Para el Gobierno de Mauricio Macri, alineado a la Organización de los Estados Americanos (OEA), en Bolivia “no hubo un golpe de Estado” porque las Fuerzas Armadas ni otras fuerzas se hicieron cargo del poder tras presionar para que renuncie el presidente Evo Morales.
Sin embargo, avalan su salida anticipada del gobierno al denunciar “irregularidades en el proceso electoral" por la sucesión presidencial e impulsan una salida similar a la que encontró Argentina tras la renuncia de Fernando De la Rúa en diciembre de 2001.
Ante el vacío de poder, tras la renuncia de Morales, de la presidenta del Senado y de Diputados, todos en la línea sucesoria, en Casa Rosada hablan de la elección de un gobierno de transición elegido por el Congreso en la que la Asamblea Legislativa de Bolivia cuyos diputados elijan entre ellos, un gobierno de transición que convoque a elecciones a presidente en un plazo de 90 días.
Según reveló una alta fuente del Gobierno a A24.com, Macri dialogó durante todo el fin de semana con otros presidentes de la región para analizar la crisis en Bolivia.
En la misma línea, el canciller Jorge Faurie mantuvo contacto permanente con sus pares de Brasil, Chile, Paraguay y Perú. No fueron parte de esas conversaciones los cancilleres de Uruguay y de México, dos países que mantienen fuertes diferencias con la postura de la OEA y en línea con el presidente electo en Argentina, Alberto Fernández, expresaron su repudio a lo que consideraron fue "un golpe de Estado".
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