Inmadurez política
"En muchas oportunidades, como en una carta a Clarín en 1966, afirmé que es una triste muestra de inmadurez política y espiritual el exilio póstumo de don Juan Manuel de Rosas. Un hombre que luchó por la soberanía nacional contra potentes enemigos de fuera, así como contra los argentinos que desde dentro los apoyaban; en una época en que no había organismos internacionales que permiten exponer y haga condenar las agresiones, cuando un pequeño país solo podía confiar en la decisión, el coraje y el honor de sus hombres.""Sus adversarios mencionan una extensa lista de errores y de violencias, pero no mencionan los errores y violencias que ellos mismos cometieron. Sea corno fuere, una nación no se logra con la negación sistemática de los que contribuyeron a su fundamento, sino sobre el diálogo de buena fe, la crítica constructiva y el reconocimiento de los hechos, positivos del adversario, por encima de las diversas maneras de entender la complejísima realidad política y social. Y si no miremos cualquier país maduro, Francia, por ejemplo, donde las arduas querellas no han intentado borrar los nombres de los grandes conductores; donde hasta los más acérrimos enemigos de Napoleón caminan todos los días por la calle Bonaparte y por las avenidas que conmemoran sus batallas".
"Aquí, en cambio, en esta ciudad de Buenos Aires, hay calles que celebran la memoria de modestos concejales, por el solo mérito, quizá, de haber promovido la lucha contra el tabaco, o exigido salivaderas en los lugares públicos; pero no hay una sola calle, y mucho menos una avenida, para hombres como Rosas o Quiroga".
Ernesto Sábato. 1974
Fuente: www.lagazeta.com.ar
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