sábado, 2 de agosto de 2025

AVENTUREROS, MERCADERES Y PIRATAS

      

 La doble moral inglesa de amistades e intereses, es uno de los misterios de este pueblo de mercaderes protestantes. Jose Luis Busaniche dice que después del desastre de la Armada Invencible, "... holandeses e ingleses lanzaron sus piratas y corsarios al Atlántico en un sostenido esfuerzo por anular el tráfico marítimo español y dar caza a los galeones portadores de oro y plata del Perú. A ello se agregaban depredaciones en los puertos desguarnecidos. Ya en 1578, el famoso Drake había pasado el Estrecho de Magallanes y asolado las costas americanas del Pacífico; diez años después, el corsario Cavendish (1587) saqueaba las costas de Chile; Rochard Hawkins, en 1594, se apoderaba de barcos españoles en Valdivia; van Noort (holandés) hacia lo mismo en 1601 en Valparaíso, y Corles en Castro (Chiloé). En las costas del Atlántico, más accesibles a los ataques marítimos, ingleses y holandeses arreciaban sus insultos y a menudo se presentaban también con fines puramente comerciales". ([1])

Siguiendo esa doble moral inglesa, George Canning en carta a Sir Williams Coute del 18 de octubre de 1822, pide que reclame ante España por la captura de un barco inglés que comerciaba con los rebeldes de Buenos Aires, agregando al reclamo la solapada  amenaza de reconocer la independencia, y olvidando la propia piratería de la Corona Británica, protestaba porque los piratas españoles capturaban barcos ingleses, y condenándolos como "enemigos comunes ellos de toda nación civilizada" (sic), por lo que se reservaban el derecho de violar el territorio español para perseguirlos en nombre de la civilización. Y para completar la doble moral, termina la carta con especiales y cuidadosos consejos a Sir Williams, para que no se vaya a olvidar de reiterar al Rey de España el respeto que ellos tienen por los "lazos de amistad" que existen entre las dos Coronas. ([2])

A partir de las invasiones inglesas al Río de la Plata de 1806 y 1807, Gran Bretaña envió sobre Hispanoamérica un torrente de comerciantes, piratas y aventureros. John Street, profesor de la Universidad de Cambridge, nos refiere: "La circular de Popham a los comerciantes ingleses, juntamente con la vista del tesoro que él envió a su país e hizo desfilar en triunfo a través de Londres, causó furor, particularmente entre los comerciantes del norte, que se apresuraron a enviar a la rica y nueva conquista todas sus existencias de mercaderías paralizadas en su país por falta de mercados. La flota de comerciantes llegó, pero ya Buenos Aires se había perdido; se introdujeron, por lo tanto, en Montevideo, cuando Auchmuty tomó esta ciudad, algunos para vender lo que pudieran, y otros para esperar los resultados de un nuevo ataque a Buenos Aires. La pequeña ciudad se llenó con 2.000 comerciantes y aventureros británicos y una tenebrosa horda que sería difícil de aceptar aún bajo el título de aventureros". ([3])

[1] Busaniche José Luis. "Historia Argentina", Edit. Solar-Hachette. p. 114 y 115 / Steffen Soler. "San Martín y su conflicto con los ingleses". p.81.

[2] Webster. "Gran Bretaña y la independencia de América Latina" t.II, p.520, carta 539, Archivo del F.O. 72-258 / cit. por Steffen Soler. o.cit. p.81.

[3] Street John. "Gran Bretaña  y la independencia del Río de la Plata". Paidós 1967. Biblioteca Latina, p.141 y notas nro.124 y 125 / Steffen Soler. "San Martín en su conflicto con los liberales". p.76.

Fuente: La Gazeta Federal

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