domingo, 11 de noviembre de 2012
El hueco político, y la soledad de miles del 8N
Por: Yayo Hourmilouge
En el AMBA, los carteles blancos en letras rojas y bien impresos, aparecieron después de mediodía del 8N, pegados en las paredes, donde se lee “Scioli Presidente 2015”.
Horas antes, escuchamos decir que alguien bajó una palanca, y que miles quedaron sin luz, sin agua, sin servicios, sin transporte. Es como repetir que las muertes de Once, se deben a la culpabilidad del maquinista. Uno, hasta podría creer que intelectualmente se lo está insultando, pero no es así, se trata sencillamente, que el funcionario vive distanciado de los realismos mas tópicos y evidentes. Parece no tratarse, como sucedió efectivamente, de un Estado que ocupó las mejores sillas de los Directorios de las Privadas, para desinvertir desde entonces, y tomar por enemigo a cada accionista, nada de eso. Alguien, averiguarán quien, bajo una palanca.
Es parecido a desvalorizar y al mismo tiempo desafiar, que los miles movilizados del 8N, son ultraderechistas. O afirmar el día 9N, que el 8N“no se entendió”, una grosería elemental, ante un fanatismo que sepulta cualquier ideología, si uno resulta bien pensado. Otra lectura más audaz, es que no se quiere soltar esa silla, que desde Ministerios y Senado, más utilidades no pudo dejar. Como sea, no hablamos de un político inteligente, sino torpe y degradante.
La gente se movilizó, e insisto, no se trata de un cacerolazo ya que tal argumento resulta despectivo ante semejante ola humana, sino que lo hizo desde diferentes motivaciones.
No se conocían entre sí, salvo por su categoría; Ciudadanos.
Se manifestaron en contra de la Mentira, lo que se traduce en Corrupción. De cada muerte innecesaria, ya que si no es natural, toda muerte es innecesaria. Y contra mordazas que ya no pueden disimularse.
Lo hicieron hacia un Gobierno nacional autista, y ante cada gobernador provincial, incluida la CABA, ante cada funcionario, y desde ya también la oposición.
El mensaje es; “estamos solos, unidos y solos, autónomamente, nadie nos representa y somos quienes más pagamos material y éticamente, para que esto no nos suceda”.
Un dato que no puede obviarse;
Sin mención específica, la crítica hacia la Justicia, estuvo permanentemente presente.
La sociedad comienza a hacer su rancho aparte, ha comenzado a crear huecos, que no dejan de ser institucionales, pero que no tienen dueño alguno, ninguno de esos espacios es llenado por el liderazgo actual. Cansados y ninguneados, carecen de parentesco o filialidad partidaria. A la política nacional, le ha salido una península, donde más gente no puede caber, y seguirá creciendo. Más aun, esa maroma humana social, en buena medida se ha des-Partirizado de lo que fue un 54% hace apenas 11 meses. Lo social despierta sin el permiso paternalista político, lo que por otra parte, representa el enfrascamiento del poder, su aislacionismo, desde ahí y hacia afuera y debajo, se percibe un aroma a estafa y engaño en cada credibilidad, por un lado. Y del otro, la frustración de millones.
Lo paradójico: Miles se unen, demandando diferentes cosas, pero acoplados en “lo peticionante”, algo que la Oposición no pudo lograr hasta ahora. Y quienes tienen hoy el 34 o 36%, ya no el 54%, y mandan “ese es el otro mensaje”, no terminan de comprender, absortos y metidos en su propio espejo de enamoramiento monárquico, colosal y surrealista, que el declive comienza y la fuerza de gravedad al fin existe.
Que la mujer, más que nunca, es protagonista, algo que a Eva, en su momento, no le hubiera sucedido. Lo cual nos pone a distancia de comparaciones de cualquier tipo.
Se trata de miles de adolescente de generación “Y”, que el gobierno teme analizar y no sabe interpretar desde su antigua liturgia militante, arrugada y añosa. Y de una clase media que fue envenenada en pequeñas dosis, y ya no quiere esa medicina.
“El Pueblo gobierna solo a través de sus representantes”. El conflicto se profundiza entre representados y representantes, desde abajo, hacia arriba. Y reacomoda al sector clase-medista horizontalmente.
En las redes, y cuando la movilización comenzaba, hubo burlas, no sé muy bien, si de militantes kirchneristas o de kirchneristas militarizados.
La diferencia no es menor, los une la intolerancia, y un fascismo que pidió las ropas prestadas al progresismo. Ahí mismo, donde el fanatismo confundido con el protagonismo y la política discutible y verdadera, se emborrachan de un solo trago cuando se creen dueños de lo que nunca conquistaron, esa verdad absoluta que solo ellos acaparan para sí.
La Sra. Presidenta Electa ha dicho: "Nos han instalado determinados títulos, como muletillas, sin argumentación. Existe un formidable aparato cultural para que los argentinos tengan una idea distorsionada de su propio país".
Sin embargo, cada argentino que se movilizó el 8N, no tiene una idea distorsionada de su propio país, lo vive.
Nuevamente, se lee mal lo sucedido.
José Nun (ex Secretario de Cultura de este gobierno), a quien entrevistamos el sábado pasado, tiene razón; “El Gobierno perdió las calles”.
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