Por Ricardo Bianchi
Los taumaturgos, encantadores de serpientes, generalmente se enamoran de su arte. No es el caso de Caputo, hábil jugador de pases, que sabe que no importa el tiempo que transcurra, finalmente colapsará. Esconder la deuda bajo la alfombra, hacer ingeniería contable, emitir deuda en moneda dura para pagarle a los importadores, no tiene larga vida. Los bulbos de tulipanes no valían 1000 florines, las acciones truchas de Madoff la promocionaban los bancos triple A, Cositorto no hacía ningún tipo de inversión con los depósitos que recibía y así una larga lista de ejemplos interminables. Lo que acontece, es que el prestidigitador cuenta con el concurso de los bancos, en el caso de las hipotecas suprime, las inversiones de Madoff, eran vendidas con todo estusiasmo porque cobraban suculentas comisiones y el crack caería, como ocurrió, en los fondos de pensión y los creyentes por la fe de inversores. Argentina tiene una deuda que le genera un pago de servicios y amortizaciones por un monto de 40.000 millones de dólares anuales????? ni Mandrake puede afrontar eso. Así que a la euforia le sigue las depresión. Mientras el país siga sin crecimiento de la economía real, el resto son pases del mago. La señal la tendremos cuando Caputo alegue cansancio moral y se aleje de las responsabilidades de gobierno, yéndose a descansar a las playas de Camboriú como ya ocurrió durante el gobierno de Macri y los bonos externos llegaron a cotizarse a menos del 20% de su valor, precio de default. En fin, es la naturaleza humana que ha mostrado en el transcurso de la historia, que puede pasar de una credibilidad absoluta a una crueldad infinita con los otros seres humanos, para huir de la realidad y hacer recaer la culpa en las minorías desprotegidas. Que Dios y la Virgen nos ampare. Otra vez pasar por un estadio de sufrimiento y decadencia, responsabilidad total de los argentinos de bien. No de los negros choripaneros. Elevemos nuestros brazos al cielo como hace Messi y pidamos que este pase por el infierno sea corto.
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