Si la representatividad de los productores primarios en el flamante Consejo Agroindustrial Argentina (CAA) ya aparecía debilitada a partir de la participación de una Mesa de Enlace fragmentada (Coninagro, CRA y Federación Agraria se sumaron, pero la Sociedad Rural decidió abrirse soñando en conducir su propio foro agroindustrial), este sábado la imagen del productor en esa causa común quedó todavía más desdibujada con un comunicado de sectores “autoconvocados”, que decidieron “bajarle el pulgar” a esa movida.
El comunicado lo firma solo un sector de los productores autoconvocados, porque hasta en ese sector díscolo de productores parece haber internas irreconciliables y la Red Nacional ya no funcionaría como tal. En su reemplazo actúa la flamante AAPA (Asociación Argentina de Productores Autoconvocados), que antes de tomar esta decisión y hacerla pública mantuvo reuniones con los dirigentes tradicionales del ruralismo.
En efecto, la AAPA contó que este sábado se realizó una reunión virtual por zoom, en la que participaron Daniel Pelegrina (SRA), Jorge Chemes (CRA), Norberto Niclis (CONINAGRO) y Carlos Achetoni (FAA). Fuero de los cuatro representantes de la dividida Mesa de Enlace, hubo rpoductores de Salta, Jujuy, Tucumán, Chaco, Santiago del Estero, Santa Fe, Córdoba, La Pampa, Entre Ríos , Buenos Aires, Mendoza, San Juan. Varios de ellos eran de economías regionales. Había “sobre todo productores con vocación de lucha”, remarca el comunicado.
De entrada en ese convite quedó expuesta una fractura entre diversos grupos representativos de poductores que de por si debilita mucho las chances de negociar con el gobierno de Alberto Fernández una buena ley de fomento a las agroexportaciones, que contemple ciertas mejoras en la estructura tributaria que pesa sobre el sector y ofrezca un horizonte de mediano plazo para las nuevas inversiones destinadas a producir más y exportar con valor agregado.
La letra chica de ese gran acuerdo, por cierto dificultoso, todavía no está definida, pero desde el vamos hay grupos de productores que desconfían y ni siquiera quieren sentarse en la mesa de negociación dentro del CAA, un espacio formado por medio centenar de entidades de toda la cadena agroindustrial que es timoneada sobre todo por el presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, José Martins.
Si te interesa, Bichos de Campo realizó un programa especial sobre este debate entre los distintos sectores:
En la reunión virtual de este sábado, según se informó en el comunicado, las tres entidades que forman parte del Consejo Agroindustrial (CRA, Coninagro y la Federación Agraria) resaltaron algo que parece de Perogrullo: “la importancia de estar sentados en la mesa, promover los cambios desde adentro”. Sus dirigentes también destacaron que “ante cualquier motivo de perjuicio a la producción primaria se levantarían de dicha mesa”.
Por otro lado, el presidente de la Sociedad Rural sigue dándole vuelta al asunto como chico ofendido porque no quedó al frente de la conducción ni la moderación del Consejo. Manifestó “una visión crítica de dicho espacio” porque “estaba otro espacio formándose en el que AACREA y arbechando estaban coordinando la Mesa de coordinación de la gobernanza para dejar en igualdad de condiciones de representatividad al campo con la agroindustria”.
Lo cierto es que después de un cruce de opiniones entre muchos dirigentes y productores, este sector de autoconvocados quedó más cerca de la posición de Pelegrina y así cooperó a dinamitar la representatividad que puedan llevar las otras gremiales del agro tradicionales al seno del Consejo Agroindustrial. Está este sector de rpoductroes en todo su derecho de desconfiar y permanecer al margen, pero con este pronunciamiento un flaco favor le está haciendo a los que apuestan que sí apuestan por el diálogo.
Los puntos salientes planteados por los autoconvocados para “bajarle el pulgar” a la estrategia conciliadora que plantea el Consejo fueron:
“Que la representación del campo estaba diluída en el CAA, siendo 3 versus más de 50 entidades de bolsas y cámaras, etcétera. Y que eso no correspondía. Que el campo y las economías regionales es un par con la agroindustria por su importancia económica y distribución geográfica”.
“Que los proyectos que se conocen del CAA favorecen enormemente a la industria, con la excusa del valor agregado, siendo que hay trabajos que demuestran que el agregado de valor no siempre es tal y que sí sólo se apoya en el diferencial de derechos de exportación es una carga más al sector primario”.
“Que el CAA está tratando de sumar voluntades de instituciones con la excusa de que a cambio esos productores van a recibir un beneficio económico de parte de la industria”.
“Que hay que ir por una eliminación total de las retenciones, con un cronograma concreto de cómo llevarlo a cabo.
“Que para un aumento de las exportaciones no basta con bajar los derechos de exportación sino que la eliminación del cepo cambiario y un tipo de cambio único, es condición indispensable para el desarrollo de inversiones a largo plazo”.
Que en estos últimos días surgieron proyectos de aumento de impuestos y de creación de otros, Y que hay un intento del control de Hidrovía (lo comparan con una recreación solapada de la Junta Nacional de Granos).
“A lo anterior se puede sumar las usurpaciones de tierras en Tucumán”, que fueron denunciadas por Arponor.
Que existen “transferencias de costos de la industria a los productores” y que esas industrias son las mismas “que te inviten a participar al CAA”.
“Que lo mismo sucede con los viñateros en Cuyo, donde son explotados por las mismas cooperativas que dicen representarlos y defenderlos en el CAA”. Este es un palazo directo a Carlos Iannizzotto, que preside Coninagro en nombre de Fecovita, la mayor cooperativa vitivinícola.
“Y que finalmente lo que sucede con el descontrol sobre la regulación de las aplicaciones de fitosanitarios y los proyecto sobre humedales en danza en el Congreso de la Nación, hacen un combo que deja como mínimo desdibujado al accionar de un CAA que busca aumentar las exportaciones, cuando estos dos temas limitan seriamente la producción en millones de hectáreas”.
Como se ve, intransigencia total y cero flexibilidad para fortalecer la posición de la Mesa de Enlace en esta nueva instancia de negociaciones. Este sector de los autoconvocados parece estar cobrándoles a las entidades facturas de marzo pasado, antes de la pandemia, cuando las gremiales tradicionales los dejaron solos en una marcha hacia la Expagro, que terminó siendo de escasa convocatoria.
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