El presidente Macri llegó al bar del Hotel de Russie transpirado y con una sonrisa divertida. Pidió en italiano una gaseosa y contó su primera tarde en Roma, adonde llegó para su audiencia privada con Francisco y la misa de canonización del cura Brochero. "Me llevó lejos, Tíber arriba. Anda muy bien en bicicleta, y no se cansa", describió Mauricio Macri. En la mesa estaba el ministro Oscar Aguad y este enviado especial, mientras los turistas de las otras mesas combatían al calor y la humedad tomando agua mineral, champagne y jugo de naranja.
–El cardenal Poli. Un ciclista de verdad.
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