El robo de los flexibles que se encuentran en los medidores de gas es una práctica delictiva cada vez más frecuente y que a diario genera serios dolores de cabeza a distintos vecinos de Mar del Plata. En los últimos tiempos, el crecimiento de este tipo de hechos es exponencial y obliga a Camuzzi Gas Pampeana a destinar una "erogación enorme" para reparar el daño y garantizar, cuanto antes, la continuidad del servicio en las viviendas afectadas.
La estadística de los episodios que lleva contabilizados la distribuidora es contundente. Solamente entre julio y agosto se reportaron alrededor de 1300 casos, y así, en lo que va del 2023, se acumulan casi 3 mil casos, seis veces más del saldo que se registraba hace tan sólo 3 años atrás.
"Esto se mantiene en el tiempo y con números realmente preocupantes. En el 2020, había alrededor de 500 casos, en el 2021 empezamos a hablar de 2300 casos y en 2022 ya fueron 3 mil casos. Siempre son cifras importantes y con una tendencia creciente", advierten voceros de la empresa, en contacto con 0223.
Si se tienen en cuenta estos números, entonces podría decirse que, por día, se producen en Mar del Plata más de 20 robos de flexibles de medidores. El promedio, de todos modos, es probablemente mayor, ya que también hay muchos usuarios que no tienen sus instalaciones en regla y evitan notificar a Camuzzi del robo para restablecer el servicio por su propia cuenta.
Aunque en Camuzzi reconocen que la problemática no es exclusiva de Mar del Plata ya que también "está muy extendida" en otras ciudades del país, sus representantes recientemente decidieron presentar una denuncia en la Justicia local para avanzar con una investigación al respecto y también han elevado informes a la municipalidad para dar cuenta de la recurrencia de este delito.
Lo curioso es que el poder de reventa que tiene el material de cobre que se extrae de los flexibles no parece representar, a priori, una suma tan "jugosa" para los delincuentes que están detrás de estas maniobras. En chatarrerías de la ciudad el kilo de cobre se paga entre 4 y 5 mil pesos, bastante por debajo de los valores que se usan como referencia a nivel internacional, y estas piezas suelen no suelen pesar más de 100 gramos.
"Detrás del robo del flexible lo que hay es es un material de cobre para su posterior venta a chatarrerías o comercios similares. Definitivamente hay un mercado para la colocación de este tipo de elementos pero no tienen otro uso más que ese porque son pequeños tramos de cañería que no sirven para otra cosa. Sólo se pueden usar para vender al peso", explican las fuentes consultadas.
En la distribuidora reconocen que la constante seguidilla de robos representa una "enorme erogación en términos de materiales y sobre todo de mano de obro" pero consideran que el mayor costo pasa por la seguridad. "La mayoría de los delincuentes arrancan el caño directamente y dejan el gas perdiendo, con el riesgo asociado a que eso pueda generar una explosión y lastime a alguien", ejemplifican.
Además, en algunos casos, los ladrones también ocasionan roturas que dañan la instalación interna del servicio de gas a los domicilios, lo que complejiza aún más la reparación. "En estas situaciones no sólo se necesita de la intervención de Camuzzi, sino también de un profesional matriculado. Entonces, al dolor de cabeza que implica no tener gas, hay que agregar los robos en donde se termina rompiendo la derivación de la cañería que va hacia el interior de la casa y ahí sí implica un costo extra para el usuario", afirman en la empresa.
Fuente: 0223
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