Por Alberto Buela (*)
¿Tiene sentido escribir en contra de la opinión de todos ante un problema social?
La prudencia indica que no. Mejor es guardar silencio y que se resuelva el problema por una especie de fuerza de las cosas y listo el pollo y la gallina pelada.
Hoy en Argentina se vivió una situación semejante: todos a favor de los salarios de los profesores universitarios. Todas la fuerzas sociales y políticas marcharon juntos por un reclamo salarial puntual. La CGT, los piqueteros, la CTA, algunos curas, los kirchneristas, los peronistas, los radicales, los socialistas, los marxistas de todo pelaje, los liberales, la izquierda nacional, los demócratas cristianos y de los otros, etc.etc.
Pero, se me dirá son todas la universidades del país ¿cómo puede ser que el gobierno esté en contra y no pague buenos sueldos? Además están los jubilados que ganan una miseria.
Y el gobierno responde que “no hay plata”.
Claro está, el kirchnerismo que gobernó los últimos 16 años (4 de Kirchner, 8 de Cristina y 4 de Fernández) más los cuatro años de Macri hicieron pedazos la Argntina y la desquiciaron. Negociados, robos, corrupción moral y económica, no dejaron títere con cabeza.
En las universidades están enquistados desde siempre los radicales y la izquierda, los peronistas que hay son de pico, sólo declamativos. La autonomia universitaria es su principal mandamiento, que no es como el de Moises que se puede violar. Este no. Es inamovible, perpetuo y de obediencia coercitiva.
Cuando en realidad el buen sentido nos dice que la universidad para ser tal tiene que insertarse en un proyecto de nación, de lo contrario se transforma en un coto de caza de los satisfechos del sistema demo-liberal-burgués como gustaba decir Sampay, que no le rinden cuentas a nadie sobre la corruptela que se genera dentro de ellas.
Así tenemos que, salvo rarísimas excepciones, los profesores universitarios no investigan nada; que lo que enseñan es copia de otros, generalmente europeos y norteamericanos; que no conocen los sindicatos ni su vida interna, lo mismo que de las iglesias (la mayoría son agnósticos o ateos, para los cuales Dios es una rémora); que son empleados públicos con cartel. Pero al final terminan igual “empleados nacional vinchuca. Hijos, cuentas, macanas y manteca, hasta que la vejez que los acurruca, los lleva a la Parca que los seca”. En definitiva, una vida al ñudo.
Y por estos tipos, prototipo del inútil, todos los medios masivos se desgañitan en su defensa. Por estos carajos que viven toda su vida colgados de la teta del Estado, sin producir prácticamente nada, la CGT se moviliza? Un verdadero sinsentido.
(*) buela.alberto@gmail.com
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