domingo, 6 de julio de 2014

Di María: "Nacer en la Perdriel fue y será lo mejor que me pasó en la vida"

Una foto del tatuaje en el brazo de Angelito dio la vuelta al mundo en las redes sociales y aquí contamos el por que. Perdriel es la calle angosta del noroeste rosarino donde Di María pasó toda su infancia. Y la banda de la cuadra son los amigos y compañeros de potrero del volante ofensivo.
Los pibes del barrio La Cerámica se juntaron en la esquina de Perdriel y Pizzurno, donde cuando eran niños solían jugar a la pelota con el volante de la selección nacional, nos cuenta el diario La Capital de su ciudad. Las cábalas no se abandonan. Por eso, mientras miles de rosarinos festejaban ayer el pase argentino a las semifinales del Mundial de Fútbol en el Monumento, los pibes de La Banda de Perdriel se juntaban en la esquina del quiosco de Eli, uno de los pocos del barrio, el único abierto "casi" las 24 horas y comentaban preocupados la lesión del ídolo. Entre ellos Nico, "el mejor amigo de Angel", dicen los pibes, que ayer no pudo siquiera comentar el partido. Trabaja en una casa de venta de ropa deportiva y, mientras en Brasil "Fideo" se iba llorando del estadio, Nicolás salía corriendo de su casa para cumplir su turno de trabajo. De chicos, Gustavo, Nico, Ángel y otros tantos, jugaban al fútbol en las calles del barrio y soñaban con llegar a primera. A uno se le dió y ahora, dicen, "cuando lo vemos cantando el himno antes de los partidos de la seleción no lo podemos creer". Perdriel es la calle angosta del noroeste rosarino donde Angel Di María pasó toda su infancia. Y la banda de la cuadra son los amigos y compañeros de potrero del volante ofensivo. Esos que ayer, por pura cábala, se volvieron a juntar en la misma esquina, le desearon una pronta recuperación de la lesión que lo obligó a abandonar la cancha y lo imaginaron volviendo a convertir en la final del torneo. "Hay que tener fe", dice Gustavo Leguizamón, uno de los primeros en llegar a la cita obligada después de cada partido. "No jugaron mal, pero se sintió la falta de Di María. Con él, había tres goles más. Olvidate", porfía. Chiqui Cejas y Mariana y Hugo Segovia asienten. "Dolió verlo caer, pero va a estar bien", afirman.
Por eso es que la fotografía del tatuaje del brazo izquierdo del volante ofensivo Ángel Di María("Nacer en la Perdriel fue y será lo mejor que me pasó en la vida", dice) daba la vuelta al mundo, la calle del lejano noroeste cobraba protagonismo y en el corazón del jugador canalla seguía presente como siempre, mostrando que sin dudas es un bien nacido al no olvidar sus orígenes.

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