El sindicalismo está atravesando una etapa impensada: no sabe dónde ubicarse frente al Gobierno de Javier Milei. La renuncia de Pablo Moyano a la CGT, por discrepancias con la “mesa chica” sobre la estrategia política a seguir, es una muestra de esa confusión.
En el sector automotor, el gremio de SMATA jugó un papel fuerte a favor de la candidatura de Sergio Massa. Desde la posición más dura del secretario adjunto, Mario “Paco” Manrique, a la más conciliadora de su titular, Ricardo Pignanelli.
El N° 2 de los mecánicos es diputado nacional y, hace unos días, también renunció a la secretaría gremial de la central obrera, anticipándose a Moyano. La cohabitación entre Pignanelli y “Paco” se logró por una prolija división “de hecho” de jurisdicciones.
Manrique, por ejemplo, ejercía su poder en automotrices como Volkswagen y Ford, hasta que asumió como legislador, mientras que Pignanelli es el referente absoluto en Toyota.
Es la automotriz más importante -la que más produce, vende y exporta- y la que más afiliados al gremio tiene. Todo lo que sucede en la planta de Zárate adquiere más importancia por el peso específico que tiene en el sector.
Pignanelli es un dirigente “dialoguista” y eso se vio en la excelente relación que tuvo con el expresidente de la marca japonesa, Daniel Herrero. Manrique, todo lo contrario. Llegó a decir que a los empresarios había que “prenderlos fuego”. Hoy, por el paso del tiempo, Pignanelli está delegando sus funciones, respecto a la relación con esta terminal, en su hijo Sergio.
En esa automotriz hay una gran vida gremial y eso quedó evidenciado en la previa de las elecciones pasadas cuando, desde la comisión interna, se manifestaban a favor de Massa y gran parte de los operarios -muchísimos por debajo de los 30 años- eran partidarios de Milei.
Desde el triunfo del libertario, la relación entre los delegados y la plantilla ya no fue la misma. A esto se sumó que, cuando se abrió en la empresa el retiro voluntario hace unos meses, muchos delegados históricos se acogieron a ese beneficio. Este hecho, más el empoderamiento de Sergio Pignanelli, tienen convulsionada a la actividad gremial en la fábrica.
En las últimas semanas, se viene produciendo una serie de situaciones que muestran el enfrentamiento interno. Esta semana, tuvo una escalada más.
Pignanelli (h), que maneja la delegación Zárate del gremio, viene librando una batalla con el cuerpo de delegados históricos. Esto lo llevó a suspender las elecciones para elegir la representación gremial.
Hace un mes decidió intervenir la comisión interna de Toyota y desde entonces está dando de baja a todos los delegados que vienen con mandato de largo tiempo y los está enviando a trabajar a la línea de producción. Algunos, renuncian por su cuenta al cargo gremial y vuelven al llano.
"Gente buenos días, solo para comunicar a los chicos de MH que a partir de hoy dejo de cumplir función gremial por decisión personal. Pido disculpas si alguno siente que le estoy fallando pero entiendo que es lo más sano. Agradecido eternamente a la gente que me brindó su cariño y respeto durante 14 años. Feliz y orgulloso de haber tenido la posibilidad de conducirlos durante este tiempo. Gracias eternas", dice el mensaje que un delegado envió a un grupo de operarios.
Toyota es una automotriz con un gran número de delegados (se cuentan por decenas) y, al parecer, abusaban de ese beneficio gremial. “Apretaban gente y venían a trabajar poco, Ahora, algunos, están volviendo a la línea de producción”, contó un operario sobre la situación interna..
El viernes, en algunas asambleas por áreas que se hicieron en la planta, Pignanelli oficializó que la conducción sindical de la planta está intervenida y que, por el momento, no habrá elecciones. Planteó que primero hay que organizar el desorden en el que está la empresa en materia gremial.
También es parte del problema el manejo interno de los delegados con el personal. Algunos aducen que el fracaso de convocatoria en las últimas marchas (de la CGT o contra el Gobierno) se debió a que se flexibilizó la estrategia de forzar a los trabajadores a concurrir.
Operarios con años en la empresa reconocen que ese método ya no tiene chance de implementarse porque los operarios más jóvenes no aceptan esa imposición y los más viejos tampoco ya se dejan manejar de esa manera.
Fuente: mdzol.com
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