“Las mentiras no son ni buenas ni malas, son como el fuego; pueden mantenerte caliente o pueden quemarte vivo. Dependerá de cómo las uses”. Max Brooks
Por Ernesto Martinchuk
El gobierno festeja una derrota como un triunfo, para seguir manteniendo el relato de quienes creían que la sociedad en su conjunto les iba a pasar una factura impagable, pero eso no sucedió.
Resulta evidente que estos dos años de gobierno del Frente de Todos (PJK), no han servido para demostrar que estamos ante una banda de forajidos, (quien comete delitos y luego se desplaza para escapar del accionar de la justicia) que retornaron al gobierno, porque existe una sociedad enferma. Han demostrado que volvieron, con hambre de poder, dinero y con un claro objetivo de liberarse de sus causas, lograr la libertad de sus criminales y transformarnos -sin que reaccionemos- en una republiqueta, donde la burocracia decide los destinos de la república. Esto demuestra que el problema no es de ellos, es de la sociedad argentina.
El gobierno y sus seguidores se dieron cuenta que, sólo les han llegado a sacar algunas bancas en el Congreso. Un costo mínimo que pagó el gobierno si repasamos los desatinos que no sirvieron para encender las luces de alarma y la ciudadanía no contempló, no recordó o directamente no le interesó a la hora de emitir su voto y detallamos:
- Los casi 120 mil muertos por Covid, en medio de un manejo corrupto e irracional de la pandemia.
- La bajeza de retirar y pisotear “las piedras del dolor” y arrancar las fotografías de las víctimas del Covid pegadas sobre el soporte marmóreo en el monumento a Manuel Belgrano.
- La inseguridad alarmante que se vive en todo el país.
- La hiper inflación a la que nos arrastran, donde el peso cada vez vale menos.
- La falta de un plan económico.
- Las jubilaciones de privilegio.
- Los ilícitos con la obra pública.
- La liberación de más de 10 mil delincuentes o la libertad de los corruptos K que hoy gozan de sus dineros mal habidos.
- El reconocimiento a los seudo mapuches.
- La ocupación ilegal de tierras.
- La desaparición de personas.
- La gente compró las mentiras de un presidente innoble.
- Las manipulaciones de una mujer enferma y psicótica.
- La existencia de legisladores sin diplomas pero con prontuarios.
- La falta de meritocracia.
- Al pueblo argentino no le importó que tengamos más del 45% de la población pobre.
- El cierre de las escuelas.
- Tampoco le importó que los chicos -tal vez sus hijos- de 10 años no sepan ni leer ni escribir.
- Tampoco que los estudiantes secundarios -tal vez sus hijos- no sepan interpretar textos y cada vez les resulte más difícil insertarse laboralmente.
- Que sus hijos sean “soldaditos” de la droga y mañana se los entreguen en una bolsa negra.
- El cierre de toda la industria.
- No importó castigar las festicholas de Olivos.
- No importó el vacunatorio VIP o la “compra geopolítica” de las vacunas.
- No importaron los gastos y viajes de la pareja del presidente.
- No importó que esta banda nos haya vuelto a sacar del mundo y apoyar regímenes como el de Cuba o Venezuela.
- No importó que hayamos tenido la “visita” de Evo Morales y Rafael Correa.
- El “plan platita”.
- Cerrar las fronteras hacia adentro y hacia afuera.
- No importó el manejo político de la justicia, la falta de justicia, con jueces que juegan para ellos.
- No les importó la muerte del Fiscal Nisman.
- No les importó que el gobierno tome como ejemplo provincias gobernadas por feudos.
- No les importó que China tenga una base secreta permanente en la Patagonia.
Nada de esto reflejaron las urnas. En cualquier lugar del mundo civilizado sólo uno de los puntos expuestos haría reaccionar a una sociedad sana, y erradicarlos definitivamente, pero esto demuestra que los argentinos estamos en problemas, por lo que ellos han vuelto a triunfar.
Ellos consideran un triunfo, no el resultado de los votos en las urnas, sino el clima político que mantienen intacto en el país y la provincia luego de la histórica debacle cometida en menos de dos años.
Vivimos en una argentina que ni siquiera parece tener memoria reciente, -por lo menos eso es lo que vimos reflejado en las urnas- y eso habla de la voluntad de una sociedad, que sufre el síndrome de Estocolmo y convalida a los mismos verdugos que asesinan todos los días sus esperanzas…
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