El referéndum recomendado por la ONU y aceptado por Marruecos no pudo finalmente organizarse debido a las maniobras de Argelia y el Polisario que hicieron todo lo posible para impedir la inscripción de los saharauis marroquíes en las listas electorales.
Esta opción de arreglo finalmente se consideró inviable, como concluyó el enviado especial de la ONU en ese momento, el holandés Peter Van Walsum. Su abandono fue confirmado por la resolución 1292 del Consejo de Seguridad de la ONU del 29 de febrero de 2000, según la cual la MINURSO, sin perjuicio del mantenimiento de su nombre, será en adelante la única responsable del seguimiento del alto el fuego en el Sáhara donde el Secretario General de la ONU, el difunto Koffi Annan, también pidió encontrar una solución final aceptada por todas las partes del conflicto. Este llamamiento de la ONU es una Importante victoria diplomática para Marruecos, porque hizo surgir la idea de una solución política defendida por el Reino, incluso si los planes I y II de James Baker, quien una vez fue enviado al Comité Especial de la ONU en el Sáhara, son sólo una pálida copia.
Se sucedieron varias resoluciones de las Naciones Unidas hasta que Marruecos presentó oficialmente, en 2007, su plan de autonomía en el Sáhara, como solución a este conflicto ficticio. El amplio apoyo que este plan recibió a nivel internacional supuso también una gran victoria diplomática para Marruecos.
Como respuesta Argelia intentó destruir este plan, con la ayuda y la complicidad de Christopher Ross, exembajador de Estados Unidos en Argel, que se convirtió en enviado especial de la ONU al Sáhara. Aprovechando los vientos de libertad que empezaron a soplar sobre Marruecos con el nuevo reinado, Argelia, tras el abandono del referéndum en el Sáhara, jugó a sus anchas en el plano de los derechos humanos, intentando transformar la MINURSO, con la ayuda de Chrisopher Ross, en una misión de vigilancia de los derechos humanos en el Sáhara marroquí. Christopher Ross será incluso el portavoz de Argelia ante la administración estadounidense para que escriba un proyecto de resolución de la ONU que instruya a la MINURSO a producir informes anuales sobre la situación de los derechos humanos en el Sáhara marroquí y en Tinduf.
Una disputa diplomática nada facil
La respuesta de Marruecos a este proyecto maquiavélico fue mordaz, no solo a través de la drástica reducción y despido del personal de MINURSO presente en el Sáhara marroquí, sino a través de una movilización unánime y sin precedentes del frente interno. Altas autoridades del país, gobierno, parlamento, partidos políticos, medios de comunicación, sociedad civil dijeron al unísono que la integridad territorial de Marruecos de ninguna manera puede ser objeto del más mínimo regateo, lo que hizo que los promotores se retractaran de inmediato de este borrador muerto. resolución, sobre todo porque las relaciones americano-marroquíes iban a sufrir un duro golpe (suspensión de los tratados de libre comercio, maniobras del león africano, boicot al embajador de EEUU en Rabat, etc.). Esta presión diplomática de Marruecos, sobre la base de su frente unido, finalmente dio sus frutos ya que el 25 de abril de 2013, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó su resolución 2099, sin mencionar ninguna expansión de la misión MINURSO que, hasta el día de hoy, permanecerá centrada en seguimiento del alto el fuego en la región.
Esta movilización interna que hizo doblegar a los estadounidenses es uno de los mayores éxitos de la diplomacia marroquí, cuyo punto culminante se alcanzó en 2020, con el reconocimiento de la marroquinidad del Sáhara por parte del propio presidente norteamericano.
Consulados, cuya presencia apoya la reivindicación del Reino
También es para destacar el apoyo internacional, incluido el del SG de la ONU, a la intervención pacífica del ejército marroquí, que desalojó al Polisario de El Guerguerat el 13 de noviembre de 2020, constituye una victoria diplomática más, sin hablar de la batalla de decenas de consulados que más de una treintena de países han abierto en los últimos tres años en las principales ciudades del Sáhara marroquí (El Aaiún y Dakhla). Además de los 193 estados miembros de Naciones Unidas, Argelia es el único país que ha denunciado la apertura soberana de estos consulados en las ciudades del Sáhara marroquí.
Otra prueba del hundimiento de la diplomacia argelina bajo el vapuleo de su homólogo marroquí es que en los dos últimos años Argel ha cogido la mala costumbre de rechazar sistemáticamente las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el Sáhara. Y por una buena razón, se lo designa como el principal actor que debe volver al proceso de mesa redonda para ayudar a encontrar una solución política y realista sobre la base únicamente del plan de autonomía marroquí, de acuerdo al diario en lengua árabe Al Ahdath Al Maghribia.
Finalmente, en Africa, en América y en Asia, día a día van cambiando su opinión los pocos paises que en la Unión Africana o en Naciones Unidas reconocían la existencia de una republica fantasma y un supuesto ejercito que no es mas que una banda apoyada por Argelia y con muchas causas judiciales en Africa y Europa por reiteradas violaciones a los Derechos Humanos.
Por todo lo detallado, parecería simple y facil que el mundo reconociera la legitimidad de la propuesta marroqui en la ONU, pero en política internacional nada es sencillo y para llegar a la actual situación fue primordial el funcionamiento de un equipo diplomático con profesionales de primera que asimismo están totalmente consustanciados con la orientación del Rey Mohammed VI mas la unidad conceptual y espiritual de Rey-Estado-Pueblo.
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