Dra. Costanza Bianchi
En las últimas semanas, impulsado por el actual Ministro de Economía y candidato a presidente, se ha instalado el debate acerca de la creación de una posible CBDC Argentina.Las CBDC -Central Bank Digital Currency-, son dinero digital emitido por un Banco Central, mayormente ligadas a la Tecnología de Registro Distribuido, la cual es utilizada por las llamadas “criptomonedas”. La tecnología de contabilidad distribuida (DLT) permite ofrecer pagos y liquidaciones transfronterizos en tiempo real, más baratos y seguros, dada su estructura.
La cotización de estas monedas, está ligada al dinero de cada país emisor. Es decir, un euro equivaldrá a un euro digital. Conforme información brindada por el Banco de Pagos Internacional (BIS), más de 100 países se encuentran estudiando esta posibilidad, como una alternativa al dinero que existe en la actualidad.
China fue el primer país en poner en marcha un proyecto de CBDC. Se estima que el 10% de la población ha tenido contacto con este tipo de dinero al menos una vez. Al momento, según informes oficiales, se utiliza en 23 regiones y habiéndose realizado transacciones por el equivalente a unos u$s 13.900 millones.
Recientemente, la Presidenta del Banco Central Europeo ha declarado que la fase de estudio acerca de un posible Euro digital ha concluido y se puso en marcha la fase de preparación, que dará comienzo el próximo 1 de noviembre y tendrá una duración estimada de dos años.
En Latinoamérica, Brasil se ha adelantado con su Real digital denominado DREX, el cual se encuentra actualmente en fase piloto, donde el Banco Central está probando diferentes aplicaciones y casos de uso para la CBDC, esperando que su integración a la economía de aquél país en 2024.
Por su parte, Argentina no se queda atrás, proponiendo proyectos que han desatado debates y discusiones dentro de la industria cripto y de la sociedad. El primer disparador lo da el Ministro Sergio Massa, en pleno debate presidencial, anunciando a la ciudadanía la creación de un peso digital.
Inmediatamente las organizaciones y los referentes del sector se pronunciaron en contra, sin conocer las bases del proyecto ni su posible funcionamiento, fundándose en la privacidad y anonimato, en la libertad financiera que propician las criptomonedas de carácter privado y en la no intromisión del estado en esta área.
Unas semanas más tarde, Santiago Siri, conocido actor en la industria cripto, publicó en redes sociales un proyecto de moneda digital el cuál podría llamarse SUD.
La moneda estaría respaldada, en un porcentaje, por el minado de Bitcoin, a través de la utilización del gas de venteo de Vaca Muerta. No queda claro cómo se integrará el valor de esta moneda, y si lo hará en base a una canasta de monedas y/o bienes o servicios que el Estado Argentino posea o produzca.
Esto nos lleva a pensar que el precio del SUD podría componerse por indicies de cotización de metales, litio, gas, petróleo, entre otras reservas mineralógicas que el país tiene y produce, además de la producción granos y oleaginosas que podemos aumentar al doble, ya que contamos con los mejores recursos edáficos del planeta.
Si esta moneda se valoriza, sin dudas consistirá en un referente en la región y a nivel mundial, dado que las CBDC que se están planteando en el mundo cotizan al mismo costo que la moneda del país emisor. En ese sentido, no se ha aclarado si el proyecto constituye una CBDC.
Claro está, que para que un proyecto de este tipo funcione, la normativa argentina debe ser modificada, así como la Carta Orgánica del BCRA. Además, el Estado deberá diagramar un esquema, a través de contratos inteligentes, en donde la emisión no sea indiscriminada y se base en un plan económico no inflacionario.
De más está decir que la población necesitará de un incentivo para utilizar esta moneda. Si la cotización es la paridad 1 peso 1 sud no tendrá sentido. Por el contrario, si la cotización obedece al valor de otros activos y el esquema de emisión convence al usuario, el mercado hará que el valor y el uso de la moneda resulte atractivo.
Por otra parte, se ha puesto sobre la mesa temas sensibles como la protección de los datos personales, la privacidad, el control que el Estado ejercería sobre las finanzas privadas, y otros asuntos relacionados que no convencen al ecosistema cripto, más bien lo repelen.
Sin dudas resulta un tema interesante, de estudio y debate con todos los sectores de la sociedad que se encuentren interesados en el área. Saludamos que así sea.
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