Andrés Manuel López Obrador dedica más de la mitad de su energía de cara a la asunción de la presidencia en diseñar un ajuste histórico de la política de México. El plan aún no se conoce en profundidad pero en México advierten que será durísimo. Para dar el ejemplo,
"AMLO" se bajará el sueldo a la mitad y
prohibirá que ningún funcionario público de ningún órgano del Estado cobre más que el presidente, que percibirá menos de 6 mil dólares al mes. AMLO ajustará además una suma multimillonaria en cajas chicas y privilegios de los funcionarios, que no podrán tener seguro médico particular y sin límites, sino que deberán atenderse con la obra social del Estado. Se acabarán los automóviles nuevos, camionetas blindadas, choferes, guardaespaldas, viajes en helicópteros o aviones privados, y en muchos casos comidas y vinos caros. En tanto que lo que sobra del Presupuesto nacional volverá a rentas generales y no se perderá en los pasillos del Poder Judicial o el Congreso. Y planea reformar la Constitución para
reducir hasta en un 50% los recursos que reciben los partidos políticos en todos los congresos. Además de recortar en el Ejecutivo, AMLO le exigió a los otros poderes que hagan lo mismo:
al Congreso, a la Corte Suprema, al Instituto Nacional Electoral y hasta el colegio de escritores. Su mano derecha, el senador Martí Bartes, lanzó el
"Tupper Challenge" para que
los senadores se lleven su comida al Congreso y de este modo ahorren 130 millones por año en banquetes.
La pelea más fuerte es con la Corte. Tras reunirse con los 11 ministros del máximo tribunal, López Obrador consiguió que anunciaran un
recorte de 5000 millones anuales. Pero eso aún no sació al presidente electo porque esa suma ni siquiera implica el 8% del presupuesto total del Poder Judicial. Incluso el colegio de escritores quedó en la lupa del presidente electo.
"Parecen jueces, al menos ganan como tal", disparan en el partido de AMLO en relación a los escritores. Estas medidas ya le ganaron enemigos en todos los sectores al futuro presidente de México.
Jueces, legisladores, asesores, voceros, industriales y el grueso de la burocracia mexicana ya está en guerra. Hasta los jubilados: AMLO planea elevar la edad jubilatoria de 65 a 68 años.
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