Columna de opinión - Senador Rubén Giustiniani
Foto de archivo: El Senador Ruben Giustiniani junto a los periodistas Agustín Alvarez Parisi y Carlos Mariscal
El 25 de noviembre de 1960 fueron asesinadas
por el régimen dictatorial y corrupto de Trujillo en República Dominicana las
hermanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal. El Generalísimo, el Benefactor
de la Patria, el Padre de la Patria Nueva, el Restaurador de la Independencia
Financiera, no podía tolerar que tres mujeres pusieran en duda 31 años de mandar
el país como una estancia: “nunca le pasó por la cabeza que una mujer pudiera
entregarse a cosas tan viriles como preparar una revolución, conseguir y ocultar
armas, dinamita, cócteles molotov, cuchillos, bayonetas, hablar de atentados,
estrategia y táctica, y discutir con frialdad si en casos de caer en manos del
SIM los militantes debía tragarse un veneno para no correr el riesgo de delatar
a los compañeros bajo la tortura” (Mario Vargas Llosa, “La fiesta del
Chivo”).
La muerte de las hermanas Mirabal le dio vida a
la libertad de su país pocos meses después y por ello el día de su asesinato se
conmemora como “Día Internacional contra la violencia hacia la Mujer”.De acuerdo al informe del Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano” durante el primer semestre de 2012 se registraron en nuestro país 119 femicidios de mujeres y niñas, 11 femicidios “vinculados de hombres y niños” y 161 hijas e hijos de mujeres asesinadas por violencia de género.
Las leyes están, pero el Código Penal actúa cuando las mujeres ya están muertas. La mayor parte de los casos de mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas habían solicitado ayuda a algún poder del Estado, que o bien resultó ineficiente en su obligación de protegerlas o directamente no escuchó ni accionó frente a los pedidos de ayuda.
En “La Violación de Lucrecia”, William Shakespeare desnuda la violencia y el abuso del poder sobre la mujer; este poema fue escrito en 1594 y demasiadas cosas han cambiado en el mundo desde aquellos días. Sin embargo, las noticias cotidianamente nos muestran que la violencia de género se esfuerza en persistir abyectamente.
¿No será tiempo ya en el siglo XXI de basta de pegar, basta de matar?.-
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