Un día después conocerse los seis proyectos de Cristina Kirchner para reformar la justicia, Ricardo Lorenzetti dio a conocer hoy una carta de Francisco en la que el Papa le manifestó que le pedirá a Dios que "le ayude por su ardua labor" en los tribunales.
El presidente de la Corte Suprema jugó así la carta del Papa, convertido ya en una figura política preponderante en la Argentina. Su influencia, que se descontaba, se hizo notar tras las inundaciones cuando llamó a Daniel Scioli, pero no se comunicó con Cristina.
Ayer Cristina reconoció que demoró el envío de los proyectos judiciales que había anunciado durante la apertura de sesiones ordinarias. “Pasaron muchas cosas en Argentina y el mundo”, sugirió en obvia referencia a la designación del Papa.
Es que como anticipó LPO, luego de reunirse con el Papa en el Vaticano, trascendió en los despachos más importantes de Tribunales que Cristina podría enfriar la reforma judicial como parte de un efecto de "moderación" que el acercamiento al líder de la Iglesia Católica produciría sobre Cristina.
Pero algo pasó en el medio. Algunas fuentes sostienen que fue la decisión de Bergoglio de designar como nuevo Arzobispo de Buenos Aires a monseñor Mario Aurelio Poli, que habría caído muy mal en la Casa Rosada.
Como sea, hoy Lorenzetti le envió al Cristina dos mensajes fulminates. El primero fue explícito, le dijo que su reforma judicial podía pasar por el Congreso pero en definitiva será la Corte Suprema la que dictamine sobre su constitucionalidad, estos es, si se aplicará o no.
"Luego de que sean sancionadas (las leyes propuestas por Cristina), habrá litigios como siempre hay con toda la legislación, y es probable que algunos jueces y hasta la Corte Suprema tengan que expedirse", advirtió Lorenzetti en un mensaje directo a la Casa Rosada.
Y por si había alguna duda agregó: "Quedense todos muy tranquilos, la Corte Suprema actuará con equilibrio, independencia y honestidad".
En los tribunales la oposición a la reforma es mayoritaria y Lorenzetti pareció expresar con el lenguaje indirecto de los jueces cuando hablan de política, esa posición.
El presidente de la Corte Suprema jugó así la carta del Papa, convertido ya en una figura política preponderante en la Argentina. Su influencia, que se descontaba, se hizo notar tras las inundaciones cuando llamó a Daniel Scioli, pero no se comunicó con Cristina.
Ayer Cristina reconoció que demoró el envío de los proyectos judiciales que había anunciado durante la apertura de sesiones ordinarias. “Pasaron muchas cosas en Argentina y el mundo”, sugirió en obvia referencia a la designación del Papa.
Es que como anticipó LPO, luego de reunirse con el Papa en el Vaticano, trascendió en los despachos más importantes de Tribunales que Cristina podría enfriar la reforma judicial como parte de un efecto de "moderación" que el acercamiento al líder de la Iglesia Católica produciría sobre Cristina.
Pero algo pasó en el medio. Algunas fuentes sostienen que fue la decisión de Bergoglio de designar como nuevo Arzobispo de Buenos Aires a monseñor Mario Aurelio Poli, que habría caído muy mal en la Casa Rosada.
Como sea, hoy Lorenzetti le envió al Cristina dos mensajes fulminates. El primero fue explícito, le dijo que su reforma judicial podía pasar por el Congreso pero en definitiva será la Corte Suprema la que dictamine sobre su constitucionalidad, estos es, si se aplicará o no.
"Luego de que sean sancionadas (las leyes propuestas por Cristina), habrá litigios como siempre hay con toda la legislación, y es probable que algunos jueces y hasta la Corte Suprema tengan que expedirse", advirtió Lorenzetti en un mensaje directo a la Casa Rosada.
Y por si había alguna duda agregó: "Quedense todos muy tranquilos, la Corte Suprema actuará con equilibrio, independencia y honestidad".
En los tribunales la oposición a la reforma es mayoritaria y Lorenzetti pareció expresar con el lenguaje indirecto de los jueces cuando hablan de política, esa posición.
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