Alberto echó a Kulfas y puso a Scioli. El detrás de escena de una decisión que cambia todo el reparto de poder en el peronismo.
El jueves por la tarde Cristina Kirchner se reunió a solas en el Senado con Fernando Espinoza, el poderoso intendente de La Matanza y quizás el más importante por el volumen político de su distrito. Hablaron de todos los temas, de cómo está la situación productiva en La Matanza. Y de lo bien que le fue en una misión comercial en Brasil gracias a la gestión de Daniel Scioli. Cristina elogió a Scioli.
Lo venía elogiando mucho en muchas reuniones. Antes de que se conociera la noticia de que sería ministro de Producción, muchos en el Frente de Todos lo empezaban a ver como candidato a presidente. Podría satisfacer a todas las tribus del peronismo. No queda claro si el electorado independiente lo volvería a aceptar. La vuelta de Scioli a los primeros planos de la política lo deja de nuevo en carrera. Puede aspirar a más o quedar hundido como tantos otros que ingresaron al Gabinete.
No fue la única definición quedó después de esa reunión entre Cristina y Espinoza. Entre el jueves y el viernes hubo varias definiciones que podrían cambiar por completo el mapa político de la Argentina de los próximos meses.
La salida de Matías Kulfas del ministerio de producción tuvo algunos ribetes grotescos. Todo empezó por una información en off que circulo por Whatsapp, quizás mal redactada por algún jefe de prensa. Después, una empresa pública lanza un comunicado desmintiendo el off. La vicepresidenta retuitea el comunicado y el presidente echa a su funcionario más leal. Todo en un par de horas.
Kulfas fue uno de los primeros apuntados por el kirchnerismo como un "funcionario que no funciona". Se lo acusaba de cierta lentitud en la toma de decisiones y de pasar demasiado tiempo en su despacho en reuniones; no hay muchas fotos de Kulfas recorriendo polos industriales.
Alberto no quería prescindir de él y lo defendió todo lo que pudo. El ministro venía teniendo participaciones poco afortunadas. En distintas instancias se lo vio yéndose de boca en sus críticas al kirchnerismo. Incluso algunos compañeros de gabiente tuvieron que frenarlo para que deje de hablar.
Esta vez la declaración en on y off fue demasiado lejos:El ministro hacía una denuncia pública sobre supuesto direccionamiento en obra pública para beneficiar a una empresa.
Se trataría de la primera denuncia seria que aparece contra el Gobierno de Alberto Fernández por temas de obra pública.
No fue con una obra menor: se pone en tela de juicio el gasoducto Néstor Kirchner, que es la principal apuesta del Gobierno para abastecer de gas a buena parte del país, dejar de ser importador, y equlibrar la balanza energética y comercial. Es una obra urgente.
Como cuando echó a Ginés González García, Alberto Fernández actuó rápido. Le pidió la renuncia a Kulfas y nombró casi inmediatamente a su sucesor para evitar que rueden las especulaciones.
Scioli es un moderado; siempre lo fue. Pero también siempre fue leal a Cristina Kirchner. Como había anticipado A24.com, el Gobierno se repliega sobre el peronismo clásico, con el aval de la vice. Esta semana llegan al Gabinete Daniel Scioli y Agustín Rossi (como titular de la AFI); se suman a Juan Manzur, Aníbal Fernández, Julián Domínguez, Daniel Filmus, Jorge Taiana... el albertismo sigue perdiendo casilleros.
Mientras en la cima del poder se discuten nombres en la realidad real aparecen otras preocupaciones...
Los problemas reales
Las escuelas públicas no tienen calefacción. En invierno hace frío, mucho frío. La gran mayoría de los edificios escolares son viejos, muchos de más de 100 años. No hay manera de calefaccionarlos bien. Pasa en todos lados: en el barrio más humilde de la Provincia, en un pueblo rural o en el centro porteño.
En la provincia de Buenos Aires, los gasistas matriculados saben que en muchos casos hay instalaciones viejas o truchas y que para poder arreglarlas tienen que cortar el gas en el edificio, quizás durante meses… Mejor el "siga-siga". Los gremios docentes dicen que el problema es de todos y de nadie; como mucho, del gobierno anterior. Nunca de este.
La inflación está mal. No baja. No lo suficiente. Aun proyectando buenos números para el segundo semestre, la mayoría de los economistas creen que no va a bajar del 70%.
Las reservas están clavadas en 41 mil millones de dólares. Tenían que crecer este trimestre. Técnicamente vienen bajando. Deberíamos estar en el mejor momento; lo que viene -se supone- va a ser peor.
Ninguna de las metas con el FMI se va a cumplir. Habrá que pedir un perdón, también conocido como "waiver".
La crisis educativa es total. Más allá del gas, la Ciudad de Buenos Aires hizo evaluaciones. Todas dieron mal. El Gobierno porteño dice que es culpa de que Nación no les dejó abrir las escuelas antes (por la pandemia). Seguramente tienen razón. ¿Pero no hicieron nada mal?
El sistema de salud está colapsado. Ya no se trata de la saturación por Covid. Las prepagas dicen que no pueden garantizar el servicio (porque no les dejan aumentar); las obras sociales dicen que no pueden garantizar el servicio (porque Nación no les transfiere fondos que les deben); los hospitales públicos no dan abasto. Las prestadoras quedaron desfinanciadas después de la pandemia.
