sábado, 25 de abril de 2020
La discreta llegada de los médicos cubanos que ya están en Argentina
Publicamos la siguiente nota, tal como está subida hoy en el portal digital del tradicional diario de Caracas, El Nacional.
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Todo sonrisas. Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Fidel Castro en la asunción del presidente argentino, en 2003.
El tiempo pasó, fallecieron las tres cabezas políticas de aquellos años, Venezuela entró en conflicto permanente y el precio del petróleo cayó de las nubes al piso.
Jorge Iapichino se convirtió, sin esperarlo, en uno de los personajes de la semana. Este profesional es directivo de la Confederación Médica de Argentina y junto a Jorge Coronel, presidente de la institución, le puso su firma a una nota que documentó la rabia del personal de la salud con el gobierno.
«Pregúntales a los oftalmólogos cómo echaron a los cubanos que habían llegado hace 10 años», repitió Iapichino en una conversación privada, indignado con la insistencia del ministro de Salud, Ginés González García, para traer 200 médicos de Cuba, sin título, para trabajar en Argentina.
Aunque muy pocos lo saben y casi nadie lo recuerda, la pelea que tuvieron 15 años atrás los oftalmólogos con sus colegas cubanos, o formados en la isla, que habían llegado al país con la promesa de curar la ceguera inspiró la rebelión pacífica de la salud esta semana.
Los oftalmólogos argentinos reconocen que su supuesto triunfo de entonces, de todas maneras, fue parcial. Los médicos cubanos llegaron en 2005, tuvieron un momento de apogeo y luego perdieron trascendencia pública, pero siguen atendiendo pacientes en Córdoba.
Cuba lanzó la Operación Milagro en la Argentina en 2005 y aún sigue vigente. Eran épocas de máxima comunión entre Néstor Kirchner, Hugo Chávez y Fidel Castro. A tal punto que ese año, en Mar del Plata, los dos primeros se dieron el gusto de sostener un discurso antineoliberal en las narices del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, que había venido al país por la reunión del ALCA.
Operación Milagro es un programa de salud visual a cargo de la fundación Un mundo mejor es posible (Ummep), una entidad de difusión pro-cubana con actividad en la región.
Al principio, explica la organización, los pacientes se diagnosticaban en Argentina y se operaban en Cuba, luego en Bolivia. Crónicas periodísticas le atribuyen a los responsables locales de la operación que debían hacer eso por la resistencia de los profesionales y las clínicas locales.
En 2009 encontraron su lugar propio en la Argentina con la apertura del Centro Oftalmológico Dr. Ernesto Che Guevara en Córdoba, su centro de operaciones en el país. A la inauguración fue Aleida Guevara, la «hija del guerrillero argentino-cubano», según la mención que hace la página oficial del programa.
El lugar de atención está hoy ubicado en la calle Tomás Guido 757, Barrio San Martín, de esa ciudad. Las capturas de imágenes hechas por Google en marzo de 2019 muestran un edificio en construcción. Las fotos del interior, un mural y paredes blancas. En una de ellas se recorta la foto clásica del hombre que le da nombre al lugar mirando a la lejanía.
La Ummep tiene objetivos sanitarios y educativos sin dejar de lado su orientación política. A la denominada Operación Milagro se le suma el programa Yo sí puedo, de alfabetización.
La polémica persigue a los médicos cubanos. Ocurre no solo en Argentina, sino también en Uruguay donde la cátedra de Oftalmología reprobó a un grupo de especialistas caribeños que operó en el Hospital de Ojos. Los docentes uruguayos concluyeron que sus colegas no sabían lo suficiente, aunque habían ejercido dos años, según El País.
Entre los años 2005 y 2008, Argentina era otra. Las buenas relaciones entre Hugo Chávez y Néstor Kirchner marcaban la agenda política y comercial del país. El bolivariano, a su vez, era un creyente de Fidel Castro a quien también apreciaba el matrimonio presidencial argentino.
