De la mano de su Majestad Mohammed VI, el Reino tomó rápidamente el control de la situación e implantó medidas de prevención y contención de la enfermedad al mismo tiempo que movilizaba su industria para hacer frente a la contingencia.
Las primeras medidas adoptadas por decisión del monarca fueron la suspensión de los vuelos internacionales y el cierre de fronteras. El monarca alauí se puso al frente de la lucha contra el coronavirus adoptando medidas de carácter económico.
El Rey dispuso la creación de un fondo especial para modernizar la infraestructura sanitaria y dotarla de nuevos equipos, material de protección, respiradores, etc. para posibilitar que el Reino atendiera el desafío que implica esta pandemia con los recursos materiales necesarios.
El monarca destinó a este fondo un monto de mil millones de euros. A ellos se sumaron otros doscientos millones de euros de donación privada aportados por el Consejo de Administración de al Mada (el holding de la familia real marroquí).
Esta donación personal de la familia real (doscientos millones de euros) fue una clara señal de como valoraba la monarquía la difícil situación que enfrentaba su pueblo y su deseo de no ahorrar esfuerzos para aliviarla.
Los fondos reunidos también se emplearon para atenuar en la medida de lo posible las consecuencias económicas de la pandemia en la población.
La industria marroquí respondió a la iniciativa real con la producción de una amplia gama de insumos médicos: respiradores, equipos de test, barbijos, guantes quirúrgicos, fármacos como la cloroquina, azitromicina o alcohol en gel.
Como en otras ocasiones, la preocupaciones del Mohammed VI no se limitaron a atender las necesidades del pueblo marroquí sino también a aliviar las necesidades de sus hermanos africanos.
Por decisión real, el Reino de Marruecos, a través de los aviones de la Royal Air Maroc, envió ayuda sanitaria y alimenticia a quince países africanos con escasos recursos para hacer frente a la pandemia, pertenecientes a todas las subregiones del continente, a saber: Burkina Faso, Camerún, Comoras, Congo, Eswatini (Suazilandia), Guinea, Guinea-Bissau, Malawi, Mauritania, Níger, la República Democrática del Congo, Senegal, Tanzania, Chad y Zambia.
Todos los productos y equipos de protección que componían la ayuda médica enviada a los países africanos hermanos eran fabricados en Marruecos por empresas marroquíes y cumplían las normas establecidas por la Organización Mundial de la Salud.
Así se enviaron casi ocho millones de máscaras quirúrgicas, novecientas mil viseras, seiscientas mil cofias, sesenta mil batas, treinta mil litros de gel hidroalcohólico, así como setenta y cinco mil cajas de cloroquina y quince mil cajas de azitromicina, como ayuda sanitaria para la lucha contra la pandémica del Covid 19.
La comunidad internacional apreció la forma proactiva que Mohammed VI ha asumido frente a la crisis del Covid 19, así lo testimonia el Banco Mundial en su “Informe del seguimiento de la situación económica en Marruecos”, presentado el pasado viernes 17 de julio, al señalar que “la respuesta del gobierno marroquí fue rápida y decisiva”.
En especial el organismo financiero internacional ha valorado la creación del fondo espacial para mitigar el impacto económico que permitió “la indemnización de los hogares afectados por la pandemia, incluidos los del sector informal.”
Otro aspecto considerado muy positivo por el Banco Mundial fue “la preparación de una ley financiera modificatoria” y “la búsqueda de medidas en este contexto, incluido el desarrollo de una hoja de ruta detallada sobre la reanudación de las actividades económicas.” Que apreció como un modo operativo “esencial para acortar y mitigar la depresión económica, social y de salud y acelerar la recuperación”, el organismo internacional en su documento.
También el “Informe sobre la respuesta de Marruecos frente al Covid 19”, elaborada por el grupo empresarial de inteligencia económica Oxford Business Group, en asociación con la Agencia Marroquí para el Desarrollo de Inversiones y Exportaciones (AMDIE) que analiza en detalle la forma en que diferentes ramas de la economía, como la industria textil, agroalimentaria, automotriz y aeronáutica, así como el sector de las tecnologías de la información y la comunicación han adaptado sus operaciones y colaborado con el sector público para ayudar al Reino en sus esfuerzos por mitigar las consecuencias de la crisis sanitaria.
El informe detalla la forma en que la industria marroquí reaccionó al desafío de adaptar su producción a las necesidades que creó la pandemia.
También destacó el papel de la industria alimentaria marroquí que fue capaz de mantener un suministro constante de productos para abastecer las necesidades de la población.
En tanto que el sector informático realizaba ingentes esfuerzos para proveer las soluciones y plataformas digitales necesarias para asegurar la continuidad de los servicios educativos, sanitarios y administrativos claves para el normal funcionamiento del Estado.
El informe concluyó que la transformación del sector industrial para hacer frente a la pandemia solo fue posible gracias a los años de grandes inversiones y estrategias prospectivas, como el “Plan de Aceleración Industrial 2014 -2020”.
Como concluye el informe, la agilidad de las empresas marroquíes ha confirmado el potencial de Marruecos como plataforma industrial apta para crecer aun más al tiempo que confirma su ventajosa ubicación geográfica próxima a Europa, tanto para actividades offshore como para la producción y provisión de servicios cerca de la costa.
Lo que ni el Banco Mundial ni el informe de Oxford Business Group han considerado es que la gran resiliencia que el Reino de Marruecos ha evidenciado frente al crisis del Covid 19, proviene especialmente del firme y sabio liderazgo exhibido por el rey Mohammed VI que en los momentos precisos mostró ser el gran estadista que su pueblo necesitaba.
