
En el marco del paro de mujeres contra la justicia patriarcal, cuento mi historia: por Lucía, por mi, por tod@s!
*Tres mujeres despedidas porque no se callan más*
Soy Trinidad y trabajaba en la Casa de Santiago del Estero como coordinadora del Área de Promoción Cultural desde el año 2011 hasta que me despidieron hace unos días. Mis tareas consistían en la recepción y asesoramiento de proyectos artísticos, producción de contenidos para la gestión, la coordinación de un equipo de trabajo y la articulación con distintas áreas de la Casa. Tres años atrás debido a una situación personal muy dolorosa, descubrí por casualidad los manejos discrecionales de las autoridades. Cuando supieron que yo sabía, comenzó este camino de no retorno. Me quitaron funciones, me desautorizaron, generaron una red de hostigamiento y aislamiento entre mis pares hasta que ningún compañero o compañera se atrevió a dirigirme siquiera la palabra convirtiendo el día a día en un infierno. Tomaron represalias salariales mediante un uso arbitrario de montos variables siendo que todos los coordinadores cobraban refrigerios completos menos dos compañeros y yo. Cada vez que surgía un conflicto, mis compañeras expresaban cumplir órdenes y una llegó a decir “No quiero ser la próxima Trini”. Entretanto, una joven compañera renunció tras haber sufrido acoso sexual por parte del mismo funcionario responsable de mi hostigamiento. El mero hecho de haberla acompañado a una reunión para recibir asesoramiento gremial fue suficiente, dentro de la institución, para ser acusada por la existencia misma de la denuncia, como si la gravedad de los hechos hubiese sido causada por mí y no por el responsable. Tres mujeres fuimos expulsadas de diferentes maneras de la Casa de Santiago del Estero por manejos arbitrarios, por la violencia institucional naturalizada y el acoso sexual como ejemplo extremo del maltrato. En mi caso, soy jefa de hogar y no puedo darme el lujo de perder mi fuente de ingresos fruto de una tarea que amo y que siempre ejercí con pasión. Ni las injusticias ni el abuso de poder son eternos y Santiago del Estero merece otra representación de sus intereses.
*#NoNosCallamosMás*
Soy Trinidad y trabajaba en la Casa de Santiago del Estero como coordinadora del Área de Promoción Cultural desde el año 2011 hasta que me despidieron hace unos días. Mis tareas consistían en la recepción y asesoramiento de proyectos artísticos, producción de contenidos para la gestión, la coordinación de un equipo de trabajo y la articulación con distintas áreas de la Casa. Tres años atrás debido a una situación personal muy dolorosa, descubrí por casualidad los manejos discrecionales de las autoridades. Cuando supieron que yo sabía, comenzó este camino de no retorno. Me quitaron funciones, me desautorizaron, generaron una red de hostigamiento y aislamiento entre mis pares hasta que ningún compañero o compañera se atrevió a dirigirme siquiera la palabra convirtiendo el día a día en un infierno. Tomaron represalias salariales mediante un uso arbitrario de montos variables siendo que todos los coordinadores cobraban refrigerios completos menos dos compañeros y yo. Cada vez que surgía un conflicto, mis compañeras expresaban cumplir órdenes y una llegó a decir “No quiero ser la próxima Trini”. Entretanto, una joven compañera renunció tras haber sufrido acoso sexual por parte del mismo funcionario responsable de mi hostigamiento. El mero hecho de haberla acompañado a una reunión para recibir asesoramiento gremial fue suficiente, dentro de la institución, para ser acusada por la existencia misma de la denuncia, como si la gravedad de los hechos hubiese sido causada por mí y no por el responsable. Tres mujeres fuimos expulsadas de diferentes maneras de la Casa de Santiago del Estero por manejos arbitrarios, por la violencia institucional naturalizada y el acoso sexual como ejemplo extremo del maltrato. En mi caso, soy jefa de hogar y no puedo darme el lujo de perder mi fuente de ingresos fruto de una tarea que amo y que siempre ejercí con pasión. Ni las injusticias ni el abuso de poder son eternos y Santiago del Estero merece otra representación de sus intereses.
*#NoNosCallamosMás*
Fuente: Visión Santiagueña
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