Por Leonardo Castagnino
Dice la historia y la leyenda, que Marco Polo viajó al lejano oriente a traer canela, y que con ese hecho cambió la historia de occidente. Lo que Marco Polo trajo del lejano oriente fue algo más importante que la canela: fueron los libros de estrategia diplomática, de espías, de servicios secretos y de tácticas militares que los chinos habían desarrollado durante siglos en las luchas entre los distintos reinos. Describir esas tácticas de estrategia escapa a la finalidad de este trabajo, pero vale la pena nombrar algunas que serían determinantes en nuestro destino de América: “divide y triunfarás”, “apoyar al débil para debilitar al fuerte”, “dejar una puerta abierta para que escape el enemigo”, y la del “súbdito ofendido” o la “diplomacia del marinero herido”, entre otras.
Venecia era una región rodeada de agua y fácilmente defendible. Una minoría veneciana, que detentaba el poder y dominaba financieramente a toda Venecia, se cuidaría muy bien de dar a conocer esas tácticas de estrategia que en cambio usaría para prevalecer ante vecinos y enemigos. Fomentando la intriga y discordia entre ellos, apoyaba al más débil para que debilitara al más fuerte, y luego prevalecer sobre ambos. Sentados en un banco propio, en “la plaza pública”, hacían sus negocios financieros y oficiaban de prestamistas y usureros; de ahí el término “banco” para las entidades financieras. Cuando no tenían más crédito, simplemente se retiraban sin pagar, rompiendo el banco, y de ahí el término “quebró la banca”.
Como Venecia les quedara chica se trasladaron a Ámsterdam, ciudad enclavada en una región de similares características pero mejor ubicada que Venecia, donde fundaron un imperio financiero. Cuando Ámsterdam no les fue suficiente, hacia el siglo XIII emigraron a Londres, donde se reunían, ya no al aire libre de “la plaza”, sino en un bar de Londres llamado Lloyd, que daría el nombre a sus empresas financieras y de seguros. Contaban con una agencia de servicios secretos, cuando aún América no tenía ni miras de ser descubierta. Así fue como, al decir de Jauretche, los venecianos pasaron a ser “los ingleses de los ingleses”.
La geografía de Inglaterra le daba ciertas y claras ventajas. La comunicación entre cualquier punto era facilitada por la proximidad a la costa, y el hecho de ser una isla les daba la protección natural contra cualquier ataque enemigo. Prácticamente no necesitaba ejército, porque con sólo una buena armada le era suficiente. Francia en cambio, por citar un ejemplo, además de su armada debía mantener un poderoso ejército para defender sus fronteras terrestres. La ocupación de Gibraltar (1704), obligaba a Francia a mantener dos flotas, una en el Mediterráneo y otra en el Atlántico. Así se convirtió Inglaterra en el árbitro de Europa y comenzó a prevalecer sobre las naciones europeas. Esta técnica de apoyar al débil para debilitar al fuerte tiene muchos ejemplos en la historia de Inglaterra, como su alianza con Holanda para desplazar a los portugueses de la India, obteniendo de paso ventajas en las colonias holandesas, y aliarse después a los portugueses para desplazar a los holandeses, obteniendo de ese modo ventajas en las colonias portuguesas. Los franceses también fomentaban y aprovechaban las rivalidades internas en otros países, para obtener beneficios. Podemos citar como ejemplo a la India, que pasó de ser un país con industria textil, a un país agrario donde morían de hambre millones de personas: cinco millones entre 1850 y 1875 y quince millones entre 1875 y 1900. Como en otras latitudes, los ingleses restringen en la India la navegación y la construcción naval. Romesh Dutt dirá que “en verdad la humedad de la india bendice y fertiliza otras tierras”. Según Digby, “el tesoro extraído por los británicos entre la batallas de Plasey y Waterloo oscila entre quinientos mil millones y un billón de libras esterlinas”. No vale la pena hablar del oro y la riqueza del mundo que están en el museo de Inglaterra.
Los ingleses contrabandeaban opio de la India a China, y como el emperador restringió el tráfico, los ingleses inician las tres “guerras del opio” (1842, 1856 y 1858) apoyados por otras potencias. Con la derrota de China, Inglaterra obtuvo la apertura de los puertos al comercio inglés y se queda en posesión de Hong Kong. Algo parecido a la guerra del opio sería la “guerra del guano”: una compañía inglesa con sede en Santiago de Chile explotaba el guano en las costas de Bolivia y Perú. Como éstas pretendieron aumentar los impuestos al guano, Inglaterra armó una guerra que dejó a Bolivia sin costa y sin guano, y a ambas con menor territorio. Ejemplos como los anteriores podemos ver en distintas partes del globo y en distintas épocas. Para apoyo de su flota, Inglaterra se posesiona de territorios de ultramar: Gibraltar (1704), El Cabo (1795) Ceylan (1796), Malta (1800), Buenos Aires (1806), Mauricio (1810), Singapur (1819), Malvinas (1833), Adén (1839), Hong Kong (1842), Chipre (1878) entre otros. También el gobierno inglés se quedará con el canal de Suez acortando las rutas marítimas, y siendo éste para buques a vapor, terminará con la competencia de la navegación a vela. Y todo esto con la injerencia del estado británico. También se quedará con gran parte del Canadá francés.
domingo, 29 de diciembre de 2019
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