New York, la Séptima Avenida, Madrid, Bangladesh, Messi, Di María y Perón

       Costanza y Ricardo Bianchi en la Séptima Avenida

Aquí se hará el banderazo previo al partido. N.Y. y en particular Manhattan, con sus avenidas llenas de gente, de espectáculos, comercios y oficinas, diversidad de visitantes, la hacen única. En razón de que Avianca nos extravío las valijas, salimos con mi hija a comprar de apuro ropa íntima, remeras, etc. Al pasar por esos típicos comercios que exponen sus artículos en la vereda, pedimos precio por valijas y nos atendió un señor con rasgos hindúes y recordando negocios iguales en Madrid, le pregunté si era pakistaní, me respondió que era de Bangladesh, la que según mi recuerdo conformaban un solo país después de separarse de India. Nos pregunto de dónde éramos y le contestamos que de Argentina, vimos de inmediato una transformación en el vendedor y preguntándonos si habíamos ido para ver la selección. Obviamente, se hizo evidente su empatía con la selección y particularmente por Messi, que nos rebajó el precio de la valija de 65 a 50.

Bueno, a la noche, después de cenar juntos a mi hermana Rosa María que vive en México Capital y vino para estar con nosotros en la permanencia en N.Y. En la misma calle del hotel donde nos hospedamos, en la 45, nos encontramos con un comercio de las mismas características del anterior y las chicas que estaban buscando un artículo en particular ingresaron. El señor que nos recibió, al igual que el anterior, evidentemente de la misma procedencia, se quedó conmigo en la entrada porque yo quería esperar sentado. Para entablar una conversación le hice la misma pregunta, si era pakistaní, reaccionó como leche hervida diciendo que era de Bangladesh. Me preguntó si eramos europeos a lo cual contesté que eramos argentinos y que habíamos ido a ver el partido. Pude apreciar, o al menos así lo vi, que se le iluminó la cara y en su limitado español, comenzó a hablar de Messi y la selección. Para acicalarlo le agrego que nosotros tres eramos nacidos en Rosario, ciudad que compartíamos por nacimiento con Leo Messi, Ángel Di María, Giovani Lo Celso y también el director técnico que si bien nació en un pueblo pegado a Rosario, Pujato, de jovencito iba todos los días a entrenar a Newell's, donde terminó debutando como jugador. 

A esa altura el Bangladesh estaba en un estado exaltado al punto que me mostraba su brazo diciéndome que se le erizaba la piel al hablar de Messi. Para mí sorpresa comenzó a nombrar a Perón con la misma emoción que lo embargaba al nombrar a Messi. Repitió varias veces a Perón y me dió pie para decirle, que en razón de mis años, de jovencito, 13 años, alcancé a conocerlo personalmente en los años 1953/54 al pasar en tren por Rosario, a paso muy lento, donde Perón que estaba parado en el último coche que antiguamente viajaban los guardas del tren. Este vagón tenía la parte de atrás totalmente abierta y Perón saludaba a la multitud que se había agrupado para verlo. Nos fuimos al hotel y me fui pensando en este hecho desconocido para mí de la inserción de Perón en el pueblo Bangladesh y su historia. 

Como la mente va hilvanando pensamientos, valoré la prédica de Guillermo Moreno cuando en cada participación que hace pone en el centro la doctrina peronista y su aseveración de que la cosmovision filosófica, humanista y política, sería parte de todos los países del mundo, tal como parece ser parte del pueblo Bangladesh. Como remate de esta historia que comenzó con fútbol, recordé un artículo que escribí en solitario, sobre Moreno, a quien no conozco personalmente, un tiempo antes de que dejara de pertenecer al gobierno de Cristina, donde era objeto de críticas de adentro y afuera del peronismo, que titulé Un patriota llamado Moreno y defendía, al menos era el propósito, de valorar la gestión al frente de la Secretaria de Comercio. Con el paso del tiempo, veo con objetividad que fui un tanto exagerado pero que rescato, fundamentado por la militancia, claridad doctrinaria y pasión que tiene, todas las condiciones como para ser llamado un patriota.

Por Ricardo Bianchi