Un recorrido a vuelapluma por Míchigan arroja una gran incógnita: cuál será el resultado de las elecciones de noviembre en este Estado bisagra, tradicionalmente demócrata hasta que en 2016 el republicano Donald Trump propulsó desde aquí su llegada a la Casa Blanca. En charlas informales —en los vibrantes y modernos cafés yemeníes, punto de reunión de la importante comunidad árabe local— o en las líneas de ensamblaje de Ford —uno de los pilares de un Estado consagrado a la industria de la automoción—, los votantes alimentan una diversidad de dudas difícil de encajar...
Fuente y nota completa: El País de Madrid
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