución al conflicto por la movilidad surgido tras la aprobación de la ley impulsada por Vidal.
Los intendentes del radicalismo esbozan las mismas críticas hacia la conducción nacional de Juntos por el Cambio. “Macri detona todos los acuerdos, pero nosotros somos los que tenemos que gobernar los distritos de la Provincia y para eso necesitamos recursos, que muchas veces llegan por leyes que se acuerdan y que le permiten al gobierno provincial tener más recursos que luego derivan a los municipios”. Es en esta sintonía que Axel Kicillof les pidió ayer a los jefes comunales de la oposición que lo ayuden a aprobar la normativa en discusión en la Legislatura.
Volviendo a los problemas internos de la mesa provincial de Juntos, y en particular del PRO, mientras los intendentes parecen avanzar en un sentido, los demás actores con influencia en la Provincia interpelan hasta dónde los alcaldes pueden intervenir en las negociaciones por las leyes que se tratan en el Parlamento bonaerense. “Ellos pretenden que nosotros quedemos siempre sujetos a sus deseos y a las negociaciones que ellos llevan adelante, pero acá son varios los sectores representados con diferentes demandas”, le dijo a La Tecla un senador con terminal política en CABA.
LA PRIMERA IMPLOSION Y SUS ESQUIRLAS
El enojo de Grindetti, de quienes se alinean en su mismo horizonte político, y de otros sectores de la alianza opositora, que alcanza al radicalismo y a la Coalición Cívica, viene acumulándose desde hace tiempo. Si bien la disidencia por la ley de reforma previsional del Bapro es la gota que rebasó el vaso, la raíz principal del conflicto se arrastra desde diciembre y tiene como tronco la votación de la ley que permite la re reelección de los jefes comunales en el 2023.
Mientras los intendentes, tanto del oficialismo como de la oposición, brindaban a fin de año por haber conseguido la posibilidad de un mandato más, algunos legisladores del Pro que no responden a los alcaldes y, principalmente, María Eugenia Vidal, se encargaron de dejar expuestos a quienes acompañaron la modificación de la ley de limitación de mandatos.
Las heridas de aquella batalla siguen abiertas. A tal punto que esta semana, desde la Coalición Cívica, desde el radicalismo y desde el peronismo opositor realizaron una advertencia puertas adentro: “Votemos lo que votemos respecto a las jubilaciones del Banco o el Consenso Fiscal (lo otro que se discute por estas horas) tenemos que estar seguros de que después no vendrán los cuestionamientos públicos entre nosotros”.
En rigor, el problema es más profundo de lo efímero que pueden ser los dardos fratricidas en las redes sociales o a través de los medios. Cuando se convino con el oficialismo sacar la modificación a la ley electoral, también se consensuaron cargos que le correspondían a la oposición (y que no se votaron en ese momento porque no había acuerdo dentro de Juntos por los nombres para ocuparlos). En el momento de sentarse a la mesa para repartir la torta, todos los sectores pidieron una porción; incluso aquellos que vituperaron la jugada que, no casualmente, tejieron Insaurralde, Grindetti y Abad.
Puntualmente, con las sillas del Banco Provincia surgió un conflicto todavía en danza. “Los intendentes fueron los que pusieron la cara, fueron los que consensuaron con el Gobierno el cambio en la ley que limita las reelecciones y en esa negociación consiguieron los cargos para la oposición; y resulta que ahora quienes les dijeron de todo por ese acuerdo se quieren adueñar de esos cargos”, le dijo a este medio un dirigente ligado a uno de o los jefes comunales que por estas horas masculla bronca, y que no es del Conurbano.
El enojo en particular es con la imposición que Diego Santilli y Horacio Rodríguez Larreta realizan para que Bruno Screnci Silva, muy cercano al diputado nacional, ocupe una de las tres sillas que Juntos negoció tener en el Banco Provincia. Las otras dos serían para el radical Carlos Fernández y para el ex diputado Santiago Nardelli, solicitado por el intendente de Bahía Blanca, Héctor Gay, y la senadora de ese distrito Nidia Moirano. Sin éxito hasta el momento, Grindetti y Garro siempre anotaron para esa carrera al exalcalde de Morón Ramiro Tagliaferro, quien juega con ellos en el nuevo espacio Hacemos Juntos.
“Desde oficinas en la Ciudad de Buenos Aires, Macri, Larreta, Santilli, Vidal y Ritondo quieren imponer condiciones a los que negocian en la Provincia; y para colmo los dejan que hagan acuerdos y después se los rompen. En esa dinámica, Néstor no puede seguir desgastándose en la búsqueda de consensos que después se rompen desde adentro del mismo espacio”, sentenció una fuente al muy al tanto de los roces producidos en las últimas horas.
Desde la Legislatura bonaerense varios sectores internos piden que se valore más el rol de la mesa provincial y se respeten sus decisiones sin tener que someterlas siempre a los humores de la superestructura de Juntos por el Cambio. Algunas versiones indican que Grindetti, además de abandonar su rol de interlocutor con el Ejecutivo también podría alejarse de la mesa de Juntos.
Fuente: La Tecla
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