"Otro año llega a su término, mientras que, con la inquietud, los deseos y las esperanzas de siempre, aguardamos uno nuevo", dijo el Papa en la homilía de la tradicional misa de Nochevieja, que pronunció la noche de este sábado desde el balcón central de la Basílica de San Pedro.
"Con el espíritu lleno de agradecimiento, nos preparamos para cruzar el umbral de 2012, recordando que el Señor nos observa y cuida de nosotros", manifestó ante personalidades eclesiásticas y civiles, entre las cuales destacó el alcalde de Roma, Gianni Alemanno.
Por otra parte, el Pontífice recordó que los cristianos ponen en manos de Dios en estas últimas vísperas del año "las tragedias de este mundo y le ofrecen las esperanzas de un futuro mejor".
El Papa subrayó que "no hay lugar para la angustia frente al tiempo que pasa y no vuelve" porque ahora "es el momento de confiar infinitamente en Dios" al mismo tiempo que resaltó que los cristianos "están llamados a reavivar en sí mismos y en los demás la nostalgia de Dios y la alegría de vivirlo y testimoniarlo".
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