Le tocó, como chiste del destino, heredar a su familia en el manejo de una provincia. Tal vez por ser familiar, no puede o no quiere denunciar como le entregaron el gobierno. Grandes deudas y una sociedad enardecida por las denuncias de corrupción. Son localidades donde todos se conocen y ven que algunos funcionarios, muy pobres hace 20 años, hoy son multimillonarios. Como consecuencia de todo esto la gobernadora ha multiplicado su custodia, sale a escondidas de su casa por una puerta trasera disimulada en los fondos del terreno, lindante con el Colegio María Auxiliadora y cruzando la calle entra a la Casa de Gobierno. La agencia Opi nos cuenta que sale y entra con mucho cuidado para que los vecinos no la vean. El clima no está para quedar expuesta en la calle, cosa que podría significar un alto riesgo para su seguridad física. La salud está con medidas de fuerza, la educación también, los empleados públicos igual, la legislatura no puede funcionar porque sus empleados no trabajan por reclamos salariales y la policía no garantiza la seguridad de nadie porque muchos efectivos están acuartelados. La ruta de ingreso a la ciudad capital está cortada, otras localidades del norte provincial también tienen piquetes en sus ingresos.
Con este panorama, la hermana o cuñada Alicia cruza la calle a escondidas todos los días y junto a seis custodios entran apurados a la jefatura de policía, para desde allí, entrar por la parte de atrás de la gobernación sin que nadie la vea. A este triste panorama para los santacruceños hay que sumarle todos los desocupados que dejaron las empresas de Lázaro Báez al terminarse "el curro" de las obras publicas sobrefacturadas.
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