viernes, 4 de noviembre de 2016

Rusia: Los soldados fantasmas del Kremlin que mueren en secreto en Siria

Rusia no puede hacer pública las bajas de los mercenarios contratados para salvar al régimen de Al-Assad. Los primeros meses de este año fueron letales para una unidad de 100 soldados rusos que dan apoyo a las tropas del presidente Bashar al-Assad en el norte de Siria. El 3 de febrero, Maxim Kolganov, de 38 años, murió en un cruce de fuego con rebeldes cerca de Aleppo, cuando una bala perforó su armadura y su corazón. Un mes después, el 9 de marzo, la misma unidad quedó bajo fuego de artillería cerca de Palmira, y Sergei Morozov, de 38, resultó herido y murió rumbo al hospital. En el sur de Rusia, los familiares de los caídos recibieron las medallas: la Orden del Valor, con certificados firmados por el presidente Vladimir Putin. La intención de esas medallas era honrar el sacrificio de esos hombres por su país. El problema es que Kolganov y Morozov no eran empleados del Estado ruso. Estaban en Siria como contratados particulares, un pequeño grupo dentro de un verdadero ejército de combatientes privados desplegados secretamente por el Kremlin en Siria. Las muertes de Kolganov y Morozov, y de otros como ellos, no se hicieron públicas. Sus familias dicen haber recibido poca información y que les pidieron no hablar del caso. En al menos uno de los casos, la familia recibió una compensación de alrededor de 100.000 dólares. Oficialmente, Rusia sólo participa en la guerra aérea sobre Siria, con un pequeño número de fuerzas especiales sobre el terreno. Moscú niega que sus tropas estén involucradas normalmente en operaciones de combate terrestre. A pesar de su estatus no oficial, operarían en coordinación con el ejército ruso y al regresar a sus hogares tienen todos los privilegios de un soldado regular. Vuelan a Siria en aviones militares rusos y aterrizan en bases rusas. Cuando resultan heridos son atendidos en hospitales reservados para los militares rusos y se les otorgan medallas de Estado. No ha sido posible determinar la cantidad precisa de mercenarios rusos que combaten en Siria o el número de bajas que han sufrido. Ni el Kremlin ni el Ministerio de Defensa ruso respondieron la consulta del periodismo. Tampoco las autoridades de Siria, y no ha sido posible identificar a las empresas contratantes o la fuente del dinero que reciben los soldados o sus familias. Para la ley rusa es ilegal trabajar como combatiente privado en otro país. Sin embargo, muchos ciudadanos rusos han participado en guerras en territorio de la Unión Soviética desde su desaparición, en 1991.
Fuente: Derf

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