Las primeras medidas adoptadas por decisión del monarca fueron la suspensión de los vuelos internacionales y el cierre de fronteras. El monarca alauí se puso al frente de la lucha contra el coronavirus adoptando medidas de carácter económico.
El Rey dispuso la creación de un fondo especial para modernizar la infraestructura sanitaria y dotarla de nuevos equipos, material de protección, respiradores, etc. para posibilitar que el Reino atendiera el desafío que implica esta pandemia con los recursos materiales necesarios.
El monarca destinó a este fondo un monto de mil millones de euros. A ellos se sumaron otros doscientos millones de euros de donación privada aportados por el Consejo de Administración de al Mada (el holding de la familia real marroquí).
Esta donación personal de la familia real (doscientos millones de euros) fue una clara señal de como valoraba la monarquía la difícil situación que enfrentaba su pueblo y su deseo de no ahorrar esfuerzos para aliviarla.
Los fondos reunidos también se emplearon para atenuar en la medida de lo posible las consecuencias económicas de la pandemia en la población.
La industria marroquí respondió a la iniciativa real con la producción de una amplia gama de insumos médicos: respiradores, equipos de test, barbijos, guantes quirúrgicos, fármacos como la cloroquina, azitromicina o alcohol en gel.
Como en otras ocasiones, la preocupaciones del Mohammed VI no se limitaron a atender las necesidades del pueblo marroquí sino también a aliviar las necesidades de sus hermanos africanos.
Por decisión real, el Reino de Marruecos, a través de los aviones de la Royal Air Maroc, envió ayuda sanitaria y alimenticia a quince países africanos con escasos recursos para hacer frente a la pandemia, pertenecientes a todas las subregiones del continente, a saber: Burkina Faso, Camerún, Comoras, Congo, Eswatini (Suazilandia), Guinea, Guinea-Bissau, Malawi, Mauritania, Níger, la República Democrática del Congo, Senegal, Tanzania, Chad y Zambia.
Todos los productos y equipos de protección que componían la ayuda médica enviada a los países africanos hermanos eran fabricados en Marruecos por empresas marroquíes y cumplían las normas establecidas por la Organización Mundial de la Salud.
Así se enviaron casi ocho millones de máscaras quirúrgicas, novecientas mil viseras, seiscientas mil cofias, sesenta mil batas, treinta mil litros de gel hidroalcohólico, así como setenta y cinco mil cajas de cloroquina y quince mil cajas de azitromicina, como ayuda sanitaria para la lucha contra la pandémica del Covid 19.
La comunidad internacional apreció la forma proactiva que Mohammed VI ha asumido frente a la crisis del Covid 19, así lo testimonia el Banco Mundial en su “Informe del seguimiento de la situación económica en Marruecos”, presentado el pasado viernes 17 de julio, al señalar que “la respuesta del gobierno marroquí fue rápida y decisiva”.
En especial el organismo financiero internacional ha valorado la creación del fondo espacial para mitigar el impacto económico que permitió “la indemnización de los hogares afectados por la pandemia, incluidos los del sector informal.”
Otro aspecto considerado muy positivo por el Banco Mundial fue “la preparación de una ley financiera modificatoria” y “la búsqueda de medidas en este contexto, incluido el desarrollo de una hoja de ruta detallada sobre la reanudación de las actividades económicas.” Que apreció como un modo operativo “esencial para acortar y mitigar la depresión económica, social y de salud y acelerar la recuperación”, el organismo internacional en su documento.
También el “Informe sobre la respuesta de Marruecos frente al Covid 19”, elaborada por el grupo empresarial de inteligencia económica Oxford Business Group, en asociación con la Agencia Marroquí para el Desarrollo de Inversiones y Exportaciones (AMDIE) que analiza en detalle la forma en que diferentes ramas de la economía, como la industria textil, agroalimentaria, automotriz y aeronáutica, así como el sector de las tecnologías de la información y la comunicación han adaptado sus operaciones y colaborado con el sector público para ayudar al Reino en sus esfuerzos por mitigar las consecuencias de la crisis sanitaria.
El informe detalla la forma en que la industria marroquí reaccionó al desafío de adaptar su producción a las necesidades que creó la pandemia.
También destacó el papel de la industria alimentaria marroquí que fue capaz de mantener un suministro constante de productos para abastecer las necesidades de la población.
En tanto que el sector informático realizaba ingentes esfuerzos para proveer las soluciones y plataformas digitales necesarias para asegurar la continuidad de los servicios educativos, sanitarios y administrativos claves para el normal funcionamiento del Estado.
El informe concluyó que la transformación del sector industrial para hacer frente a la pandemia solo fue posible gracias a los años de grandes inversiones y estrategias prospectivas, como el “Plan de Aceleración Industrial 2014 -2020”.
Como concluye el informe, la agilidad de las empresas marroquíes ha confirmado el potencial de Marruecos como plataforma industrial apta para crecer aun más al tiempo que confirma su ventajosa ubicación geográfica próxima a Europa, tanto para actividades offshore como para la producción y provisión de servicios cerca de la costa.
Lo que ni el Banco Mundial ni el informe de Oxford Business Group han considerado es que la gran resiliencia que el Reino de Marruecos ha evidenciado frente al crisis del Covid 19, proviene especialmente del firme y sabio liderazgo exhibido por el rey Mohammed VI que en los momentos precisos mostró ser el gran estadista que su pueblo necesitaba.
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