El aterrizaje de Milei en la provincia de Buenos Aires acelerará la descontrolada interna entre Kicillof y Máximo Kirchner. “Axel no se quiere pelear con Cristina, ¿pero hasta cuándo puede seguir esto así?”, dicen cerca del Gobernador.
De las nueces, pasaron a los ruidos. “Cagón” le estampó la camporista Mayra Mendoza al intendente de Avellaneda Jorge Ferraresi porque le hizo un acto en Quilmes a favor de Kicillof. Fue en una reunión en la Gobernación, delante de Kicillof. Ferraresi quiere ser gobernador como Mayra; el Gobernador, presidente.
El insultado recogió el desafío: organizó otro acto en tierra de La Cámpora, el viernes, en Lanús. “Jorge es un duro y esto recién empieza”, avisan en La Plata. El 29 de junio, un grupo de dirigentes del conurbano, entre ellos, exsciolistas, lanzarán en Avellaneda el Frente del Peronismo bonaerense a favor de Kicillof.
En el peronismo leyeron la audiencia de Francisco con Kicillof como una bendición papal en la interna. El 17 de noviembre, el PJ nacional y el bonaerense definirán las conducciones. CFK y Kicillof, respectivamente, sería el plan. Pero La Cámpora resiste. ¿Por qué? “El kirchnerismo está pensando que Milei puede reelegir y busca refugio en la provincia de Buenos Aires”, dicen los antiMáximo.
El 1 de julio, en la Quinta de San Vicente, recordarán el 50 aniversario de la muerte de Perón. Tan divididos están que definirán las invitaciones a última hora. En la rayuela de Kicillof, Sergio Massa es otra casilla a saltar. El tigrense reaparecerá en julio. ¿Querrá ser candidato en 2025?
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