Vamos a intentar realizar un experimento mental donde el entrelazamiento cuántico juega un papel fundamental. Daremos como un hecho que el entrelazamiento cuántico transporta información de una partícula, o conjunto de partículas, entrelazada a la otra, a pesar de la reticencia de los científicos de admitir que esto es información que se realiza a velocidades superlumínicas cercanas al infinito. Hasta ahora se han utilizados eufemismos para no aceptar que es información la naturaleza del transporte en el entrelazamiento cuántico. En el fondo no quieren desautorizar a Einstein en la teoría de la relatividad especial, cuando fijó un límite a la velocidad de la materia que no puede superar a la de la luz. No existe contradicción alguna. Cuando Einstein publicó su trabajo fue en el año 1905, la limitación de la velocidad que podía alcanzar la materia es la velocidad de luz y estaba referida los corpúsculos ondas que denominó fotones. En cambio, el concepto de información, que podemos asimilar al del pensamiento, en caso de constituir materia, ya que provienen y son originadas por organismos materiales, es tan sutil que encasillar su definición nos parece innecesario para este experimento. De todos modos, tampoco sabemos nada, por ahora, de qué es el entrelazamiento, así como del pensamiento, podemos medir sus efectos, pero seguir desconociendo su esencia. Lo que sí está probado por múltiples experimentos realizados durante muchos años, por distintos investigadores, y de diversas geografías, es que cuando una partícula o millones de partículas, modifica su estado, la otra entrelazada también lo hace, a distancias que pueden ser tan grandes como lo límites del universo conocido y además al instante. Entonces, es lícito suponer que la información que se desplaza a esas velocidades, viajar en el tiempo y el espacio, según las predicciones realizadas por el mismo Einstein y comprobadas científicamente por experiencias repetibles, como lo es la de los satélites gemelos Galileo, que giran en ópticas elípticas, que el tiempo se comprime a velocidades cercana a la de la luz, lo cual permite, según la teoría, ir hacia atrás hacia el pasado o adelante hacia el futuro. Siguiendo con el experimento mental, tenemos entonces información que en su desplazamiento a velocidades superlumínicas, se adentra en el pasado y en el futuro y cuando llega a la partícula de destino, es probable que traiga adheridos datos de hechos que han sucedido o que van a suceder. Estos datos, que pueden manifestarse en magnitudes como el momento magnético, el momento angular, la masa, la energía y otras, que se pueden obtener por análisis destructivos, por pruebas de laboratorio, etc. no lo podemos procesar con la tecnología actual para establecer parámetros que permitan una interpretación aproximada que nos lleve a conocer los hechos del pasado o del futuro. O tal vez sí, suponemos que la computación cuántica estaría capacitada para hacerlo, pero también las computadoras convencionales que en esta última etapa han evolucionado con el auxilio de chips de 7/5/3 nanómetros, lo que les permite aumentar exponencialmente su capacidad de procesamiento y lectura de datos, obviamente, acompañadas de algoritmos desarrollados al efecto. La IA ha dado un salto de gigante, sin inversiones demasiadas elevadas considerando el rápido retorno y la radiación de negocios que ha generado y a generar, por ejemplo, las fabricas de chips, caso NVIDIA, hoy la estrella de la bolsa de valores. Del mismo modo, abrir una nueva línea de investigación, basada en la lectura de la información que trae el entrelazamiento cuántico cuando pasa por velocidades superiores a la luz, con el objeto de verificar hechos del pasado o conocer de forma anticipada, cosas que acontecerán en el futuro, comenzando la experiencia con las computadoras convencionales y luego, cuando sea oportuno, con las cuánticas, podría generar nuevas posibilidades científicas tecnológicas, inversiones, y múltiples negocios, de la misma forma que ha acontecido con otros desarrollos científicos tecnológicos.
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