Con las legislativas a la vuelta de la esquina y la carrera presidencial en marcha, el Gobernador aún debe lidiar con sus propios demonios. La interna con La Cámpora sigue caldeada, el agro revivió una disputa y la motosierra de Milei puede profundizar la crisis.
Axel Kicillof y Javier Milei encarnan una batalla política a fondo en un contexto de crisis económica que se profundiza. Dentro de este panorama, las obligaciones de la gestión y la necesidad de ser el dirigente que de las respuestas a problemas estructurales que demanda la sociedad, dejan al Gobernador en una posición delicada.Lo concreto es que esta necesidad de dar respuesta a las responsabilidades de las que se libra el Estado nacional se da en un momento en la que la gestión libertaria provoca una enorme pérdida del poder adquisitivo, mientras la pobreza supera el 54%, según la Universidad Católica Argentina (UCA). A su vez, en la provincia de Buenos Aires la gestión muestra serias limitaciones para tapar los baches que deja Milei a raíz de recortes de fondos.
Desde la oposición aseguran que Kicillof ajustó el gasto
Curioso, pero para el universo que supo ser Juntos por el Cambio no deja de ser una política acertada del Gobernador. Sin embargo, contradice de alguna manera la propia concepción de Axel Kicillof y del kirchnerismo de más Estado. El ajuste obligado al que se ve sometido el Ejecutivo bonaerense por la falta de asistencia nacional puede leerse en cualquiera de las dos claves, y se refleja gráficamente en un informe elaborado por el senador Marcelo Daletto.
Bajo el título “Axel Kicillof, el ajustador”, el legislador del bloque UCR + Cambio Federal publicó en sus redes sociales un paper en el que se señala que, “al finalizar 2023, el Poder Ejecutivo registró un rojo de 627 mil millones de pesos de déficit financiero y además sufrió el recorte de transferencias nacionales por 791 mil millones de pesos. Este faltante de 1,4 billones de pesos equivale a 4 masas salariales de diciembre pasado”.
El propio trabajo detalla que las única alternativas del fisco bonaerense para no colapsar económicamente eran aumentar los ingresos y/o reducir el gasto público. Daletto asegura que el primer punto no pudo lograrse, en base a que “en el primer semestre de 2024, los recursos presentaron un aumento de 217,5% en comparación al primer semestre 2023, mientras que la inflación promedio del periodo fue de 276,4% (caída real -15,6%). Los incrementos dispuestos en la Ley impositiva de 2024 no alcanzaron para mantener los recursos al nivel de la inflación”.
En cambio, sí aparece una disminución del gasto público, y la explicación estaría en que el Gobierno, en la primera mitad del año, “sólo aumentó un 204,3% respecto la primera mitad del 2023, cayendo un -19,1% por debajo de la inflación. Esta baja del gasto fue posible gracias al ajuste en salarios, jubilaciones y gastos del capital”.
Interna a cielo abierto
Unión por la Patria (UP) presenta un campo minado en los diferentes terrenos en los cuales se mueve en la provincia de Buenos Aires y la Legislatura no es la excepción. Las grietas internas trazan un panorama complejo para el oficialismo en el ámbito parlamentario y los acuerdos entre las tribus siempre dejan resquemores. El Frente Renovador ahora desconfía que se cumpla con la palabra empeñada allá por diciembre de 2023 por lo que pone la lupa sobre el grupo comandado por Martín Insaurralde.
Tras la reelección de Axel Kicillof, el recambio de autoridades en el parlamento bonaerense llegó luego de arduas negociones internas en el oficialismo. La salida de Federico Otermín de la presidencia de la Cámara de Diputados dejó una vacante codiciada por diversos sectores que provocó tensiones y dejó heridas que todavía algunas no terminan de sanar.
El tándem Máximo Kirchner – Martín Insaurralde pudo acordar con el espacio liderado por Sergio Massa un esquema rotativo para la titularidad de la Cámara baja. En ese sentido, Alejandro Dichiara fue ungido para ocupar el cargo por todo 2024 con la condición de que en el 2025 el massista Alexis Guerrera lo reemplace.
De todos modos, a lo largo de este año se dieron una serie de episodios que reavivaron viejas rencillas entre el líder del Frente Renovador y el exintendente de Lomas de Zamora. Algunas versiones señalan que las tensiones resurgieron tras el escándalo protagonizado por Julio “Chocolate” Rigau que sacudió a política provincial y que también se sumaron tironeos por las autoridades legislativas y algunos lugares de preponderancia en el Poder Ejecutivo.
En este marco, según pudo conocer La Tecla, un legislador del massismo advirtió: “Yo no creo que se de el cambio de autoridades. Soy pesimista en eso”. La confesión de quien conoce el paño en el terreno legislativo graficó el estado de situación entre dos tribus en Unión por la Patria. De esta manera, abrió la puerta para un sinfín de escenarios posibles en caso de no cumplirse lo acordado.
Sin embargo, descartó la posibilidad de una ruptura del bloque si es que no se rubrica lo pautado. “No es un contexto para tomar esa decisión”, aseguró en relación al impacto de las medidas que implementa el presidente, Javier Milei. Entonces indicó, en sintonía con toda la tropa renovadora, que su pertenencia es la coalición que gobierna la provincia de Buenos Aires. Así, sin esconder cierto fastidio por la situación, se encargó de desparramar un particular paño frío.
De hecho, de manera socarrona, admitió que “el jefe seguramente algo va a negociar” para no dar por perdida la batalla interna. Conocida es la habilidad de Massa para alcanzar acuerdos no solo con sus pares del peronismo, sino también por fuera de las fronteras de Unión por la Patria. En ese sentido, se esperan nuevos capítulos de una historia que refleja escarceos entre los socios oficialistas.
El campo retoma las armas
La disputa entre los productores de la provincia de Buenos Aires y el gobernador Axel Kicillof, lejos está de enfriarse. Sucede que desde principio de año el sector está reclamando y denunciando al Gobierno provincial por aumentos por encima de los estipulados por el congreso bonaerense del inmobiliario rural.
A principios de abril la molestia generó una movilización en la localidad de Azul, donde autoconvocados manifestaron su descontento y le hicieron saber al gobernador que iban a dar pelea. Esa pelea llevó a los productores a reunirse con legisladores y también con el propio Kicillof, lo que apaciguó un poco las aguas.
Sin embargo, a los bonaerenses les llegó la cuarta cuota del impuesto inmobiliario, y recrudeció la disputa, puesto que denuncian que hay casos en los que esa boleta llegó con un 350% de incremento respecto al mes anterior.
Los agricultores y ganaderos nucleados en CARBAP expresaron este malestar mediante un comunicado que titularon: “Señor gobernador Kicillof, el productor agropecuario bonaerense NO tiene el bolsillo de la política”.
En el mismo, se denuncia que una vez más, el Gobierno de la provincia de Buenos Aires, desoyendo a los ciudadanos luego de los reclamos y reuniones conjuntas, incrementa de manera desmedida los impuestos a los bonaerenses.
“La boleta de la cuarta cuota del Impuesto Inmobiliario Rural, con vencimiento en noviembre próximo, ya ha comenzado a llegar a los productores con valores que duplican o más el valor de la cuota 3”, señalaron desde CARBAP.
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