De acuerdo al colega Hugo Alconada Mon del diario La Nación, desde Santiago del Estero y Villa Crespo, barrio porteño, salieron las primeras dos alertas sobre Sergio Schoklender por operaciones sospechosas de lavado de dinero. En ambos casos, las alarmas se dispararon antes de que estallara el escándalo con las Madres de Plaza de Mayo, pero la Unidad de Información Financiera (UIF) no reportó a la Justicia. El primer reporte de operación sospechosa (ROS) lo envió el Nuevo Banco de Santiago del Estero (BSE). Fue el 19 de marzo de 2010, después de corroborar movimientos cuestionables en una cuenta abierta a nombre de la Fundación de las Madres, pero con Schoklender como protagonista.
El segundo reporte salió el 22 de septiembre de 2010 de la sucursal Villa Crespo del banco Supervielle, por una situación similar: una cuenta de Antártica Argentina SA, en la que pronto aparecieron Pablo Schoklender y el socio de su hermano en la firma Meldorek SA, Alejandro Gotkin. También, la Fundación de las Madres, el Instituto Vivienda porteño, cheques endosados y montañas de dinero en efectivo, según consta en un informe del fiscal general antilavado, Raúl Pleé.
Tras reportarle a la UIF lo ocurrido, ambas entidades tomaron más medidas.
En el caso del BSE, optó por cerrar la cuenta; el Supervielle requirió más información durante meses, cuando detectaron, incluso, que algunos domicilios declarados para las notificaciones eran inexistentes. Como respuesta, terminó al fin por recibir una copia del contrato con las Madres, en la que, según la Gendarmería, la firma de Hebe de Bonafini es falsa.
Para entonces, un tercer banco, el Credicoop, ya había afrontado serios inconvenientes con la fundación. En su caso, por la permanente falta de fondos, lo que provocó repetidas veces que los obreros reclamaran a los gritos sus salarios en las sucursales.
Tras emitir sus primeros reportes en marzo y septiembre de 2010, en tanto, el BSE y el Supervielle recibieron pedidos de información adicional desde la UIF.
En el caso santiagueño, respondió dos requisitorias. Pero luego no tuvieron más noticias desde la unidad antilavado que preside José Sbattella.
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