Militante del Partido Obrero, pese a sus 23 años tenía un intenso historial de militancia que incluyó la resistencia al desalojo de la ex Sassetru. Se había acercado hasta la estación Avellaneda para acompañar el reclamo de los trabajadores tercerizados. Vivía en Sarandí y en más de una ocasión marchó por Kosteky y Santillán.
Creció en la zona conocida como el Viaducto, en Sarandí, donde vivía con sus padres y su hermana más chica. Interesado desde muy chico en la cuestión social, Mariano Ferreyra fue presidente del Centro de Estudiantes en la escuela secundaria donde estudió, y luego candidato a consejero escolar de Avellaneda por el Partido Obrero.
Metalúrgico de profesión, había hecho un curso en la municipalidad para tener un oficio, pero interesado en la Historia, cursaba el CBC para seguir la licenciatura, también le interesaba el cine.
En el 2006, había intentado evitar el desalojo de la ex fábrica Sasetru ubicada en Sarandí, la localidad que hoy está de luto por su muerte. En 2002, apoyó las marchas que pedían Justicia por los crímenes de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, los manifestantes que murieron en la llamada Masacre de Avellaneda.
Esa mañana, Mariano Ferreyra había llegado hasta la estación de trenes para apoyar a los trabajadores que reclamaban ser incorporados a la planta permanente. Y tras las corridas, en el cruce de las calles Limay y Luján, un tiro en el tórax puso fin a su vida.
Creció en la zona conocida como el Viaducto, en Sarandí, donde vivía con sus padres y su hermana más chica. Interesado desde muy chico en la cuestión social, Mariano Ferreyra fue presidente del Centro de Estudiantes en la escuela secundaria donde estudió, y luego candidato a consejero escolar de Avellaneda por el Partido Obrero.
Metalúrgico de profesión, había hecho un curso en la municipalidad para tener un oficio, pero interesado en la Historia, cursaba el CBC para seguir la licenciatura, también le interesaba el cine.
En el 2006, había intentado evitar el desalojo de la ex fábrica Sasetru ubicada en Sarandí, la localidad que hoy está de luto por su muerte. En 2002, apoyó las marchas que pedían Justicia por los crímenes de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, los manifestantes que murieron en la llamada Masacre de Avellaneda.
Esa mañana, Mariano Ferreyra había llegado hasta la estación de trenes para apoyar a los trabajadores que reclamaban ser incorporados a la planta permanente. Y tras las corridas, en el cruce de las calles Limay y Luján, un tiro en el tórax puso fin a su vida.
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