La candidatura de Roberto Lavagna, con sus idas y vueltas, sigue siendo tema de agenda. Luis Barrionuevo es uno de los principales armadores de esa candidatura desde el gremialismo, pero en los últimos días está creciendo su nivel de preocupación, inquietud que habría derivado en un fuerte contrapunto de alcoba. A menos de dos meses de las inscripciones formales de las candidaturas, Barrionuevo esperaba que las encuestas reflejaran guarismos más entusiastas a favor de Lavagna. En esta etapa de construcción donde la expectativa es que el candidato sea políticamente correcto, sume apoyos y su perfil vaya creciendo en volumen, lo único que ha logrado son declaraciones con la amplia lista de con quien no estaría dispuesto a trabajar. Pasó de ser el hombre del consenso, a el candidato de los rechazos. No acepta integrar un frente con Cambiemos (aunque estaría dispuesto a trabajar con Jorge Sappia, presidente de la Convención Nacional de la UCR, y con Federico Storani - que no logró con Martín Lousteau la candidatura que esperaba-), rechaza dialogar con el peronismo y rechaza competir en una interna dentro de Alternartiva Federal. Logró sí apoyos socialistas. Igualmente, Barrionuevo, insiste y redobla esfuerzos para seguir machacando con la candidatura de Lavagna. En ese tren está dispuesto a ser candidato a gobernador de su provincia natal, Catamarca. “Puertas adentro” enfrenta un problema que no es menor: su esposa, la diputada Graciela Camaño, hoy en el frente Renovador de Sergio Massa tironea con su pensamiento propio. En esta nota, el diario Ámbito dice: por eso no es extraño que en el massismo se piense que Barrionuevo está más empecinado en obstruir la candidatura de Massa, que en construir la de Lavagna.
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