Por Ernesto Martinchuk
El presidente Alberto Fernández aseguró que “la palabra ética es muy importante” para él. “Este es el gobierno de la ética; por nuestra ética política estamos haciendo esto. Es la ética de todos nosotros, que entramos a la política para abrazar a los más necesitados y darle voz a los que no tienen voz”.
Mientras tanto, los intendentes del Frente de Todos, Alejo Chornobroff (Avellaneda), Juan José Mussi (Berazategui), Mario Secco (Ensenada), Alejandro Granados (Ezeiza), Mauro García (Gral. Rodríguez), Mariel Fernández (Moreno), Blanca Cantero (Gral. Perón), Mayra Mendoza (Quilmes) y Nicolás Mantegazza (San Vicente) no accedieron a revelar sus sueldos.
Pese a ser información que cualquier ciudadano tiene derecho a conocer, -ya que sus sueldos se solventan con dinero de los contribuyentes- esta información, -una cuestión básica de transparencia y de Ética, que también cuenta para muchos gobernadores- está lejos de estar accesible para los ciudadanos que los eligieron.
El argentino ha internalizado -desde hace ya muchos años- falsos valores. Muchas veces se suele escuchar decir, a muchas personas, “Lo siento así y por eso lo hago”. Es porque al individuo se le ha enseñado que la libertad es libre expresión, pero sin medir consecuencias. Donde existen derechos pero no obligaciones. Donde la única que vale es mi palabra, “mi verdad” El otro ha dejado de existir, entonces su palabra y su ser, como persona, tampoco existen. Sólo valgo yo, primero yo, siempre yo, como persona, como eje del mundo.
Hace algunos años, por cuestiones profesionales, estuve en Europa, en pleno invierno. Iba a cruzar una calle y curiosamente había un señor que estaba parado en una de las esquinas y no cruzaba la calle. El frío era terrible. Por la calle no había gente ni autos, pero el hombre estaba esperando que cambiara el semáforo, para darle paso. Yo en ese momento pensaba: “Este tipo está loco”. Entonces la pregunta que surge es ¿quién tenía razón, esa persona o este argentino “piola”? ¿Ese hombre es mejor que el argentino? ¿Esta creado con otra fibra? La respuesta indica que esa persona no es una buena persona por ese acto, sino que, sólo es una persona educada.
El argentino puede ser bondadoso y auténtico a la vez. Por ejemplo, cuando uno viaja en taxi, muchas veces el taxista se olvida de uno. Capaz se pone a hablar con una persona que le pregunta algo y se olvida que tiene un pasajero. Este taxista tiene un alma bondadosa, pero es un inmoral, ya que primero debe cumplir con su deber.
Muchos piensan que ética es la actitud de Amado Boudou, Fernando Niembro, Sergio Massa, Milagro Sala, Hebe de Bonafini, Alperovich, Juan Emilio Ameri, Ricardo Echegaray, Donda, etc... Sin embargo, lo que nos debe preocupar es, –en todos los casos- su inconsciencia ética. Por un lado, se encuentra lo que me corresponde y por otro lo que debo hacer.
Algunos dicen que la escuela tiene que ser mucho más interesante. Pero no se dan cuenta que tanto la escuela como la cultura y todo lo que se aprende es un deber. O alguien le preguntó a un niño si la leche materna le gusta o no.
El querer es un crecimiento posterior de la libertad a través del deber. Después de haber estudiado los clásicos de la literatura, haber visto la física, la matemática, la química y muchos otros temas la persona crece del deber al querer.
El presidente también consideró que “el mérito sirve si a todos les damos igualdad de condiciones. Si el mínimo de condiciones no está dado, el mérito no alcanza. Eso definitivamente es así”.
En un mundo en el que sólo tienen valores las cosas y los objetos, ¿cómo se puede vivir sin sueños y sin horizontes? Cada sociedad va modelando a sus hijos de acuerdo con sus costumbres, pero siempre hay sueños y necesidad de valores.
Todos necesitamos valores. Queremos la educación de nuestros hijos, pero, ¿qué tiempo estamos dispuestos a recortar para estar con ellos y trasmitirles que está bien y qué está mal?. La primera escuela es la casa, donde los padres van inculcando valores y respeto por los demás y por lo público.
Discépolo dijo en un tango: “La Biblia llora junto al calefón” y la reflexión es que llora porque está a la misma altura que el calefón. Algo tiene que estar por encima de eso ya que, en este caso, la Biblia significa valores superiores. Muchas veces existen valores pero no hay jerarquía y, como consecuencia, se destruyen esos valores.
El problema de la Ética viene desde el nacimiento. La primera etapa es autoritaria hasta que el chico toma conciencia de lo que está bien y lo que está mal. El niño aprende lo que no se debe hacer.
Según Kant, siempre existe una pelea interna entre lo que uno quiere y lo que debe hacer, entre lo subjetivo y lo universal.
Debo comportarme éticamente porque me castigan. El sujeto humano obra porque él mismo se dicta la ley. El grado superior de la Ética es la acción en sí, sin la especulación de la ganancia. Es el eslabón más alto. Generalmente se trata de fórmulas normativas y de responsabilidad, a los cuales debe ceñirse cualquier profesional que desee ejercer de manera moral su profesión.
La persona que actúa éticamente es la que continuamente se plantea el dilema. Está bien, o está mal lo que estoy por hacer. Ético no es el personaje que se deja llevar, sino el que se hace el planteo, porque la Ética, es la moral de la inteligencia. La ética busca mejorar a las personas, a la política y fundamentalmente a las instituciones.
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