La inseguridad no da tregua. El jefe de Gabinete, Juan Manzur, admitió en su último informe en el Senado que en una ciudad icónica del narcotráfico en el país (Rosario) se incautaron durante todo el año 3 kilos de cocaína (¡3 kilos!) entre todas las fuerzas federales.
En ese escenario, la política está muy preocupada y vienen haciendo una serie de reuniones para tratar de solucionar muchos temas que los aquejan…
Trabajando "para la gente"
El jueves por la noche, Alberto Fernández reunió a los gobernadores. Decidió no abordar ninguno de esos asuntos que enumerábamos antes. Los juntó para depurar un proyecto de ley para aumentar a 25 los miembros de la Corte Suprema de Justicia.
La idea es poder darle a cada gobernador su propio juez y diluir un poco a los jueces actuales de la Corte, que sacan fallos que no gustan. El tema de la Corte Suprema no figura entre las 6 principales preocupaciones de la gente, según una encuesta de Opina Argentina.
El jueves por la tarde, la oposición se puso de acuerdo en algo. Van a llevar al Congreso –“¡por fin!”- el debate de la Boleta Única de papel, para terminar con las “nefastas boletas partidarias”. Otro tema que no le importa a nadie. El sistema electoral argentino es perfectible, pero funciona, no tiene grandes denuncias de fraude y el remedio puede ser peor que la enfermedad. Pero más allá de eso, tampoco figura entre las preocupaciones.
La otra noticia de la semana es que -¡por fin!- se mostraron juntos Alberto y Cristina, como los Pimpinela. Un acto por los 100 años de YPF (otro tema que le interesa a la gente), en medio de una crisis energética que puede poner en jaque a todo el programa económico.
Las dudas del peronismo
En el peronismo hay dos acuerdos vigentes. El Gobierno de Alberto está terminado. No hay margen para nada más. Cristina le bajó el pulgar. El acting del aniversario de YPF es más resignación que otra cosa. Cristina ya ganó.
El albertismo residual ya decidió volver a Cristina. Los más albertistas del gabinete, Gabriel Katopodis y Juanchi Zabaleta, ya entendieron que no hay futuro sin ella. En los últimos tiempos recompusieron relación.
Zabaleta va a dejar el Ministerio de Desarrollo Social antes de fin de año. Tiene que volver sí o sí a su municipio, hoy a cargo de un intendente interino de La Cámpora.
En la reunión con Espinoza -en la que se habló mucho de Daniel Scioli- quedó clara también otra situación. Cristina quiere reeditar la relación que tenía Néstor con los intendentes a través de la Federación Argentina de Municipios (FAM) que hoy encabeza Espinoza. Néstor hablaba directo con los intendentes y Cristina quiere tejer esa relación directa. Necesita consolidar su poder en el conurbano, que es su último bastión importante. Sea para una candidatura distrital o para ser candidata a presidenta.
La candidatura de Scioli ya estaba dando vueltas. Ahora va a ser artífice de su propio destino.
Otro nombre que toma cada vez más fuerza en el peronismo es el de Gerardo Zamora, gobernador de Santiago del Estero. El hombre que gana por más diferencia de votos desde 2005. Zamora es radical. Algunos se ilusionan con fracturar Cambiemos con esa candidatura. Por ahora, realismo mágico.
Juan Manzur dio su informe como jefe de gabinete en el Senado. Antes también se vio con Cristina. Después de esa reunión y de su presentación, Oscar Parrilli -que siempre repite lo que le dice Cristina- lo elogió: "Nos sentimos orgullosos de un jefe de gabinete como usted". Raro.
Manzur ya avisó en la provincia que en octubre se vuelve a Tucumán. El viernes pasado irrumpió en un congreso regional de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) en su provincia. El cierre iba a estar a cargo del vicegobernador (a cargo de la gobernación), pero cayó él. Va a ser un problema para Alberto conseguir un reemplazante.
La UOM es el gremio industrial más importante del país. Por cantidad de gente y por historia. En ese congreso en Tucumán se planteó endurecer la posición del sindicato frente al Gobierno: “El movimiento obrero debe estar en la calle luchando contra los especuladores de precios y exigiendo que el Gobierno no sea neutral en la puja distributiva”, dijo el flamante Secretario General del Sindicato, Abel Furlán. Recordatorio: Furlán le ganó a Caló histórico líder de la UOM por ser demasiado tibio.
“La industria se recupera y crece. Necesitamos que nuestro gobierno intervenga en la redistribución”, definió Furlán. ¿Servirá Scioli para negociar en esa nueva etapa?
En la Argentina por cada necesidad hay un problema. Y la dirigencia política no se hace cargo de nada. Todos siguen viendo cómo resolver sus problemas: la Justicia, el sistema electoral, el sistema de alianzas, las encuestas…
Alberto queda jaqueado por Cristina, por los gobernadores, por los sindicatos y por el propio albertismo. Solo le queda rezar para que las soluciones de Guzmán lleguen a tiempo. ¿Llegarán?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario