Mediante un proyecto presentado ante el Congreso de los Diputados español el 13 de Julio, dos formaciones extremas y con pocos integrantes, constituidas principalmente por la izquierda republicana catalana y los independentistas vascos de Bildu, con las firmas de Mertxe Aizpurua Arzallus y Gabriel Rufián Romero, propusieron rechazar lo actuado por el gobierno de Pedro Sánchez sobre la cuestión del Sáhara marroquí y otorgar status diplomático a la representación del Frente Polisario en España, entre otros temas.
En una sesión ejemplar, el Congreso de los Diputados derrotó en forma aplastante la propuesta, diciendole un "No al separatismo bajo todas sus formas".
Rechazó por amplia mayoría (252 a 70 votos) la propuesta de resolución que pedía al gobierno español que revisara su posición sobre el Sáhara marroquí, de esta manera el Parlamento español apoyó clara y decididamente lo actuado por el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, que había subrayado en marzo, en un mensaje a SM el Rey Mohammed VI, que su país « considera la iniciativa marroquí de autonomía como la base más seria, realista y creíble para resolver el diferendo » sobre el Sáhara marroquí.
Este resultado marca también el apoyo de las mayorias españolas a la política instrumentada por el Reino de Marruecos en el Sahara y el repudio de las dos principales fuerzas políticas en España, tanto de la mayoría (Partido Socialista Obrero Español-PSOE) como de la oposición (Partido Popular-PP) que votaron en contra del texto de la resolución, a cualquier separatismo extremo.
Esta nueva derrota de los separatistas vuelve a reforzar la posición del gobierno de Sánchez, que había reconocido, en el mensaje dirigido a SM el Rey Mohammed VI, la importancia de la cuestión del Sáhara para Marruecos, haciendo hincapié en
« los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos en el marco de las Naciones Unidas para encontrar una solución mutuamente aceptable » al diferendo.
En esta lógica, la posición adoptada por el Congreso de los Diputados español consagra el apoyo a la plena soberanía del Reino sobre sus provincias del sur y sus serios esfuerzos por resolver el conflicto del Sáhara marroquí.
Decepcionando a los separatistas y sus escasos apoyos, la nueva debacle ratifica definitivamente la bancarrota de las tesis apoyadas por los separatistas, que encuentran eco en una minoría exigua en busca de intereses electorales falaces.
Sin ninguna duda, nuevamente la iniciativa de autonomía bajo soberanía marroquí ha surgido como la única solución a este diferendo regional, aunque Argelia y algunos separatistas minoritarios españoles no quieran reconocerlo, cuestión que poco importa ya que si es ampliamente reconocido en el ámbito de las Naciones Unidas.
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