Cuba tenía un acceso difícil al comercio y a los dólares, pero se jactaba de contar con grandes profesionales en el terreno de la salud. A Venezuela le sobraba el dinero, porque el precio del petróleo, que rondaba los 25 dólares por barril en septiembre de 2003, comenzó a subir hasta el pico de 147 dólares en julio de 2008.
Los médicos argentinos que resistieron la llegada de los cubanos le dan una explicación económica a la generosidad caribeña por la región: atender pacientes era una de las pocas formas que tenían, tanto ellos como el gobierno cubano, de hacerse de divisas de manera genuina.
Para los estrategas de Chávez, en cambio, se trataba de una gran operación de relaciones públicas para mejorar la imagen de ambos países en el resto de la «patria grande» y difundir entre la población beneficiada las ideas de Alternativa Bolivariana de los Pueblos (ALBA), el proyecto político ideado por Chávez y Castro.
Los oftalmólogos cubanos tienen una mirada distinta. Dicen que fueron por varios países de Latinoamérica, como Brasil, Uruguay y Argentina haciendo operaciones gratis cimentadas en una generosidad genuina y anticapitalista.
Hasta donde documenta la crónica periodística, al Centro Oftalmológico Dr. Ernesto Che Guevara lo dirige la tucumana Lucía Coronel, formada en Cuba, hay especialistas argentinos matriculados y la supervisión es cubana.
Un cartel colgado a la vista dice que permanecerían cerrados hasta el 31 de marzo pasado, cuando finalizó la primera parte de la cuarentena ordenada por el presidente Alberto Fernández.
Es escasa la información sobre la actividad de la organización más allá de sus elementos de difusión. Uno de los materiales más valiosos, rescatado de Google esta semana por los médicos argentinos, que lo hicieron circular, es una nota del periodista Daniel Gallo, de La Nación, publicada en febrero de 2008.
Sostiene que Cuba le había pagado cirugías a 17.000 argentinos. Se sometían a operaciones de cataratas en hospitales bolivianos debido a la furibunda resistencia de los profesionales locales. En ese momento se usaban los mismos argumentos que ahora: los colegas cubanos no tenían matrícula ni revalidación local.
Un representante gremial que participó de esas discusiones sostuvo que para ellos fue todo pérdida: los pacientes se operaban, pero no había controles posoperatorios, algo que terminaban haciendo los profesionales argentinos.
A los médicos locales les molesta también que Argentina tenga uno de los índices más altos de oftalmólogos por habitante y que el gobierno no atienda a sus coterráneos mientras se envalentona con los extranjeros. Nunca supieron a ciencia cierta cuánto cobraban los cubanos ni pudieron preguntárselo a un funcionario público, porque nadie los atendía.
El gobierno de Néstor Kirchner no reconoció una relación institucional con el programa, pero los vínculos con Venezuela estaban largamente demostrados. La misión oficial de Cascos Blancos había firmado un compromiso con el régimen de Chávez para trasladar pacientes a Caracas.
Desde su llegada al poder, Kirchner había explorado la idea de cobrar una vieja deuda cubana con Argentina mediante servicios médicos, según una investigación reciente de La Nación. Una comitiva argentina, liderada por Rafael Bielsa, viajó a la isla el 11 de octubre de 2003. El canciller discutió el tema cara a cara con Fidel Castro. «Tú tienes que hablar con la gente que se ocupa de eso», se desligó el líder cubano.
Dos días después, Bielsa estaba negociando con el presidente del Banco Central Cubano, Francisco Soberbón, que le contraofertó con una alternativa que incluía el envío de medicamentos a la Argentina. Estos serían de uso popular fabricados en Cuba, atención gratuita en la isla para coterráneos de bajos recursos hasta por 50 millones de dólares y la capacitación allí de docentes y científicos. No prosperó.
El tiempo pasó, fallecieron las tres cabezas políticas de aquellos años, Venezuela entró en conflicto permanente y el precio del petróleo cayó de las nubes al piso, pero los oftalmólogos formados en Cuba siguen todos los días dando turnos y atendiendo pacientes en Argentina. - Fuente: El Nacional de Caracas
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